• 26/01/2016 01:00

Panamá, el canal y su destino

Hace más de medio siglo (en 1957), dijo el Dr. Vicente Sáenz, reputado profesor mexicano e historiador continental

Hace más de medio siglo (en 1957), dijo el Dr. Vicente Sáenz, reputado profesor mexicano e historiador continental, en el Paraninfo de la Universidad de Panamá: ‘América, la América bolivariana que piensa y sueña con un destino mejor, le está diciendo desde aquí (desde Panamá) a la raza humana que no serán los bombardeos ni los paracaidistas, que no serán los tanques ni las ametralladoras, que no será la fuerza como argumento supremo, la que a la postre tenga que dirimir los conflictos que surjan entre Estados o Gobiernos'.

Veinte años después de lo expresado por el Dr. Vicente Sáenz (en 1977), la República de Panamá, tal vez inspirada en las palabras del apóstol José Martí: ‘Trincheras de ideas son más poderosas que un escuadrón de acorazados', logra concretar la ratificación de los Tratados Torrijos-Carter, mediante los cuales se recupera la soberanía total de Panamá y la transferencia del Canal a su única y exclusiva jurisdicción y administración. Todo fue posible por la participación de varias generaciones de panameños convencidos de que solo con trincheras de ideas, con inteligencia, sin ánimo de perjudicar a nadie, pero apegados con decisión a sus derechos, podría un pueblo débil como Panamá abrirse paso hacia el futuro, con un alto espíritu de comprensión, de honestidad, de dignidad y de justicia.

Todos sabemos que, desde el día 31 de diciembre de 1999, como lo ordenan los Tratados Torrijos-Carter, Panamá goza de plena soberanía en todo su territorio y de los beneficios que produce la explotación de su mayor recurso natural: el Canal de Panamá. Es decir, logramos en función de la ‘Unidad Nacional', la solución que ha afianzado, desde la fecha indicada y para siempre, el legítimo derecho de posesión de nuestro Canal, lo mismo que la doctrina universalmente aceptada de que los pasos internacionales no deben tener otro fin que el beneficio de la humanidad, pero sin mengua del Estado ribereño en su carácter de soberano territorial. Y todo fue posible por la perseverancia, la inteligencia, la sabiduría, el patriotismo y la tenacidad diplomática de muchos panameños ilustres, apoyados por el pueblo en todo momento, y porque también tuvimos gobernantes capaces de cumplir con su deber, fuertes de ánimo por su civismo y su pureza, alérgicos a la corrupción y al soborno.

A propósito de lo anterior, hago memoria de lo dicho por el ex presidente de la República, Dr. Harmodio Arias, en una ocasión memorable: ‘Recuerden que los hombres de acción, los hombres de Estado, y me refiero a los de acción constructiva, buscan justamente a los hombres de estudio para que lleguen a conclusiones y aquéllos, a su turno, examinan, aprecian o adoptan, o rechazan, las conclusiones que los hombres de ideas, que los hombres de pensamiento han llegado a establecer como normas convenientes para la humanidad'.

Quince años después de la transferencia del Canal a Panamá, y nueve años de haber sido aprobado mediante referéndum, la ampliación del Canal para adecuarlo a las exigencias del tránsito marítimo moderno, y poder seguir sirviendo a todas y cada una de las naciones del mundo en lo que atañe a sus actividades marítimas comerciales y turísticas. Y después de avanzar en los trabajos de ampliación, previendo su inauguración para el mes de abril de 2016 (a pesar de los contratiempos confrontados por reclamos de las compañías constructoras y brotes de paros y huelgas de los trabajadores), no se justifica retraso alguno en la terminación de la obra, por defectos de filtraciones en las nuevas compuertas y reclamaciones de última hora de pagos millonarios por parte de GUPC.

En todo caso, vale la pena insistir en que el problema del Canal de Panamá, hoy como ayer, mañana y siempre, es y será de supremo interés de todos los panameños, porque es un recurso natural que nos pertenece a todos y, por lo mismo, requiere de todos, sin excepción alguna, su participación más genuina, responsable y patriótica, sobre todo en esta nueva etapa que nos convoca la decisión del acabamiento feliz y oportuno de la obra, pensando de preferencia en el bien común.

MAESTRO DE CIUDADANOS.

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