• 27/10/2016 02:01

Réquiem a la dignidad nacional

Vuelvo y repito, el problema no es que crean que somos un país bananero, sino que nos comportemos como tal

Hace unas semanas atrás la Asamblea Nacional (AN) aprobó en tercer debate, de manera unánime, el proyecto de Ley No. 363 del 1 de agosto de 2016 que tiene como propósito aplicar la Ley de Cumplimiento Fiscal de Cuentas Extranjeras (‘Fatca') en Panama, o sea, una ley gringa. Pero eso no es todo, la forma en que se propuso implementar el Fatca en Panamá viola flagrantemente al menos 5 artículos de nuestra Constitución: el 4, 17, 32, 42, 44 y 46, y sin embargo dicho proyecto fue aprobado por la AN de manera unánime, violando por ahí mismo el artículo 163 que le prohíbe a esta ‘... expedir leyes que contraríen la letra o el espíritu de esta Constitución'.

No hubo un solo diputado que se atreviera siquiera a decir algo. Atrás quedaron los gritos de aquellos que se rasgan las vestiduras en arengas vacías y huérfanas de la más mínima sustancia en temas no tan importantes como este. Tanto el primero, como el segundo, como en el tercer debate lo que hubo fue un monólogo silencioso de manotazos. En mi querida Facultad de Derecho de la Universidad de Panama, otrora bandera de nuestro Nacionalismo semejante atentado a nuestra soberanía y dignidad nacional pasó totalmente desapercibido. No pasó nada, pues hubo el mismo silencio en aquellos revoltosos que cierran calles, violando el libre tránsito de los connacionales, ejerciendo una defensa hueca de su propia ignorancia y complejo ideológico. Ni siquiera fue tema de discusión en los noticieros televisivos y radiales pues, asumo, no es un tema de rating popular. La ley que aprobó el Festival del Almojábano con Queso tuvo mayor impacto en la opinión pública y mayor atención en los medios de comunicación, gremios empresariales y sindicatos de trabajadores. Ni siquiera Frenadeso dijo algo. Todos han pasado cobardemente agachados, sobre todo aquellos que desde ya están pensando en aspirar a la Presidencia en el 2019.

Tan imperdonable indiferencia es un irrespeto y desprecio a la memoria y sacrificios de todos aquellos panameños que a lo largo de nuestra historia y armados solo con la verdad, la razón y el derecho internacional, pero sobre todo un gran amor por su Patria, supieron salir airosos en la defensa de nuestra soberanía e interés nacional. La excusa de que hay que aceptar que los países grandes se ‘sienten' sobre los pequeños pues ‘... el mundo cambio'... solo refleja el complejo de inferioridad y de país bananero de aquellos que la repiten.

El Órgano Legislativo de Panamá dócilmente ha renunciado a su soberanía legislativa en materia fiscal y se la ha entregado a los EE.UU. y próximamente lo hará, por lo visto, con Alemania, Francia y demás países OCDE que nos lo exijan. En otras palabras, los honorables diputados cedieron ante las presiones del interés nacional de un país extranjero, en este caso los EE.UU., sobre el interés nacional de Panamá de preservar intacta nuestra soberanía e independencia.

Este acto, es el mayor atentado contra la lucha histórica del Pueblo panameño por perfeccionar su ‘soberanía' y poder así ser dueños de nuestro propio destino, sin presiones ni exigencias de nadie, movimiento que pudiera rastrearse desde el Incidente de la Tajada de Sandía (1856), la formación de Acción Comunal (1923), la negación de Arnulfo Arias de armar la Marina Mercante panameña a solicitud del Gobierno de los EE.UU. (1941), negativa que le costó la Presidencia de la República; la Siembra de Banderas de 1959 en la Zona del Canal, el rompimiento de relaciones exteriores con EE.UU. en 1964, el rechazo de los tratados 3 en 1 (1967), la firma de los Tratados Torrijos-Carter 1977 y otra serie de expresiones y logros nacionalistas donde el pueblo panameño siempre expresó alto y claro que quiere ser dueño único de su propio destino, y esta es una aspiración legítima a la cual la OCDE ni los EE.UU. nos pueden obligar a renunciar y a la cual todo Gobierno está llamado a defender.

No ha sido sino desde que retomamos el canal en 1999 que hemos venido experimentando como país este crecimiento sostenido, envidiable por todo el mundo. Y esto es así, ya que por primera vez pudimos como nación tomar control de nuestro mayor y quizá único activo, cual es nuestra posición geográfica, y en base a ese activo y buscando la forma de exponenciar los beneficios a todo el país, se ha diseñado en el tiempo nuestra economía y fiscalidad de la misma forma que los países de la OCDE, en su gran mayoría industrializados y con régimen fiscal de renta mundial, han diseñado la suya.

Ellos tienen su derecho de hacerlo y nosotros el nuestro, así de sencillo, pero parece que el complejo de inferioridad y superficialidad de nuestra sociedad en general, tanto gobernantes como gobernados, nos impide ver que estamos nosotros mismos desmantelando todos esos logros. Vuelvo y repito, el problema no es que crean que somos un país bananero, sino que nos comportemos como tal.

ABOGADO

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