• 03/11/2016 01:00

3 de Noviembre: retos y proyecciones

Estos acontecimientos son parte de la memoria histórica del país y, por lo tanto, no pueden olvidarse

El 3 de Noviembre de 1903, un pequeño sector de los panameños decidió separar al Istmo de Panamá de la hermana República de Colombia para culminar un anhelo de libertad que históricamente latía en el corazón de los habitantes de este territorio. En ese momento, los istmeños olvidaron las viejas rencillas partidistas producidas por cruentas guerras civiles, aprovecharon el momento oportuno para liberar al Istmo y formar una nueva nación. Esa decisión tomada por los panameños hace 113 años, debe servir de ejemplo para los ciudadanos de esta generación para unirnos y cumplir con las nuevas tareas que el momento exige.

Hoy, al conmemorar 113 años de vida independiente, los panameños tenemos nuevos retos que cumplir: es necesario que el Estado apoye a la producción nacional para que los panameños tengan acceso a los productos básicos de su alimentación. Es vital que el Gobierno nacional respalde a la industria nacional, las iniciativas creativas capaces de generar empleo, pero, sobre todo, que defienda los intereses nacionales frente a la arrogancia de Gobiernos extranjeros que creen que luego de 113 años, todavía somos un protectorado.

Es necesario seguir impulsando el turismo, pero para que los beneficios de esa actividad se distribuyan dentro de la población que es dueña de esos patrimonios históricos, ecológicos y geográficos. Es importante que se tenga claro que el futuro estará garantizado cuando se exploten razonablemente los recursos naturales y humanos; que aprendamos a convivir con el medio ambiente, respetando y preservando los recursos naturales, la flora y la fauna, sobre todo, los pocos recursos hídricos que todavía nos quedan.

En este contexto, la calidad de la educación es fundamental para garantizar, no solo el desarrollo material de la sociedad panameña, sino su dimensión humana; para formar a un profesional que sea capaz de dominar los conocimientos científico-técnicos para competir en una sociedad del conocimiento que cada día es más exigente. Es vital formar a profesionales integrales, con valores espirituales fundamentales en un ser humano y no jóvenes-máquinas capaces de generar solo ganancias materiales.

Esa educación tiene que inculcarle al joven de hoy y del futuro una educación con una dimensión humanística, para que este profesional sea capaz de apreciar la música, el arte, admire y respete al medio ambiente, que respete las opiniones ajenas con el convencimiento de que en un momento dado podemos ser adversarios, pero que comprenda que somos parte de un solo país que requiere el mayor esfuerzo y capacidad de cada uno de sus habitantes para seguir caminado por los senderos del progreso.

El panameño de esta generación y de las que están por llegar, tienen que conocer que, en esta historia del país de 113 años, hay momentos claves, que marcaron un antes y un después, como lo fue la propia separación de Colombia, la gesta del 9 de Enero de 1964; que no olviden a los desaparecidos durante la dictadura militar y a los de la invasión de diciembre de 1989. Estos acontecimientos son parte de la memoria histórica del país y, por lo tanto, no pueden olvidarse.

En estos momentos, queda la responsabilidad de seguir preparándose para hacerle frente a esos nuevos retos que exige el nuevo milenio, una época en donde la competencia, la superación técnica y científica y el humanismo tolerante, se constituyen en una exigencia diaria. El apóstol de la independencia cubana, José Martí, decía que había que ser cultos para ser libres. Se ha dicho que el siglo XXI es el siglo del conocimiento, de la información, de las redes sociales, lo mediático y que quien no posea o domine esos conocimientos y esos instrumentos, prácticamente no podrá siquiera aspirar a encontrar trabajo dentro de este mundo globalizado.

Hoy se necesita el esfuerzo de cada uno de los panameños para convivir dentro de una sociedad pluriétnica y multicultural, en donde convivan diversas ideologías políticas y creencias religiosas. Un Panamá para que todos los hombres y mujeres de esta tierra tengamos igualdad de oportunidades y que al final del camino podamos decir con orgullo: ¡Alcanzamos por fin, la victoria. En el campo feliz de la unión!

DOCENTE DEL CRU DE COCLÉ.

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