• 18/02/2017 01:00

Orfphanus

El término Orfphanus, deriva del latín, proveniente del griego antiguo orphanós

El término Orfphanus, deriva del latín, proveniente del griego antiguo orphanós; cuyo significado en nuestro hermoso idioma según la Real Academia: ‘Dicho de una persona menor de edad a quien se le han muerto el padre y la madre o uno de los dos', aunque tiene otras acepciones.

He disfrutado la novela del escritor santeño profesor Eráclides Amaya Sáenz, cuyo título encabeza este artículo. Es un magnífico aporte a la literatura pueblerina santeña.

El autor, es ganador del Premio Nacional de Cuentos Darío Herrera en 1998, es músico acordeonista de renombre, ganador del Concurso Gelo Córdoba, en el recién pasado Festival Nacional de la Mejorana de Guararé; compositor musical, poeta, cuentista, novelista y ensayista.

Igual que Alfonso Molina, José del Carmen Saavedra, Sergio González Ruiz y muchos otros en el pasado; hoy los que nos han dado en llamar ‘escritores emergentes' como Marino Jaén Sánchez, Luis Barahona González, Herminso Rovira, este servidor; también pretendemos trasladar a las presentes y futuras generaciones, lo más hermoso de lo nuestro; la música, las tradiciones, costumbres, historias, narraciones, cuentos, la forma de hablar y tantas otras manifestaciones que identifican al hombre de la Región del Canajagua y de otras provincias en las que afloran nuestras raíces, afianzando nuestro sentido de patria y de pertenencia.

La novela de Kille Amaya, como le decimos sus amigos, es muy corta para mi gusto, porque me quedo ese sabor tan triste y dulce de la campiña, de nuestra gente, por su hermosa sencillez y a todas luces autobiográfica. Aborda y abarca varios temas contundentes de nuestros pueblos interioranos como la orfandad por diferentes causas, las diferencias entre familias, las famosas ‘rencillas' que no son más que conflictos irreconciliables por la tenencia de la tierra, que en su mayoría terminan con enfrentamientos armados, causando la muerte de varios de ellos. El egoísmo entre sus propios hermanos, el arraigado y desenfrenado deseo de tener y ser ‘ricos', es uno de los motivos fehacientes de aquellas ambiciones.

Entre los temas tratados en la obra del profesor Amaya está, precisamente, la migración del santeño a otras tierras en busca de ‘tierras libres' para trabajar la agricultura y posteriormente la ganadería; desde luego en la búsqueda de mejores días para los suyos, tema central e importante en su novela, la familia.

Es una obra en la que el autor echa mano como lo hizo en ‘La leyenda de Flaco Bala', de un surrealismo sutil que embellece aún más su obra que data de 1995, cuyo prólogo fue escrito por el apreciado profesor Milciadez Pinzón Rodríguez, sociólogo docente uno de los grandes defensores de la cultura y el folclore peninsular; quien concluye felicitando al autor ‘cuyo tesón permitirá una visión diferente de la región ‘, en clara referencia a la Región del Canajagua.

El manejo de los tiempos, el lenguaje, la sencillez de su técnica hace más apetecible la lectura de esta hermosa novela. Nos relata de forma cruda las vicisitudes de una madre santeña, que junto a su esposo y sus cuatro hijos marchan al este de la República y juntos emprenden una lucha por la vida y subsistencia; todo por lograr mejores condiciones de vida y por desgracia, el esposo muere ahogado en el río Mamoní, en circunstancias que luego el hijo mayor Hildebrando logra saber que no se debió a un asesinato como suponía.

La muerte del esposo los lleva a regresar a su pueblo santeño, en donde la familia Algandona, padres y hermanos del difunto de manera infame, de forma miserable tratan a su propia descendencia, negándoles apoyo y hasta la herencia que por ley le correspondía al difunto padre, por consiguiente, a sus hijos.

Es maravillosa la forma en que el autor describe, con bastante orgullo la forma en que esta madre luchadora, logra con su propio esfuerzo, llevar adelante la educación de sus hijos, formando profesionales valiosos para la comunidad.

La obra ha sido concebida con un criterio económico, con una portada sencilla, pero significativa, asumo que con el propósito de facilitar su adquisición a todos los lectores.

Por el contenido y las realidades presentes en esta obra, recomendamos al MEDUCA, que sea de lectura obligatoria en todas las escuelas del país.

ESCRITOR, FOLCLORISTA Y COMPOSITOR.

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