• 30/04/2017 02:03

Justicia ideal

‘Es probable que la suma de estos desvaríos jurídicos haya pasado desapercibida para los que operan de modo insano...'

Se cumplen ocho meses de la impensada partida de mi hijo hacia lo infinito. No conocemos todavía los motivos directos sobre este desenlace fatal, Carlos Augusto Herrera Guardia fue un icono de amor por sus hijos, a los que trató de defender con base a la Patria Potestad. En su corta vida terrenal resultó un innegable hijo de Dios, certificado por alguien con la debida autoridad, y sustentado meses atrás, en una conversación en Sabanitas, Colón, frente a este álgido tema. Nos dijo que lo conoció y auxilio espiritualmente. Por ello, la verdad sobre todo lo ocurrido la vamos a conocer en detalles, como a los responsables directos o indirectos de esta irreparable tragedia.

No vamos a ahondar en las fracasadas relaciones personales, y menos en los motivos que indujeron al extinto, para que de un modo ingenuo tratara de buscar el amparo de la ley, en su afán de proteger el derecho de sus vástagos, al acceder a la fallida justicia. Nos queda el resto de esta vida terrenal para comprobar, centímetro a centímetro, la mala intención aplicada a través de la odisea que lo llevó por ese tortuoso camino del engaño y encerrona, que se tejen a través de los vericuetos de la ley mal aplicada. Es probable que la suma de estos desvaríos jurídicos haya pasado desapercibida para los que operan de modo insano y alejados de principios como los de probidad y honradez.

Si hablamos ahora del Estado ideal, tenderíamos que elevar nuestros pensamientos para remontarnos hasta aquella efervescencia espontánea que activó la extraordinaria composición de los antiguos filósofos griegos que, en ese mundo clásico, se entregaron por completo al estudio y discusión, para delinear ese estadio ideal en aquello de promover la aplicación de la justicia, alcanzada a través de la ley. Es asombroso comprobar cómo este puñado de extraordinarios pensadores pudo conjugar las esencias sobre garantías, los principios morales y las reglas, para elaborar el andamiaje de esa persona ficticia, convertida al final en Estado político y derivado en jurídico, para convertirlo en árbitro sobre los reclamos de la justicia negada.

Este es el develado Estado ideal creado por los griegos, que en nuestro devenir histórico, y los menos capaces en una burda alegoría a la sapiencia, han disfrazado los ideales a través de una esfinge ciega, con una espada en la mano izquierda en descanso y en la otra mano elevada, la ostentación de lo que podría ser la balanza de la justicia inclinada hacia la izquierda, tal vez para proteger al más débil en el conflicto, y con toda una serie de hipotéticos mensajes, que ante los desmanes procesales impuestos por el hastío, han perdido el sentido de realidad.

Claro que contamos con leyes transcritas en las Constituciones y desarrolladas en Códigos, de acuerdo con las distintas ramas del Derecho, con lo que se trata de delinear lo básico, sobre el derecho sustantivo y lo que se reclame, en alusión al derecho adjetivo, pero estamos frente a la imperfección de la ley, aparte de la interpretación y aplicación de los derechos reclamados. Esto es un asunto muy complicado, si volteamos la mirada ante ese derecho ideal, establecido en ese mundo de la perfección, para cuando se hace el reclamo, se trate de subsumir lo pedido y concedido, en la llamada sentencia. Claro que se debe incluir este componente de una manera sintética, lo que nos resulta fácil, si está manipulado por una conciencia emocional. Debemos insistir que la creación del derecho como una herramienta para acceder a la justicia, tiene una connotación perfecta, lo que se diluye ante la manipulación humana con los componentes emocionales, que encierran tantas derivaciones en donde imperan los intereses particulares.

Si Dios lo permite y la tolerancia de los lectores da la oportunidad de expresarlo, vamos en lo sucesivo a desmenuzar todo lo que nos permite nuestra limitada inteligencia y la reducida educación en esta tarea sobre asuntos legales, y fijar nuestra postura crítica ante una serie de posturas tradicionales, como la equivocada denominación sobre; ‘Administración de Justicia'. Este subtítulo de conceptos compuestos, nos lleva a una elucubración de modo seccional, así Justicia se entiende como ‘un valor determinado como bien común por la sociedad'.

Con la justicia se trata de mantener la armonía dentro de la sociedad compuesta por personas e instituciones. Administrar tiene otras connotaciones alejas de la Aplicación de la Justicia. Carlos Augusto Herrera Guardia perdió la batalla aquí en la Tierra, porque la maldad ganó de momento. Seguimos.

ABOGADO Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

‘Nos queda el resto de esta vida terrenal para comprobar, ..., la mala intención aplicada a través de la odisea que lo llevó por ese tortuoso camino del engaño y encerrona, que se tejen...'

‘Con la justicia se trata de mantener la armonía dentro de la sociedad (...). (...) Carlos Augusto Herrera Guardia perdió la batalla aquí en la Tierra, porque la maldad ganó de momento'

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