• 23/05/2017 02:03

Colegio José Daniel Crespo... LXXV aniversario

‘Deberíamos sumar esfuerzos para recuperar la educación nacional, como el Dr. José Daniel Crespo'

Un día como hoy, 23 de mayo, de hace 75 años, se fundó el Primer Ciclo Secundario de Chitré; diecisiete años después, el 7 de julio de 1959, este prestigioso plantel de educación secundaria, fue designado con el nombre del Dr. José Daniel Crespo; honrando así su memoria. Desde entonces y hasta el presente, alma máter de generaciones de estudiantes que aquí abrevaron de su pródiga fuente, misma que les permitiera construir sus cimientos a profesionales de sólida probidad en los diversos campos del saber. Los logros de la institución han trascendido ya los linderos patrios; hecho loable y significativo; pero si bien el mérito es de todos y cada uno de quienes, en el pasado y ahora, integran esta comunidad educativa, considero que vuestro mentor espiritual es el acicate que los motiva a dar lo mejor, tratando de ser coherentes con las exaltadas virtudes de una mente preclara, de un humanista e intelectual visionario, pedagogo de vocación, estudioso y comprometido con la educación nacional, y por tanto, con los valores supremos de la humanidad.

El Dr. José Daniel Crespo obtuvo el doctorado en Filosofía con especialización en educación en la Universidad de Columbia, Nueva York, Estados Unidos. A su retorno fue nombrado catedrático de Pedagogía en el Instituto Nacional. En 1945 fue designado ministro de Educación, logrando la aprobación de la Ley 47 de 1946, Orgánica de Educación, que estableció la estabilidad y el escalafón de los docentes, en base a créditos y experiencia docente. Un avance notable para una nación en ciernes, con instituciones aún frágiles e inconexas. El septuagésimo quinto aniversario de la fundación de esta prestigiosa casa de estudios me motiva a compartir unas breves reflexiones sobre una de las tantas enseñanzas del eximio patriota, cuyo nombre, si bien distingue a los danielistas, también los compromete.

Años atrás, las instituciones financieras internacionales, concluyeron: ‘Todos los países en vías de desarrollo gastan, por lo general, mucho dinero en educación y sobre todo demasiado dinero en educación superior'. En el documento: La Factibilidad del Ajuste, los expertos recomendaron: ‘Para reducir el déficit presupuestario, una reducción muy importante de las inversiones públicas o una disminución de funcionamiento no conllevan riesgo político. Si se disminuyen los gastos de funcionamiento, hay que vigilar no disminuir la cantidad de servicio, aunque la calidad baje. Se puede reducir, por ejemplo, los créditos de funcionamiento a las escuelas o a las universidades, pero sería peligroso restringir el número de alumnos o estudiantes, pues las familias reaccionarán violentamente a una negativa de inscripción de sus hijos, pero no a una bajada gradual de la calidad de la enseñanza... Esto se hace poco a poco, en una escuela, pero no en el establecimiento vecino, de tal forma que se evita un descontento general de la población'.

El anteproyecto del Ministerio de Educación para reformar la Ley Orgánica planteaba: ‘Es del interés del Estado el desarrollo de la educación particular, por lo que, dentro de las posibilidades presupuestarias de este, el Ministerio de Educación reglamentará y llevará a cabo una política de auxilios económicos y otros apoyos a la labor docente que llevan a efecto los planteles particulares en educación, sin afectar los recursos que se destinan para los planteles oficiales'.

Según el Convenio de Donación con el Gobierno norteamericano, firmado después de la invasión, los principales factores que afectaban el mercado laboral, eran: ‘la política de jubilación por adelantado, el exceso de empleo estatal y la expansión de la escolaridad'. Lo cual quiere decir que, para el capital financiero internacional, que nos hace el favor de invertir y generar empleos, los panameños entramos a trabajar tarde porque pasamos mucho tiempo en la escuela; y rendimos poco porque nos jubilamos muy temprano. Y todo esto reduce la mano de obra barata; pero esto lo han ido resolviendo gradualmente; los ‘demócratas-cristianos', en 1991, aumentaron la edad de jubilación y los ‘revolucionarios democráticos', primero modificaron el Código de Trabajo, eliminando la estabilidad y facilitando el despido; en 1998 eliminaron las jubilaciones anticipadas y posteriormente, con la fementida modernización, quieren sacar de las escuelas públicas a los jóvenes, para que vayan a trabajar por sueldos de hambre y además, concentrar los escasos fondos destinados a educación para formar el recurso humano que el Sistema necesita, con conocimientos básicos, mentalidad subalterna y espíritu de servidumbre. En síntesis, la ‘modernización' responde a la política económica privatizadora, excluyente de las mayorías y concentradora del poder económico.

¿Y qué han hecho los Gobiernos ‘democráticos' con la educación pública? Antes, en quinto año se daba Filosofía y en sexto, Lógica; pues fundieron ambas en una sola y eliminaron la historia de Panamá, ahora, y solo para evitar protestas, incluyeron Historia de las Relaciones de Panamá con los Estados Unidos; un verdadero disparate. Primero porque Filosofía y Lógica son disciplinas fundamentales para el proceso cognitivo y la valoración integral de los fenómenos propios de la humanidad. Pero muy claro lo advirtió el Dr. José Daniel Crespo al decir: ‘En las oligarquías o regímenes totalitarios al ciudadano no se le educa en el verdadero concepto del vocablo; se le instruye, se le entrena o se le adoctrina, por mejor decir, en el cumplimiento sumiso de las funciones que, como a miembro pasivo de la comunidad, se le ha conferido... mientras la democracia liberal... abriga la creencia de que todo estado de cosas es perfectible, que nadie posee el monopolio de la verdad... los regímenes totalitarios se rigen por la creencia dogmática de que solo ellos están en posesión de la verdad y no aceptan siquiera discusión alguna de sus teorías o prácticas de Gobierno'.

Deberíamos sumar esfuerzos para recuperar la educación nacional, retomando las lecciones que nos legaran educadores ilustres, como el Dr. José Daniel Crespo. ¿Ud., qué opina?

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