• 10/06/2017 15:26

Una hora decisiva

La soberanía del país está en peligro y sólo el pueblo panameño, lo mejor de sus tradiciones, debe ser desempolvado.

En medio de una grave crisis nacional que ha vivido el país, producida por la corrupción más grande que conoce nuestra historia y cuyos sectores sociales y económicos están inoculados profundamente por ese cáncer terrible, un Estado agónico cuyas instituciones están en una condición moribunda, una clase política irresponsable, desprestigiada y absolutamente desacreditada, nuestra estructura familiar debilitada a extremos, nuestro presidente viaja a Washington para verse con el Presidente Trump.  El mismo que señaló que nuestro Canal nos lo habían regalado ellos y, por tanto, se entiende que pretende recuperarlo.

Varias administraciones han celebrado acuerdos secretos, como los tristemente célebres Salas Becker en los que le acceden derechos a los Estados Unidos en nuestro territorio, contrariando incluso lo establecido, no sólo en nuestra Constitución, sino aún en los Tratados Torrijos Carter, en los que el pueblo panameño reconquistó la soberanía que ahora vemos peligrar de manera dramática.

Es evidente que a donde estamos es también responsabilidad del Gobierno de Estados Unidos que ha dispuesto deliberadamente, a través de sus agencias, como por ejemplo su Secretaría del Tesoro, contribuir decisivamente a desestabilizar nuestra situación económica y social, al inventar procesos intervencionistas legales unilaterales, sin respetar nuestra soberanía, contra empresas panameñas, acusarlas y más de un año después aún sin presentar prueba alguna, haber destruido bancos, periódicos, comercios y un conglomerado de empresas que han sido traspasadas en procesos nada transparentes y causando un despojo histórico sin precedentes y desahuciando a más de 6 mil panameños sin empleos y sin poder sustentar dignamente a sus familias.

El silencio que han guardado las fuerzas políticas nacionales, frente a estos graves hechos, es sepulcral y añade un guiso de complicidad vergonzosa e injustificable, que encubre temores, cobardía y falta de carácter. Por ello, preocupa que tal conducta también se replica en el programado próximo encuentro azaroso en Washington.

La visita del presidente podría ser la antesala en la que Panamá se vea involucrada en una maniobra intervencionista y de control geopolítico en el continente con consecuencias funestas para lo que queda de nuestra república.

La soberanía del país está en peligro y sólo el pueblo panameño, lo mejor de sus tradiciones, debe ser desempolvado y asistir en esta hora decisiva a revalidar nuestra condición de libres, antes de que sea demasiado tarde y ya las cadenas nos impidan levantar el estandarte de nuestra libertad, dignidad y decoro.

En esta hora decisiva, llamo a los patriotas panameños a estar alertas y defender nuestra dignidad con las razones que nos da la historia de luchas y la Gracia de Dios de habernos regalado este pedazo de tierra que se llama Panamá

Tenemos la responsabilidad histórica de proteger, a la toda costa para que nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos no reciban mancillada su libertad y evitar a toda costa legarles la vergonzosa condición de esclavos.

Confío en el destino que Dios tiene para nosotros, independientemente de la majestuosa fuerza con que aparecen las fuerzas trogloditas que nos quieren someter.

Sin embargo, a pesar de las condiciones azarosas de este viaje, nadie tiene facultad alguna para disminuir, comprometer, hipotecar o debilitar a la patria y existe solo un camino que es el del decoro, la dignidad y la decencia. Cualquier otro, será infamia y traición y tal conducta no quedará impune.

Dios le da fuerzas al que no tiene ninguna y así espero que su mano poderosa se anime cuando vea que nos esforzamos, y con valentía, asumimos nuestro rol histórico de amar a la libertad, porque ella nos la legó nuestro Creador y no la dejaremos tirada por una orilla de la cuneta de la historia.

¡Así de sencilla es la cosa!

José Dídimo Escobar Samaniego

Cédula: 7-84-41

Mediodía del sábado, 10 de junio de 2017

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