• 14/06/2017 02:02

Gobierno con credibilidad cero

 Realmente no hay nada más falso que esto, pues en ninguno de los cinco artículos del documento se insinúa si quiera esa posibilidad.

La credibilidad del presidente Juan Carlos Varela y de su Gobierno ha llegado al nivel más bajo desde que asumió el poder el 1 de julio de 2014, una prueba de ello fue lo acontecido el pasado fin de semana con el Decreto 130 que establece directrices para la actualización de la información catastral.

El Gobierno saca el viernes de debajo de la manga, cual mago de circo, un decreto firmado por el presidente de la República y el ministro de Economía y Finanzas, que pretendía a juicio de sus más connotados voceros poner orden en todo lo relacionado al tema catastral en este país, el cual entraría en vigencia inmediatamente. La jugada que pensaron les saldría perfecta, se les convirtió en mueca, ya que inmediatamente salieron distintas voces de la sociedad a adversar dicho documento con el argumento de que se trataba del inicio de los famosos reavalúos que tanto temor causaron en la población durante el Gobierno del expresidente Ricardo Martinelli.

En 24 horas, las redes sociales estaban encendidas con el tema y solo se escuchaba el grito de rechazo al decreto ‘quitacasas' que estoy seguro pocos panameños habían leído y analizado. Alguien les había circulado que con este decreto presidencial el Gobierno tendría la facultad de aumentar el impuesto de inmueble y a todo aquel que no estuviera paz y salvo le quitarían la casa. Realmente no hay nada más falso que esto, pues en ninguno de los cinco artículos del documento se insinúa si quiera esa posibilidad.

El problema fue el pésimo manejo dado por el Gobierno a este tema tan sensitivo para la población que lleva varios años temerosa de perder la casa, si el Gobierno decide activar los reavalúos.

Toda esta tragicomedia terminó con una conferencia de prensa encabezada por el ministro de Economía y Finanzas anunciando, con cara de muy pocos amigos, que había tomado la decisión de suspender el Decreto 130 para someterlo a consultas entre diversos sectores de la sociedad.

Ahora me pregunto, ¿no hubiese sido mejor realizar ese período de consultas antes de publicar ese decreto que generó todo este dilema innecesario?

El presidente Juan Carlos Varela demuestra una vez más que ha perdido el olfato político que lo llevó a la Presidencia de la República, ya que viene dando tumbos desde el momento en que trató, sin éxito alguno, de justificar al país las cirugías que, con dinero de nuestros impuestos, costeó a sus allegados en Gobierno. Luego, el mandatario anuncia, sin una previa consulta, que todos los panameños que tenían cirugías pendientes serían hospedados en hoteles para luego realizarles dichas operaciones. Finalmente, de una forma misteriosa, sale del país sin una comunicación previa y la población se entera por redes sociales que se encontraba disfrutando de un viaje de placer en la final de la liga de campeones de Europa, atendiendo invitación de una empresa cervecera, a sabiendas de que el Código de Ética de los Servidores Públicos les prohíbe recibir regalos.

El ambiente del país y la imagen del Gobierno frente a todos estos desaciertos no era el más adecuado para salirnos con este decreto que, aunque no representa ningún peligro, viene a enrarecer aún más el panorama por la forma tan chambona como se presentó.

Es un hecho que el Gobierno ha encontrado aquí un nicho para incrementar las recaudaciones que han venido en descenso, pues las estadísticas indican que la mayoría de población no paga impuesto de inmueble en este país.

Pero ¿con qué moral sale este Gobierno a cobrar impuestos cuando no ha podido frenar el desorden que existe en la administración de los recursos del Estado? Una Asamblea Nacional repleta de denuncias por supuestos actos de corrupción, un Órgano Judicial en el que los magistrados se la pasan de aeropuerto en aeropuerto y un Órgano Ejecutivo donde el dinero se gasta a manos llenas en viajes, viáticos, autos, planilla, tratamientos médicos a los allegados y no solo eso, sino que seguimos con las mismas practicas de la pasada administración de proyectos llave en mano, licitaciones abreviadas, compras directas, sobreprecios y sin cambiarle una coma a la Ley de Contrataciones Públicas que tanto se criticó a la pasada administración.

¿Cómo creerle a un Gobierno que llegó prometiendo una Constituyente y que luego de tres años no ha cumplido?

Señores, solo les quedan 24 meses y cada día pierden más legitimidad, lo que representa un gran peligro en materia de gobernabilidad. Llegó el momento de dar un golpe de timón o simplemente correrán la misma suerte que el Titanic.

PERIODISTA

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