• 28/07/2017 02:00

Crisis de Venezuela y su impacto en Panamá

Más vale que así sea.

Desde el 4 abril de 2017, nuestra hermana Venezuela entró en una vorágine de confrontaciones y manifestaciones violentas en sus principales ciudades. Las que debían ser manifestaciones pacíficas convocadas por la oposición política, agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática, para enfrentar al Gobierno del presidente Nicolás Maduro y producir el cambio del régimen, se han transformado en batallas callejeras que han producido más de un centenar de muertos y miles de heridos. ¿Cuántos muertos y heridos más serán necesarios para abandonar la violencia y evitar un mayor desangramiento de ese hermano país?

Nuestra historia con Venezuela ha sido rica en relaciones de hermandad y amistad. Panamá fue parte de la Gran Colombia al momento de su independencia de España en 1821. Durante toda nuestra historia republicana, hemos tenido un intercambio económico y político importante y las migraciones entre nuestros dos países han sido razonablemente de oportunidades beneficiosas para ambos.

No obstante, a lo largo de los últimos tres años, al irse agravando la situación política y económica de Venezuela, se ha producido una creciente y conflictiva corriente migratoria de venezolanos a nuestro territorio, que alcanza volúmenes que superan las tradicionales y mayoritarias migraciones de colombianos, dominicanos y centroamericanos.

En un principio, empezaron a llegar distinguidos empresarios e inversionistas venezolanos que, previendo el agravamiento de la situación económica en su país, optaron por movilizar sus empresas a Panamá. Después, comenzaron a llegar perseguidos políticos y personas de diversa índole en búsqueda de mejores condiciones económicas de vida, ante las importantes carencias de alimentos y medicinas en el hermano país. Finalmente, ha entrado una oleada de miles de ciudadanos venezolanos particularmente de Caracas, considerada por muchos la ciudad más peligrosa de América Latina, constituyéndose en un problema político y de seguridad para el país. Ello es debido a la posible violencia criminal de estos emigrantes, asociados con pandillas locales y que puede ser parte del incremento de los incidentes delincuenciales de nuevo cuño en Panamá.

La crisis de Venezuela ha llegado a niveles muy graves. Es muy difícil predecir el curso de los acontecimientos. Pero parece evidente anticipar la imposibilidad del sostenimiento del régimen en ese país en su forma actual. La determinación del Gobierno venezolano de mantenerse en el poder a cualquier costo permite predecir un final fanático como la eventualidad más probable, debido a los actos de violencia de parte y parte, y el uso de armas de fuego en las confrontaciones y represiones.

Un aumento de la violencia en ese país, sin lugar a dudas va a incrementar el flujo de inmigraciones de venezolanos hacia los países vecinos. No obstante, Panamá parece ser uno de los destinos favoritos de los que huyen del estado actual de cosas en Venezuela. Ello se debe a que somos un país muy abierto, en donde es fácil entrar, fácil quedarse y fácil obtener empleo, ya sea de tipo formal o informal. Pero, no podemos darnos el lujo de convertirnos en un campo de refugiados y desplazados venezolanos, como ya la está siendo de los más de mil cubanos en nuestra frontera occidental. Por su parte, el Gobierno tiene una presión y resentimiento fuerte de los ciudadanos panameños para que establezca una política migratoria y así modificar la actual, que ha llenado nuestro país de extranjeros que compiten con la fuerza laboral panameña en tareas económicas saturadas o que se dedican a emplear a esas personas desesperadas en trabajos informales denigrantes, además de participar en otras actividades ilegales.

Más allá del reto presentado por tal afluencia de inmigrantes y desplazados, los estamentos de seguridad panameña también están preocupados por un aumento significativo en el flujo de elementos criminales, que tienden a agravar la situación de inseguridad del país.

El Gobierno panameño ha sido muy solidario con los ciudadanos venezolanos que llegan a nuestro país. De hecho, esa ha sido una constante frente a otros países que han tenido circunstancias similares. Dirigentes políticos panameños han procurado mediar entre las partes en conflicto en Venezuela, para llegar a un acuerdo aceptable entre ellas y resolver la crisis política, lamentablemente sin éxito.

Es del interés de nuestro país la atención de esta problemática que trasciende fronteras. A tales efectos, la coordinación de esfuerzos internacionales para la solución del problema debe ser un objetivo nacional. Algo es claro: debemos estar preparados como país para enfrentar los impactos de la crisis actual en Venezuela y su probable desenlace. Más vale que así sea.

ABOGADO

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