• 01/01/2018 01:00

Un proyecto altruista

Ser del campo o nacer campesino en medio de la pobreza es prácticamente un desafío, cuando se tienen sueños o metas de superación. 

Ser del campo o nacer campesino en medio de la pobreza es prácticamente un desafío, cuando se tienen sueños o metas de superación. Ello supone una asunción de riesgos que te hacen elegir entre arriesgarte o desistir y estancarte para siempre. Sin embargo, en un diminuto punto de la geografía panameña (comunidad de Achiote) se yergue un humilde, altruista y motivador proyecto denominado ‘Esperamos de ti que logres tus metas'.

No hay otro lugar de la Costa Abajo de Colón en el que campesinos comunes y corrientes, de manera desprendida, organicen año tras año un homenaje a los jóvenes de las distintas comunidades del corregimiento de Achiote que, con esfuerzo y apoyo de sus padres, alcanzan a graduarse del bachillerato. MOTIVAR a los jóvenes graduados a seguir sus estudios universitarios y profesionalizarse es el objetivo primordial de este humilde proyecto. Inicia en el 2011 con seis jóvenes agasajados, este 2017 fueron dieciséis. En total 80 estudiantes han tenido esta motivadora experiencia.

Luis Borbua y su esposa, la maestra Olga Cruz, Einar Pinzón y su esposa, Yaravis Montenegro, entienden e intentan inculcar a todos estos jóvenes que su preparación y profesionalización garantizará mejores días y progreso a su pequeña comunidad: Achiote. No hay segundas ni terceras intenciones, mucho menos politiquería, son personas humildes, de actuar altruista, que trabajan en silencio y dejan que el éxito hable por ellos.

Con recursos propios y el apoyo de amigos, logran organizar una ceremonia simple y sencilla, pero con gran calor humano, para homenajear el esfuerzo. El aula más grande de la pequeña escuela de Achiote es el escenario que guarda las experiencias de sacrificio, amor y entrega de los humildes padres campesinos para con sus hijos, narradas por ellos. Además de las expectativas y metas futuras de los chicos.

Una trova improvisada desde lo profundo del alma, cual gozo campesino, emerge de una madre orgullosa que en décima agradece a Dios por el logro de los muchachos. Para los congratulados un reencuentro con compañeros de la escuela, un brindis con champaña, obsequios, fotografías, camaradería y familiaridad entre los presentes. Toda una experiencia conmovedora en la que retener las lágrimas y palabras de agradecimiento, es casi imposible.

Este íntimo, exclusivo y esperanzador proyecto que Dios puso en el corazón de su humilde gestor (Luis Borbua), promueve el esfuerzo como medio excepcional que abre posibilidades y crea caminos para lograr sus metas. Así en un futuro, a mediano o largo plazo, que puedan aportar toda su sabiduría para el engrandecimiento de sus comunidades, aportando soluciones a las problemáticas más acuciantes.

En suma, no cabe duda de que en un pequeño país como el nuestro, al que la politiquería, la corrupción, las injusticias y desigualdades sociales mancillan a escalas impensables, hay gente que en su pobreza material entiende que el hijo de Dios, en medio de la grandeza del Padre, nació en un humilde pesebre; y que por tanto, con pequeñas cosas por amor al prójimo, podemos engrandecer a nuestras comunidades y a nuestra Patria.

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