• 23/05/2018 02:01

¿Mala práctica... médica?... Una opinión

‘La mala práctica es un riesgo cierto, [...] como sociedad debemos precisar los conceptos y extremar precauciones [...]'

Las denuncias públicas de mala práctica médica cada vez son más frecuentes, pero ¿cuántas de ellas progresan a demandas formales? Y de las últimas, ¿cuántas culminan en condenas? En los medios de comunicación social, periódicamente, se vierten acusaciones, incluso graves, contra médicos sin siquiera verificar si hubo un daño o si es factible demostrar nexo de causalidad, entre la supuesta víctima y el acusado. Ignorando que la sola publicación daña al presunto responsable; el juicio mediático, por lo general, es devastador; la presunción de inocencia y el derecho al debido proceso, que son garantías constitucionales, son desconocidas. Las demandas por mala práctica médica se sustentan en base al criterio de culpabilidad o sea al incumplimiento del deber objetivo de cuidado; pero valga recordar que la mala práctica no es privativa del médico, y también advertir que las demandas abusivas causan serios perjuicios, comenzando por la honra de los denunciados; que es uno de los bienes patrimoniales más importantes para todo ser humano; y cómo no serlo para quienes el objetivo fundamental es preservar la vida y la salud de sus semejantes.

La parte afectada, que formaliza la acusación contra el médico, tiene la obligación de aportar las pruebas, documentales, testimoniales y de carácter pericial, que convenzan al juez de la culpabilidad del imputado. Si no se cumplen las formalidades del procedimiento jurídico, pero sobre todo si no se demuestra, objetivamente, la responsabilidad del acusado, el juez debe absolverlo; lo cual suele ocurrir una vez agotadas todas las instancias y todos los recursos que el demandante utilice. Y aunque la instancia superior emita un fallo absolutorio, definitivo, irrecurrible, el calvario del médico se inicia con la difusión pública de la supuesta mala práctica, continúa con la notificación del proceso penal y prosigue con las declaraciones indagatorias, interrogatorios, etc.; lo que genera un estado de tensión emocional, que incluso no desaparece con la absolución, porque la estigmatización incide de igual modo e interfiere en el desempeño laboral; por lo que al daño psicológico se suma el económico; ¿quién, enterado de la denuncia, buscaría atención de un ‘matasanos'?

No conozco un solo tratamiento, quirúrgico o médico, exento de riesgos; lo mismo ocurre con los procedimientos de diagnóstico, particularmente los de carácter invasivo. Toda cirugía conlleva riesgos, incluyendo la peor, que sería la defunción. Un gran maestro mexicano decía ‘la cirugía menor no existe, en todo caso habrá cirujanos menores'; sin embargo, en muchos centros hospitalarios aún se encuentran rótulos de ‘cirugía menor'. Por ello es de suma importancia el consentimiento informado, para el médico que debe informar al paciente, de manera amplia, sobre los riesgos del procedimiento, y para el paciente, que debe comprender para dar su consentimiento.

Ha habido muchas demandas infundadas o temerarias, las cuales, lógicamente han terminado en sobreseimientos definitivos de los imputados, no obstante, ¿los daños causados cómo se reparan? ¿Quién les restituye la honra?, ¿quién y cómo los indemniza? ¿Debe conformarse el afectado con la pura absolución? El Colegio Médico debe abordar el tema y realizar un estudio serio de las demandas abusivas, para que, en base a un diagnóstico integral, pueda consensuar una estrategia coherente para reducir, a su mínima expresión las mismas. También los afectados deben tomar todas las providencias requeridas para acreditar los daños generados, para identificar a los responsables y para exigir la debida indemnización o resarcimiento por el daño moral.

Tengamos presente que biológicamente es imposible morir en perfecto estado de salud, pues algunos creen que basta la atención de un médico para que cualquier persona, por grave que sea su estado de salud, no muera...

La mala práctica es un riesgo cierto, pero no únicamente de parte de los médicos, en consecuencia, como sociedad debemos precisar los conceptos y extremar precauciones para evitar daños; tengamos claro que en toda actividad humana, particularmente en servicios, se puede dañar, por acción u omisión y bien sea por inobservancia de las normas, por negligencia, por impericia o por imprudencia. No hay excepciones y todos debemos procurar el cuidado debido o asumir las consecuencias.

¿Ud. qué opina?

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