• 27/05/2018 02:00

La transición política en América Latina

Solo le quedan a la izquierda, el triunfo de López Obrador en México y el improbable triunfo de Petro en Colombia; pues otros de derecha parecieran tener más opción

Hoy, la crisis del progresismo está en boga, la izquierda pierde fuerza y está retrocediendo. Surge el llamado antipopulismo, para muestra un botón: Argentina, Brasil, Chile y Ecuador. Las viejas y nuevas derechas luchan para lograr espacios perdidos (Macri, Temer, Piñera y Moreno). El motivo del desgaste obedece a los largos años de Gobierno y por haber caído en la corrupción y hoy pelean más por la defensa del legado, que por la batalla del futuro. Quedan por caer los regímenes de Nicaragua, Venezuela y Cuba. Tres países sostenidos por aparatos militares, aliados y próximos con potencias antioccidentales y agrupaciones terroristas, como la de Rusia, China e Irán y Hezbolá y Hamas; pero con profundo deterioro político, económico e institucional, acompañado de pérdida de garantías constitucionales, represión política y la expansión de todo tipo de ilegalidades (paramilitarismo, narcotráfico, lavado de dinero). De estos tres países exponentes de la izquierda latinoamericana, la caída de dos (2) de ellos es más demorada, pero no menos inminente; me refiero a Nicaragua y Venezuela, con dictadores como Ortega y Maduro, épicos, maquillados por la izquierda, contaminados por actos autocráticos, asesinatos y actos de corrupción e ilegalidad.

Solo le quedan a la izquierda, el triunfo de López Obrador en México y el improbable triunfo de Petro en Colombia; pues otros de derecha parecieran tener más opción. De ser esto cierto, se acabaron los años dorados de la izquierda en Latinoamérica; con la excepción de la férrea dictadura de los hermanos Castro en la Isla, que por la muerte de Fidel y la vejez de Raúl, quedaron obligados a ‘entregar las riendas' a un esbirro incondicional, como lo es el tal Díaz-Canel.

Fuera del reciente triunfo ilegítimo y amañado de Maduro en Venezuela, veo con certeza, una sangrienta y cruel guerra civil en Nicaragua, por quienes se oponen con justa razón, al régimen despótico y corrupto de Daniel Ortega.

En Venezuela hemos visto una ‘nueva farsa electoral', en una corta y amañada elección que dio el ‘triunfo' del eterno presidente, Maduro, frente a un exchavista —Falcón— y un evangelista —Bertucci—. El chavismo se ha reducido a una clientela fija, inmóvil y sin futuro, un régimen ilegítimo que pretende perpetuarse en el poder. Cada día más aislado del mundo y con escaso reconocimiento internacional; hundiendo las pocas relaciones que mantienen en abismos inéditos; los anuncios de medidas severas contra Venezuela; particularmente sanciones financieras, ojalá constituyan una estrategia adecuada y no un mayor castigo al pobre pueblo venezolano.

Mientras en Nicaragua, los tribunales son una farsa, los detenidos políticos padecen el calvario judicial y toda crítica al ejército opresor o a la versión oficial, es percibida como un ataque al interés nacional. Estos países tienen en común que están inmersos en un iceberg de desinformación destinado a promover los intereses del régimen.

Se agota la solución diplomática y política del conflicto en ambas naciones, pronto se requerirán reacciones enérgicas; Ortega y Maduro encerrados en su convicción fanática, ajena a toda razón histórica, tendrán que escuchar el rugido de la artillería y las ruedas de los tanques, en maniobras conjuntas con una vasta coalición de países de la región, para entender que la cosa va en serio y que ambos mandatarios deberán abandonar el poder y ser juzgados.

Todo parece indicar que, en esta parte de nuestro continente, quedó atrás el neoliberalismo de los 90, como también el progresismo de los 2000. Implica lo anterior un retorno de nuestros países a las practicas liberales de derecha; pienso que no, más bien nos sumamos a las incertidumbres globales que rigen el capitalismo imperante; mientras, la administración Trump relanza una peligrosa carrera armamentista y enfrentamientos en otros países del hemisferio.

ABOGADO

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