• 17/06/2018 02:01

Años electorales

‘El panorama es incierto e intranquilo, con un independiente desconocido, [...], financiado por el partido gobernante [...]'

Entre el año pasado y el próximo se estarán celebrado elecciones en más de 10 países de América Latina, en donde unos 625 millones de votantes estarán decidiendo sobre su futuro político. Y todo parece indicar que este trienio (2017-2018-2019) mueve el péndulo de izquierda a derecha, aunque en algunos casos, como en Venezuela, no prevalezcan las garantías para que se realicen procesos transparentes.

El primero en arrancar fue Chile, con la vuelta al poder del derechista Sebastián Piñera, dando a la mandataria saliente, Michelle Bachelet, un nivel de aceptación del 39 % versus el 84 % que obtuvo cuando terminó su primer mandato. Su partido cometió varios errores estratégicos que le costaron el triunfo al candidato oficialista.

Le siguió Costa Rica a principios de año, asumiendo como vicepresidenta la primera mujer afrodescendiente en el cargo. La señora Epsy Campbell estará de visita esta semana en Panamá y se organizan interesantes encuentros con ella y asociaciones vinculadas a los temas de igualdad de las mujeres. Con motivo del viaje del presidente Alvarado a Estados Unidos, la señora Campbell asumió como presidenta, siendo la primera mujer afrodescendiente en ejercer la Presidencia de un país de América continental. Contrario a Panamá, donde el presidente carga con su vicepresidenta para todos lados y si se ausenta, no la encarga, Costa Rica no queda en modo avión.

Las tres economías más importantes de la región, Colombia, México y Brasil tendrán elecciones este año y en los tres países se ha dado el fenómeno de que se han presentado (y en el caso de Colombia, han pasado a la segunda vuelta) candidatos alejados de los partidos tradicionales, como son Gustavo Petro en Colombia, Andrés Manuel López Obrador en México y Jair Bolsonaro en Brasil. Hoy domingo se decide quién será el presidente de Colombia y la contienda está entre Iván Duque, heredero político del expresidente Álvaro Uribe y Gustavo Petro, exguerrillero del M-19 y exalcalde de Bogotá. En los debates que he estado viendo en Twitter y en los medios colombianos hay muchos que alegan que votarán en blanco. Cito un tuit del periodista Jon Lee Anderson sobre la irresponsable decisión de votar en blanco: ‘Los que ‘no votaron' a Hillary porque no les gustó su peinado nos regalaron a Trump por 4 años'.

Sigo de cerca lo que ocurre en el vecino país, con el que compartimos una frontera indescifrable. Creo, como lo he conversado con entendidos que, si Sergio Fajardo hubiera unido esfuerzos con Humberto de la Calle, estaría hoy disputándole a Duque la presidencia y con muchas probabilidades de ganar. Lo mejor que puede hacer el candidato de Uribe, si llega a ganar, es cortar con él. Recuerden el libro de Iván Cepeda ‘Uribe y la derecha transnacional', donde muestra las similitudes y sociedades entre éste y nuestro nunca mejor ponderado ‘loco' Ricardo Martinelli, que volvió a Panamá esta semana para enredarnos la vida y hacer a diario su show, exigiendo un respeto a los derechos que él nunca respetó y hasta violentó.

No sé si los colombianos calcularon que en medio de la celebración de la Copa Mundial de Fútbol se celebraría la segunda vuelta. En un país que se caracteriza por ser superhinchas de ese deporte, ver un partido puede significar una alta abstención.

A México le toca el turno el 1 de julio y todo apunta a una victoria de AMLO a pesar de que los empresarios, que siempre han puesto al ocupante de Los Pinos del siguiente sexenio, están diluidos entre Ricardo Anaya, un tipo al que solo le faltó sacar una AK47 en el segundo debate, y José Antonio Meade, el ‘destapado' del Partido Revolucionario Institucional (PRI) sin ser miembro de ese partido y que no levanta pasiones.

Octubre tendrá de protagonista a Brasil, donde el ‘impeachment' a la presidenta Dilma Rousseff en 2016 le impidió terminar su mandato y su mentor político, Luiz Inácio Lula da Silva, que tiene los mejores pronósticos para ganar, está encarcelado. Lula cumple condena de 12 años de prisión por corrupción y lavado de dinero. En su defecto, se apunta a la figura de Jair Bolsonaro, del Partido Social Liberal, que sus detractores acusan de ser ultraderechista.

Y nos abocamos a las nuestras, que se realizarán en mayo de 2019. El panorama es incierto e intranquilo, con un independiente desconocido, salido de la nada, financiado por el partido gobernante para impedir que los que realmente se han doblado la espalda recogiendo firmas tengan su oportunidad. Es importante que tengamos presente que en casi todos los países donde se están realizando elecciones, y otros de la región, un fantasma recorre las gestiones de gobierno y las obras de infraestructura: Odebrecht. Y no podremos pretender erradicar la corrupción sin que sepamos a quiénes tocó y cómo en las elecciones de 2009 y 2014.

ARQUITECTA Y EX MINISTRA DE ESTADO.

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