• 06/11/2018 01:00

Lo que los diputados podemos hacer en la Asamblea (II)

Siguiendo con mis comentarios de lo que puede hacer un diputado ajeno a andar repartiendo regalos

Siguiendo con mis comentarios de lo que puede hacer un diputado ajeno a andar repartiendo regalos, hoy me referiré a otro trabajo de fiscalización, diferente al que debe hacerse en la Comisión de Credenciales, explicado en mi artículo anterior del 30 de octubre.

La alianza entre el Arnulfismo y la Democracia Cristiana terminó el 9 de abril de 1991. Era director de la Policía el abogado Ebrahim Asvat, primer civil en el cargo en 50 años. Quien lo reemplazó fue un dirigente arnulfista, Gonzalo Menéndez Franco, combativo abogado y perseguido durante la dictadura. No duró mucho en el cargo, porque durante un acto político de su partido en septiembre, Menéndez Franco, desatendiendo la prohibición legal de participación política de los miembros de la Policía Nacional, estuvo presente en el acto, lo cual fue cubierto ampliamente por los medios de comunicación.

Quien reemplazó al doctor Ricardo Arias Calderón como ministro de Gobierno y Justicia, el arnulfista Juan Chevalier, fue citado la Asamblea Nacional para que explicara la actuación de su subalterno el jefe de la Policía Nacional. Fue una sesión muy difícil, porque era la primera vez que esto sucedía en más de 21 años de dictadura. Al final de cuentas el Dr. Menéndez Franco tuvo que renunciar. Lo reemplazó el abogado Oswaldo Fernández, a la sazón director de la extinta Policía Técnica Judicial.

Ese trabajo de fiscalización se hace importante en el equilibrio de los poderes de un sistema democrático, donde el Ejecutivo debe estar expuesto a la censura del Legislativo, y el Judicial debe ser el custodio de que se respeten las leyes. En los cambios constitucionales se debe incluir el voto de confianza, que muchos países tienen para fiscalizar a los miembros del Ejecutivo, que sino lo pasan se ven obligados a renunciar.

Es eso lo que hace fuerte a la democracia. Que haya contrapesos, para que nadie se sobrepase en sus atribuciones y cumpla con sus deberes. Que haya balance para que todos estemos seguros de las actuaciones de nuestros gobernantes y que si se exceden en ellas, podamos censurarlos para que puedan arreglar los entuertos creados.

Reitero que no desarrollaré mi aspiración a ser diputado en la próxima elección en base a las falencias de los que antes han ejercido o ejercen el cargo. Habrá otros que se encargarán de tratar de ganar denunciando a los actuales diputados. Si queremos algo nuevo a eso debemos aspirar. Los diputados también tienen que estar en el ojo público. Para eso están los medios de comunicación que deberán continuar vigilantes de sus actuaciones. Para eso debe estar la Contraloría General de la República. Para eso debe estar la misma Asamblea, incluyendo castigos pecuniarios, para aquellos que son electos y no cumplen con sus obligaciones de asistencia.

De que se puede se puede. Así se hizo en 1989 cuando cayó la dictadura. ¿Por qué no aspirar a tener una mejor y más comprometida Asamblea Nacional? Dependerá en su totalidad de los electores.

Te invito a visitar mi página web www.guillermocochez.com para que me conozcas mejor.

ABOGADO, POLÍTICO Y DIPLOMÁTICO.

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