• 13/11/2018 01:00

¿Tendremos que votar por el menos malo?... ¿otra vez?

Las elecciones de 2019 se decidirán entre dos: Laurentino ‘Nito' Cortizo y José Isabel Blandón.

Las elecciones de 2019 se decidirán entre dos: Laurentino ‘Nito' Cortizo y José Isabel Blandón. Cualquiera de los dos pudiera darle al país el cambio que tan urgentemente necesita y que podría impedir una debacle como nuestros hermanos de Venezuela y Nicaragua.

Los partidos, y más, las ideologías, se acabaron. Se requiere un cambio, hasta que logremos hacer una reingeniería profunda con los colectivos políticos. Así libraremos al país de los males que lo han consumido históricamente desde su independencia, profundizados dramáticamente en los dos últimos quinquenios. Solo así lograremos que nos gobierne alguien que nos dé un permanente ejemplo de transparencia y buenas prácticas gubernativas; se rodeé de los mejores, aun cuando no sean de su partido; haga de la consulta con los grupos de la sociedad una práctica constante; no le importe nada enviar a la cárcel a cualquiera de su entorno implicado en un escándalo y, no confunda la cosa pública con la privada para beneficiarse él, sus parientes, amigos y copartidarios. Desafortunadamente esas cualidades han estado ausentes hace muchos lustros.

Tanto Blandón como Cortizo han tenido una vida política interesante y exitosa. El primero, exalumno mío, como suplente del liberal Ameglio en la Asamblea, varios periodos como diputado panameñista y alcalde de la ciudad de Panamá. El otro, también como diputado del Partido Solidaridad y como ministro de Agricultura, llegando ambos democráticamente a los puestos de elección que hoy aspiran.

Como en todo, nos encontramos con unos peros, los cuales llamaré anclas, porque el barco de ambos tiene frente a sí el recorrer cinco meses de turbulentas aguas, en donde se presentarán muchos obstáculos. Por lo que vemos, esos negativos serán los que más se utilizarán, de lado y lado, en la contienda tan particular que tendremos en mayo 2019.

El reflejo del gabinete de Juan Carlos Varela hoy guarda mucho parecido con aquel que lo acompañó al inicio de su gestión. Por su manera de ser, de controlar todo, más que ministros buscaba secretarios, que es prácticamente lo que le queda hoy. Se aisló del resto de la administración, sobre todo cuando sus jefes eran panameñistas; nunca hubo freno alguno, y lo vemos en entidades como la Autoridad del Tránsito, el IMA, la Lotería, la Autoridad Marítima, el Ifarhu, por solo mencionar algunas.

El país de hoy requiere de un buen director de orquesta, no de un renombrado solista que a cada rato le recuerde al público que lo abuchea que él fue electo para ese cargo. Esto significa tener un buen equipo, coordinado, no cada uno suelto por su lado, sin responderle a nada ni a nadie. Significa tener un presidente con capacidad de dirigir al país y no dirigido por su partido como pareciera pretenden algunos. Significa designar un contralor que cumpla con su rol fiscalizador desde el primer día.

Allí es donde vienen las anclas. De nada servirá si Blandón y Cortizo no se saben desligar oportunamente de las anclas oxidadas y pesadas que hoy le causan lastre, aunque las mismas les ayudaron a ganar sus nominaciones. Blandón, debe alejarse de los que han dominado al panameñismo en los últimos tres lustros; eso incluye a los hermanos Varela. Cortizo debe hacer lo propio con el que, por los beneficios recibidos, ha sido parte del Gobierno sin serlo, caso del diputado Robinson. Me aterra imaginar lo que Benicio aspiraría tener si gana el PRD, habiendo logrado tanto siendo oposición. Ahora que son candidatos pueden lograr zafarse de esas nefastas anclas. Hacerlo producirá una gran crisis interna, tanto en el panameñismo como en el PRD, pero es mejor una fuerte sacudida hoy que una amarga derrota mañana, sobre todo si es la tercera en línea.

Ojalá que la valentía y el coraje sea el sello que distinga a quien gane en el 2019. Basta de pusilánimes y mojigatos; de corruptos y atracadores. Basta de tener gobernantes que, más que eso, parecen ‘ladrones de gallinas'. No esperemos votar por el menos malo; hagámoslo por el que más compromiso tenga con sanear el país.

ABOGADO, POLÍTICO Y DIPLOMÁTICO.

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