• 19/01/2019 01:00

Visión y esperanzas para el 2019

La educación nacional tiene que trabajar con la cultura y el deporte de la mano.

Hace poco escuchaba a algunos panameños hablar sobre el país que sueñan y que, hasta ahora, sigue siendo una deuda pendiente para los que esperan que todo el éxito que muestran las cifras económicas oficiales del país se transforme en mejores días para unos y otros.

Pareciera que las expectativas siguen demostrando poca credibilidad en la clase política y que la brecha económica entre sectores de la sociedad se mantiene, a pesar de los esfuerzos de los últimos Gobiernos para cerrar esa brecha y lograr que más familias salgan de los bolsones actuales de pobreza y pocas oportunidades.

Los llamados valores humanos, éticos y morales del país están heridos en lo más profundo. Es como si el ADN de la nación estuviera herido de muerte. Sorprende que encuentres a panameños que aseguran que ‘no importa que robaron, pero hicieron', lo cual representa una expresión que demuestra que la idiosincrasia nacional ha sido trastocada con pensamientos que no son correctos para que un país y su gente avancen en positivo.

Es definitivo que la corrupción sigue siendo uno de los males que más profundamente hiere al país. La gente siente que ser honesto no lo lleva a ningún lado. Después nos preguntamos el porqué de tantos delitos en las calles, el porqué de tanta falta de credibilidad entre panameños y el porqué de la falta de oportunidades verdaderas. Parecemos un país donde solo el juegavivo o las influencias permiten que unos puedan obtener una mejor calidad de vida.

Los países en el mundo que han logrado un verdadero desarrollo nacional incluyente han tenido que implementar programas agresivos contra la corrupción, programas para sacar a familias de la pobreza y controlar los gastos desmedidos de cada administración.

Ministerios como el Mides se vuelven más necesarios para elevar la autoestima de los panameños, sumado al INAC que necesita adquirir mayor protagonismo para trabajar en esa transformación que contribuirá para que surjan más panameños honestos, creativos, innovadores y con una mentalidad propositiva.

La educación nacional tiene que trabajar con la cultura y el deporte de la mano. Ambos, cultura y deporte, tienen que ser promovidos de tal forma que aporten en la formación integral del ciudadano panameño. Los Gobiernos locales deben integrarse en este esfuerzo ahora que la descentralización juega un papel especial para promover el desarrollo del país.

Pareciera que no es complicado cambiar la situación nacional. El gran problema es la falta de voluntad y de políticas de Estado que nos lleven hacia una ruta clara para lograr resultados específicos.

El país necesita más que esperanzas para que las cosas cambien. Necesita compromisos serios, funcionarios capaces y honestos, planes de trabajo consultados y los cuales se puedan dar seguimiento y fiscalizar. Para eso, la rendición de cuentas y el acceso de información será vital para que la ciudadanía se sienta satisfecha por el uso de los recursos del país.

La visión del nuevo presidente del país a partir del primero de julio, devolverá la confianza a la ciudadanía o terminará por hundir a este país que ha estado tocando fondo desde hace varios años.

ESCRITOR, SECRETARIO NACIONAL DE CULTURA DEL PRD.

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