• 23/02/2019 01:00

Acton vs. King: el poder, ¿corrompe o desenmascara?

La observación hecha por Lord Acton a fines del Siglo XIX de que ‘el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente'

La observación hecha por Lord Acton a fines del Siglo XIX de que ‘el poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente', constituye un proverbio de la política. Pero nuestra Thelma King riposta que el poder no corrompe, sino que desenmascara. ¿Quién tiene razón, Acton o King?

Platón proponía en su República un Gobierno de un filósofo rey. Dicho filósofo, como amante de la sabiduría, sabría gobernar mejor que nadie la nave Estado con luces largas. O los filósofos tenían que estar dispuestos a gobernar, o los reyes debían estar dispuestos a filosofar. Para Platón no hay nada malo en la concentración de poder político en una sola persona, siempre que la persona tenga sabiduría, porque así gobernaría pensando en el bienestar general. No estoy seguro de si esto lo decía Platón en serio o si estaba haciendo la tomadura de pelo más grande de la historia, pero lo cierto es que los filósofos reyes no son muy comunes. Normalmente los gobernantes en el mundo real son personas bastante alejadas de ese ideal platónico y esta es la razón por la que los romanos se deshicieron de Tarquino El Soberbio y formaron una república, tradición que si bien fue interrumpida en la época de los emperadores, en Occidente hemos tratado de recuperar y mantener —con muchas variantes, incluyendo la británica que ellos llaman monarquía constitucional y que yo sostengo es un conjunto de repúblicas unidas por una familia real con funciones principalmente ceremoniales—, con el objetivo de limitar el poder político que una persona o pequeño grupo de personas puede ejercer en un momento dado. Todo esto, justamente porque creemos que la concentración de poder en pocas manos es algo demasiado peligroso. Punto aquí para Acton.

Pero en este debate imaginario entre Acton y King, propongo que habríamos de traer de moderador a Karl Popper. Este aportaría algunas cosas interesantes sobre la cuestión. Quiero resaltar dos. La primera, que el problema real más apremiante y más común en política no es tanto cómo elegimos a los buenos, sino cómo hacemos para limitar el daño que puedan causar gobernantes malos. Su propuesta en este sentido es que debemos diseñar las instituciones políticas pensando justamente en limitar el poder que unos pocos puedan concentrar, de tal modo que i) aun los gobernantes malos no puedan hacer tanto daño, y ii) cuando tengamos gobernantes muy malos, podamos recurrir a mecanismos de remoción relativamente poco traumáticos.

El segundo punto de Popper que creo particularmente relevante al debate Acton-King es que si bien las instituciones son fundamentales, no menos cierto es que en última instancia aun las mejores instituciones requieren de personas. Entonces, debemos procurarnos un sistema político diseñado para constreñir el poder y evitar su acumulación en pocas manos; un sistema que también nos permita remover del poder con relativa facilidad a los hombres muy malos que hayan accedido a él, y todo ello sin negar que debemos procurar que las personas que elegimos se comporten dentro del marco del respeto a las instituciones. Las personas, después de todo, sí importan.

Popper sugiere que las tradiciones juegan un papel en ligar las personas a la institucionalidad. Ejemplo de tradiciones que constriñen la conducta humana, aunque sea de manera psicológica, es la monarquía en el Reino Unido, con un jefe de Estado —el rey— que la población percibe que está por encima de las diferencias entre facciones que se manifiestan en la vida política. Tradiciones como esta pueden hacer más difícil la usurpación de funciones, porque la usurpación tiende a crear en la población la percepción de que están violando tradiciones importantes, y cuando las tradiciones son valoradas en la población, su infracción puede acarrear importantes costos políticos para el infractor. He allí un papel importante de las tradiciones políticas.

Allí lo tiene. En lugar de declarar un ganador, tanto Acton como King exponen puntos válidos que no son mutuamente excluyentes. Lo relevante en materia política es que: i) sin instituciones robustas, no hay sistema político que funcione, pero ii) aun las instituciones mejor diseñadas pueden ser corrompidas por personas. Es importante entonces mirar a quiénes elegimos como líderes políticos, pero también tenemos que procurar un diseño constitucional robusto con límites al poder y estricta separación de funciones y competencias, para asegurar que aun los muy malos no puedan hacer tanto daño y podamos removerlos a tiempo.

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