• 08/05/2019 02:01

La competencia comunicativa y colectividad

‘Hablar de competencia comunicativa requiere precisar su significado en términos de efectividad y de funcionalidad comunicativa'

La Competencia comunicativa para Hymes (1972) se construye en el proceso de interacción del sujeto con su entorno, a través de la cual, no solo adquiere conocimiento sobre los elementos y las reglas que estructuran su lengua materna, sino que además, adquiere la habilidad para usarla de manera apropiada o inapropiada con respecto a las situaciones de habla en que participa.

Además, la competencia comunicativa está mediada por la participación del otro, dado que toda comunicación está dirigida hacia un otro. Ese otro participa activamente en la interpretación de la producción del hablante. En este proceso se da un uso puramente comunicativo del lenguaje, en el cual según Habermas (2000), el lenguaje se usa a efectos de entenderse con alguien –es decir con otro miembro de su comunidad lingüística– sobre algo en el mundo.

En una comunidad lingüística, el uso de un código lingüístico refleja creencias, posiciones subjetivas, actitudes, así como los factores sociales, culturales, educativos y económicos, los cuales se transmiten a la manera de hablar de ese grupo particular. En razón a todos estos factores, se determina la competencia comunicativa de los miembros de dicha comunidad.

Hablar de competencia comunicativa requiere precisar su significado en términos de efectividad y de funcionalidad comunicativa. Un sujeto logra ser efectivo, en tanto responda de manera exitosa a las demandas comunicativas de su entorno y es un usuario eficiente de las diferentes modalidades del lenguaje. Por su parte, la funcionalidad comunicativa está dada por la posibilidad que tiene un sujeto de satisfacer sus necesidades básicas, a pesar de no responder de manera exitosa a las demandas comunicativas del entorno.

Tanto la funcionalidad como la efectividad están ligadas al concepto de bienestar comunicativo.

Bienestar comunicativo – satisfactor de las necesidades básicas fundamentales.

La participación social se asume como ejercicio de la interacción, a través de la colaboración, la cooperación y la comunicación, las cuales posibilitan la igualdad de oportunidades que deben tener los ciudadanos, el equilibrio entre las necesidades e intereses individuales y los colectivos, así como la toma de decisiones, prácticas y comportamientos que contribuyen a la organización y la cohesión social.

En consecuencia, la participación social requiere de un claro proceso de comunicación, como una de las estrategias fundamentales para la promoción de la autonomía, la interacción, el acceso a los bienes y los servicios disponibles y la posibilidad de generar satisfacción para el ser humano.

Es precisamente, a través de la comunicación que el ciudadano logra participar de la colectividad, comprende las explicaciones complejas, entiende los conceptos que no se refieren a realidades concretas, expresa significados con precisión, formula mensajes adecuados y pertinentes, argumenta con lógica, resuelve conflictos verbalmente, o está en desacuerdo con la exposición de motivos de sus conciudadanos. De allí que la participación exige de quien la ejerce el uso del lenguaje como herramienta para la interacción con el otro, o en concordancia con la propuesta de Habermas, entender que toda persona que comunica con el fin de lograr comprensión, debe generar pretensiones de validez, que pueden ser defendidas y que desde una visión contemporánea comprenda la acción operativa o de hacer participación.

PATÓLOGO DE AUDICIÓN Y LENGUAJE.

‘[...] la participación social requiere de un claro proceso de comunicación, como una de las estrategias fundamentales para la promoción de la autonomía [...]'

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