• 15/05/2019 02:01

Victoriano y Amelia Denis de Icaza

El devenir panameño tiene una figura excepcional en la cual confluyen los ideales de una nación aluvional como la nuestra.

El devenir panameño tiene una figura excepcional en la cual confluyen los ideales de una nación aluvional como la nuestra. Victoriano encarna a Juan Mendoza, Buenaventura Correoso y León A. Soto, panameños contestatarios del siglo XIX, asimismo sustenta la praxis de la épica de la soberanía con su coraje, decoro y equidad.

Victoriano es un hombre educado, uno de los pocos istmeños que saben leer y escribir en esa época turbulenta de Nueva Granada y la Colombia bogotana. El montañés intrépido en ruda lucha defendió su ideal. Puede morir rendirse no.

El sentido común, la latencia para reaccionar con sutil estrategia en el campo de batalla hace que Domingo Díaz, en la segunda etapa de la Guerra de los Mil Días, lo nombre general por sus aciertos en los numerosos combates en los cuales derrota a las tropas colombianas.

Victoriano, en el sitio de Aguadulce, se alumbra con luces de relámpagos cuando iba al enemigo a sorprender y le da jaque mate al ejército colombiano cuando ataca sus trincheras en las sombras del crepúsculo. Benjamín Herrera, lo pone en la línea de fuego, la de mayores riesgos. Victoriano, el invencible, con la astucia de los tigres, le da el zarpazo a los conservadores y los aniquila.

Los triunfos del cholo del Cacao alimentan el odio de los colombianos cuando en la conjura de Wall Street con Benjamín Herrera y la elite dominante panameña lo fusilan el 15 de mayo de 1903 en la plaza de las Bóvedas. El Tratado de Wisconsin es violado y en juicio sumario legalizan el crimen institucional contra el hombre nacido en selvas vírgenes.

Las letras nacionales lo inmortalizan, así como las pinturas luminosas como las de Changmarín. Las iniquidades contra Victoriano lo engrandecen.

Amelia Denis de Icaza es la primera voz lírica que le reconoce su valentía y entereza. El león de los bosques de América ni dio cuartel ni lo pidió jamás en su carrera audaz.

Victoriano visualiza a los Estados Unidos como el mayor escollo de Panamá, como sucede con el Tratado Hay-Bunau Varilla y el enclave colonial, la perpetuidad y los zonians .

El siglo XXI con la Lista Clinton es el ejemplo de la injerencia económica de Washington en nuestro país, así como los Panama Papers .

Belisario Porras y Victoriano se corresponden, se da una armonía como la de Don Quijote y Sancho, se complementan. Victoriano, antes del conflicto bélico de finales del siglo XIX, ya conocía a Belisario.

La unidad en la acción, principio dialéctico esencial, determina que el cholo coclesano salve a Porras del fusilamiento ordenado por Benjamín Herrera; lo libera de la prisión de Veraguas. El irascible general liberal, como Judas, entrega al imbatible Victoriano, como trofeo de guerra, a los yankees.

La Historia pone en evidencia que la vida, los sentimientos en el alma de los protagonistas son más veraces que los documentos, es el elán vital que mueve la praxis de los héroes de una nación.

Victoriano es el arquetipo para la juventud panameña, uno de los mentores de la saga nacionalista, la cual culmina el 31 de diciembre de 1999 con la eliminación del enclave canalero.

El cholo coclesano, soñó con la victoria, como lo hizo la juventud panameña con la épica de la Soberanía. El cholo de los grandes bosques de Coclé representa los valores ciudadanos, ausentes hoy.

Victoriano es el hombre de las dificultades, en él todo es difícil, a contracorriente. El líder de la indiada lucha contra los molinos de viento de la ignominia. La integridad lo lleva a resistir a los soberbios.

Victoriano ama con pasión, es pragmático se ajusta a las circunstancias, es sagaz. Victoriano es Quibián, Urracá y París, vive una épica de la esperanza.

Los aborígenes aún esperan la redención social, la justicia y dignidad de un Estado que respete los derechos humanos y los haga realidad en el bienestar de todos los panameños.

Recomiendo la lectura de dos novelas colombianas que dan un perfil extraordinario de Victoriano Lorenzo, Odios Fríos de Gonzalo España y La guerra perdida del indio Lorenzo de Rafael Baena.

HISTORIADOR, ESCRITOR Y DOCENTE.

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