• 05/06/2019 02:03

Al nuevo ministro de Ambiente*

‘Adoptar un enfoque de derechos humanos en la gestión ambiental en sintonía con los estándares globales sobre territorialidad, equidad y sostenibilidad; poniendo a la persona humana por encima de cualquier interés [...]'

En lo que esperamos que el presidente electo realice la designación del ministro de Ambiente, me atrevo a adelantar estas reflexiones, buscando escapar del personalismo que afecta a la crítica social en nuestro país. El que todo se reciba con nombre y apellido hace difícil el análisis de políticas; y ojalá llegase el día en que dejáramos de visualizar la cosa pública como tarima privada, entendiendo que hay procesos que trascienden los quinquenios presidenciales, lo que exige despojarse de agendas particulares y pensar en el bien común.

Desde esta perspectiva, nuestra preocupación debe ser el creciente deterioro de nuestro entorno ambiental, pese a los esfuerzos realizados, dineros invertidos y recurrentes cambios en las estructuras institucionales. Pareciera que estas medidas no penetraran en el subsuelo del desgobierno ambiental, burlándose incluso de las mejores intenciones. Y esta frustración, mezclada con esperanza, motiva las siguientes sugerencias que en ningún momento han sido solicitadas, sino más bien han brotado espontáneamente de estos veinticinco años de actividad académica relacionada con la gobernanza y conflictividad ambiental; desde el Corredor Norte hasta Isla Boná, pasando por el Camino Ecológico y la hidroeléctrica de Barro Blanco. Para salir de este círculo vicioso, estimado Sr./Sra. Ministro/a, le quiero sugerir lo siguiente:

Empoderar al Sistema Interinstitucional del Ambiente (SIA), para que asuma el liderazgo en los procesos de ordenamiento, evaluación y seguimiento ambiental, potenciando las diferentes competencias y propiciando la coordinación entre las instituciones.

Lograr finalmente la descentralización de la gestión de los recursos naturales, lo cual implica la creación de servicios autónomos para la administración de las áreas protegidas y recursos forestales como ocurre en Guatemala y en los Estados Unidos. Lo mismo debe ocurrir con las concesiones de agua una vez la Asamblea Nacional haya logrado aprobar la postergada ley de gestión integral de los recursos hídricos.

Adoptar un enfoque de derechos humanos en la gestión ambiental en sintonía con los estándares globales sobre territorialidad, equidad y sostenibilidad; poniendo a la persona humana por encima de cualquier interés comercial, y respetando la diversidad cultural y la posibilidad del disenso.

Promover un diálogo continuo y abierto con la sociedad civil que en verdad respete las discrepancias y a la vez comprenda la diferencia entre lograr acuerdos y alcanzar consensos. Como un gesto creíble de buena voluntad se debe proceder a la conformación por primera vez de la Comisión Consultiva Nacional; lo cual todavía no ha sido posible desde la creación de la ANAM en 1998.

Dimensionar el papel de la cooperación internacional que nunca se debe imponer a los planes de Gobierno ni agendas de Estado; pues eso sería antidemocrático. Para ello, el nuevo Gobierno cuenta con dos instrumentos de incalculable valor: el Plan de Acción Ambiental de Nito Cortizo y la Agenda Ambiental 2019-2024, cuyo compromiso de adopción fue firmado por representantes de las siete campañas presidenciales el pasado 3 de abril de 2019.

Si bien hay decisiones mayores que tienen que ser atendidas por la Asamblea Nacional e incluso por una potencial constituyente; el nuevo ministro/a tiene espacio para maniobrar dentro de las limitaciones existentes y dar el golpe de timón tan largamente esperado por la ciudadanía. Sería materia de otro artículo hablar al oído de las organizaciones de la sociedad civil.

Basta decir que ningún resultado funesto puede ser resultado de un solo ministro ni cualquier cambio positivo puede ocurrir de un solo plumazo. Ya ha llegado la hora de pensar en políticas de Estado a largo plazo, evitando sucumbir a los encantos de discursos carismático ni a distracciones mediáticas coyunturales. A pocos días de su visita a Panamá, el papa Francisco nos llamó a dar limosna para ‘volver a encontrar así la alegría del proyecto que Dios ha puesto en la creación y en nuestro corazón' (26 de febrero). Hoy mismo pues, acudamos en auxilio de nuestra Casa Común que está en peligro y necesita de la ayuda de quienes vivimos en esta hermosa patria istmeña.

DOCTOR EN CIENCIAS POLÍTICAS.

*NOTA: ESTE ARTÍCULO FUE ENVIADO A LA ESTRELLA DE PANAMÁ (3-6-2019), CON MOTIVO DEL DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE (5-6-2019), ANTES DE CONOCERSE EL NOMBRE DEL MINISTRO DE AMBIENTE DESIGNADO POR EL PRESIDENTE ELECTO DE LA REPÚBLICA.

‘Promover un diálogo continuo y abierto con la sociedad civil que en verdad respete las discrepancias [...]'

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