• 10/07/2019 02:00

Lucha pacífica, pero efectiva

La Asociación de Comunidades del Área del Canal es el producto de las desavenencias de los Gobiernos de turno.

La Asociación de Comunidades del Área del Canal es el producto de las desavenencias de los Gobiernos de turno. No consultan con las comunidades que se verán afectadas. Se toman decisiones que en ocasiones perturban la paz y la tranquilidad de los residentes.

Se violan las normas, en este caso, del Plan de Ordenamiento Territorial de las Áreas Revertidas. La piedra filosofal de todo planeamiento dentro de las zonas boscosas debe ser la Categoría III. Ello implica la consulta ciudadana, y la salvaguarda del entorno natural. Es decir, ello conlleva el perturbar lo menos posible las zonas cubiertas de vegetación. La Ley 21 de 1997 es el ropaje legal que sustenta entre sus objetivos, el desarrollo sostenible de la región interoceánica. Algunos millones costó su puesta en marcha como escudo protector del Canal y su zona.

Bajo los principios de equidad, eficiencia y justicia, el ámbito de la conservación ambiental es medular para la producción de agua para el consumo humano y el funcionamiento del Canal.

Sin bosques, no hay agua. Sin agua no hay Canal. Sin bosques y sin agua, no hay vida. Ciudadanos panameños, patriotas todos, los que luchan por la conservación. Cada sábado, se dan cita como gremio defensor de la vida, en un aberrante tramo de la vía Omar Torrijos, vergüenza internacional por la práctica criminal que aniquila la vida natural del país, con la tala indiscriminada del bosque protector de nuestro principal recurso, nuestra vía de agua. En ese solar, están los lagos Tanque Rojo y Brazo Camarón. Esos embalses, surten de agua a la Represa de Miraflores, que es la que genera electricidad para el propio Canal. Igualmente, esos lagos proporcionan el vital líquido para las comunidades aledañas a la franja canalera y parte de la ciudad de Panamá. El proyecto de ensancha de la vía Omar Torrijos se puso en marcha sin las consultas que demanda la Ley 21. La Categoría II da poca importancia a la conservación. Promueve la tala y excluye la participación ciudadana. Da la impresión de que las dependencias del Gobierno no se consultan entre sí. Ello conlleva a desaciertos.

¿Cuándo seremos un país civilizado que respeta y armoniza sus obras con la naturaleza? ¿Aunque resulten más costosas?, ¡qué maravilla fuera transitar cómodamente en vehículo sobre el dosel de la selva! ¡Qué bien por los pasajes para la conectividad de la fauna sin temor a ser despanzurrados en la vía! ¡Qué interesante transitar por túneles sin menoscabo de las montañas! ¡Qué fastuoso pudiese ser el hacer jardines colgantes como los de la antigua Babilonia, que ayudarían a filtrar los rayos solares en su incidencia directa sobre el pavimento!

El Ministerio de Ambiente debe ser un defensor de la naturaleza. Para ello fue creado. Entonces actúen. Sean consecuentes con sus principios. La ACP, silencio sepulcral.

Pensemos con sentido de patria. Enarbolemos el pabellón nacional en lo alto de la copa de los árboles. Sintamos amor por la naturaleza. No más improvisaciones. No más destrucción del bosque. Quien más consulta, menos se equivoca. Loor a los ciudadanos patriotas que se manifiestan en defensa de los bosques rumorosos. Sí a la vida. No a la muerte.

¡Salvemos nuestros bosques!

EXPLORADOR Y CONSERVACIONISTA.

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