• 01/01/2020 00:00

Marx: el satanista, última parte (4)

Marx comenzó con ambiciones artísticas. Sus dramas y poesías son importantes por cuanto revelan el estado de su corazón, pero careciendo de valor literario, no han recibido reconocimiento.

Marx comenzó con ambiciones artísticas. Sus dramas y poesías son importantes por cuanto revelan el estado de su corazón, pero careciendo de valor literario, no han recibido reconocimiento. La falta de éxito en pintura y arquitectura nos dio a un Hitler. En drama, a un Goebbels. En filosofía, a un Rosemberg. Parece que Marx abandonó la poesía por una carrera de revolución llevada a cabo en nombre de Satanás en contra de una sociedad que no apreció su poesía. Es concebible que este sea uno de los motivos de su rebelión total. Ser menospreciado como judío podría haber sido otro.

Dos años después de que su padre expresara su preocupación, en 1839 el joven Marx escribió: “Diferencia entre la filosofía de la Naturaleza de Demócrito y Epicuro”, en cuyo prefacio se identifica con la declaración de Esquilo: “Odio a todos los dioses”. Esto corrobora que Marx estaba en contra de todos aquellos dioses en la tierra y en el cielo que no reconozcan la autoconciencia humana como deidad suprema.

Marx fue un enemigo declarado de todos los dioses, un hombre que había comprado su espada al príncipe de las tinieblas al precio de su alma. Manifestó como su objetivo el arrastrar a toda la humanidad al abismo y seguirla, riéndose a carcajadas.

¿Había Marx realmente comprado su espada a Satanás? Su hija Eleanor cuenta que Marx contaba muchos cuentos, a ella y a sus hermanas, cuando eran niñas. Su favorito era uno sobre un tal Hans Rockle. Dice ella: “Contar este cuento tomaba meses y meses, porque era un cuento muy largo, que no tenía fin. Hans Rockle era un brujo que tenía una tienda de juguetes y muchas deudas. A pesar de ser brujo siempre estaba en dificultades económicas. Por lo tanto tenía que vender, contra su voluntad, todas sus cosas hermosas, una a una, al Diablo… Algunas de sus aventuras eran tan horripilantes que nos paraban los pelos de punta”. ¿Es normal que un padre le cuente a sus hijitos historias horripilantes sobre la venta de los tesoros más queridos que uno posee al Diablo? Robert Payne, en su libro Marx, también recuenta este incidente detalladamente, según fuera contado por Eleanor; de cómo el infeliz Rockle, mago, vendió los juguetes con renuencia, conservándolos hasta el último momento. Pero como había hecho un pacto con el Diablo, no tenía forma de evitarlo. Este biógrafo de Marx continúa: “Casi no hay dudas de que aquellas historias interminables eran autobiográficas. Él tenía una visión diabólica del mundo, una malevolencia diabólica. A veces parecía estar consciente de estar realizando las obras del Diablo.”

Cuando Marx terminó Oulanem y sus otros poemas primeros, en los cuales escribió respecto a tener un pacto con el Diablo, no pensaba todavía en el socialismo, al que inclusive había combatido. Marx era editor de un periódico alemán, Rheinische Zeitung,  el cual anunciaba que “no le concede ni siquiera validez teórica a las ideas comunistas en su forma presente, mucho menos desea su realización práctica, la cual de todos modos considera imposible… A los esfuerzos de las masas para llevar a cabo sus ideas comunistas se les puede responder con un cañón, tan pronto como éstas se vuelvan peligrosas…”.

Después de alcanzar esta etapa de su pensamiento, Marx conoció a Moisés Hess, el hombre que desempeñó el papel más importante en su vida, y quién le hiciera abrazar el ideal socialista. En adelante, Marx no habló mucho en público sobre la metafísica, pero conocemos sus puntos de vista a través de los hombres con quienes se asociaba.

Uno de sus compañeros en la Primera Internacional fue Mikhail Bakunin,anarquista ruso, quién escribió:“… aquí entra Satanás, el eterno rebelde, el primer librepensador y emancipador de los pueblos. El hace que el hombre se avergüence de su ignorancia y obediencia bestiales. Él lo libera, le estampa en su frente el sello de la libertad y humanidad, urgiéndole a desobedecer y a comer el fruto del conocimiento”. Bakunin hace más que alabar a Lucifer. Tiene un programa concreto para la revolución, pero ninguno que pueda liberar a los pobres de la explotación. Escribe: “En esta revolución tendremos que despertar al diablo en las gentes, para provocar las pasiones más bajas”.

Karl Marx fundó la Primera Internacional junto a Bakunin y respaldaba este extraño programa. Bakunin revela que Proudhon, otro importante pensador socialista, y por aquel tiempo amigo de Karl Marx, también “adoraba a Satanás. Hess le había presentado a Marx a su amigo Proudhon, quien, al igual que Marx, también usaba el estilo cabelludo y de barba típico de la secta satanista del Siglo XIX, de Joanna Southcott.

Proudhon, en “filosofía de la miseria”, declaró que Dios es el prototipo de la injusticia: “Alcanzamos conocimiento a pesar de Dios. Alcanzamos la sociedad a pesar de Él. Cada paso de avance es una victoria en la cual vencemos al Divino”. Proudhon exclama: “Ven, Satanás. Calumniado por los pequeños y por los reyes. Dios es estupidez y cobardía; Dios es hipocresía y falsedad; Dios es tiranía y pobreza; Dios es maligno. Cuando la humanidad se inclina ante un altar, la humanidad, esclava de reyes y sacerdotes, será condenada… Juro, Dios, con mi mano extendida hacia los cielos, que tú no eres más que el verdugo de mi razón… Dios es esencialmente anti-civilizado, anti-liberal, anti-humano”. Proudhon declara que Dios es maligno porque el hombre, su creación, es maligno. Tales pensamientos no son originales. Son el contenido usual de los sermones en los servicios de adoración satánica.”

Paremos aquí. Hay mucho más que escribir, pero creo que lo copiado arriba de lo escrito por Richard Wurmbrand en “La otra cara de Marx o Fue Marx un Satanista?” es suficiente para abrir el apetito a algunos lectores interesados en el tema para que investiguen más acerca de quién en verdad era Karl Marx y con quienes se alió para lograr las grandes tragedias en los dos siglos precedentes. Hablamos de decenas de millones de refugiados, deportados y muertos….

Marx, una vez que se lanzó por el camino socialista cerró su interior y no escribió nada más sobre su motivación. Pero los poemas y dramas son ventanas a lo profundo de los seres humanos. Como creo que dije antes, el poeta condensa en pocas palabras la intensidad y profundidad de sus emociones más sinceras y reales. Cuando leí sus poesías y dramas, me asomé al interior de Karl y no me gustó lo que vi. Por eso lo comparto aquí. Para que nos demos cuenta de dónde vienen los socialistas que hoy intentan dominar el mundo a través de sus ideas de un solo gobierno e impuestos mundiales, entre otros. Ellos, sin que lo sepamos —y sin que muchos de ellos colocados en niveles inferiores sepan a quién en verdad sirven—, obedecen a un solo amo que se encuentra sentado en la cúspide de su pirámide.

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