A mi pueblo de Panamá

Lo que estamos viviendo por el coronavirus es un reto que la vida nos pone como sociedad, como comunidad que vive y convive en comunión. Un reto para que saquemos lo mejor que tenemos, para que recuperemos los valores humanos que parecía habíamos dejado de lado.

Es hora de mucha solidaridad y amor fraternal. Que volvamos a preocuparnos realmente los unos por los otros, como hermanos que somos, hijos de un mismo Dios.

No es hora de politiquería, sino de acciones reales. Hoy los políticos, más que nunca, deben dejar sus diferencias y ponerse en la piel de los más humildes para dar soluciones concretas y rápidas para que nadie se sienta o quede abandonado, que nadie quede atrás.

Es la hora de la Gran Política, la que ofrece soluciones reales a problemas reales, de poner dinero público encima de la mesa para que todos los hogares del país tengan cubiertas las necesidades básicas y que las entidades de crédito se solidaricen para que nuestra gente luche con confianza y superemos todos juntos esta situación.

Les hablo como su amigo y como panameño. Les hablo con el corazón y desde mi razón. Les pido confianza, que se cuiden mucho y cuiden mucho a los suyos. Colaboremos con medidas concretas al Gobierno de la República para que, con la ayuda de Dios, salgamos cuanto antes más fuertes y más unidos.

Tenemos un gran país, ¡Viva mi Panamá!