• 19/04/2020 00:00

Falta de planificación en educación

En un país como el nuestro, la educación particular lamentablemente es cada vez más una necesidad, debido a que el Estado no está a la vanguardia de la misma, de lo cual se deriva que muchos hagamos el esfuerzo para que nuestros hijos reciban esta educación en distintos niveles hasta el universitario; lo anterior lo digo con dolor y conocimiento de causa, toda vez que mi educación primaria y secundaria fue producto de la educación estatal, aunque me siento orgulloso tanto de mi escuela primaria (José Agustín Arango) como de la secundaria (Instituto Fermín Naudeau).

En un país como el nuestro, la educación particular lamentablemente es cada vez más una necesidad, debido a que el Estado no está a la vanguardia de la misma, de lo cual se deriva que muchos hagamos el esfuerzo para que nuestros hijos reciban esta educación en distintos niveles hasta el universitario; lo anterior lo digo con dolor y conocimiento de causa, toda vez que mi educación primaria y secundaria fue producto de la educación estatal, aunque me siento orgulloso tanto de mi escuela primaria (José Agustín Arango) como de la secundaria (Instituto Fermín Naudeau).

Dicho lo anterior, la participación del Estado no debe ser antojadiza o reaccionaria al momento o en situaciones particulares, lo cual denota una improvisación en materia educativa una vez más. Si el Ministerio de Educación puede regular las escuelas particulares estableciendo el método de dar las clases (en cualquier circunstancia), de igual manera lo puede hacer regulando los incrementos salariales y no hacer como Pilatos y lavarse las manos y pasar la papa caliente a otro cuando convenga o cuando no quieran tener bajo su responsabilidad algo tan importante como es el costo de las colegiaturas que pagamos los padres de familia preocupados por la educación de nuestros hijos.

Que se marcan diferencias entre la educación particular y estatal, sí, pero no solo entre el producto educativo, sino también entre el educador estatal y el particular, lo cual no fue contestado en preguntas efectuadas a la ministra de Educación, Maruja Gorday de Villalobos, y la respuesta era sencilla: “ El educador del Estado continuará cobrando su salario al 100 %, incluyendo el incremento de abril del presente pactado con anterioridad (lo que no está mal), pero al educador de escuelas y colegios particulares sencillamente se le suspende el contrato y deja de percibir ingresos durante esta crisis”. Dura, pero esa hubiera sido la respuesta real y verdadera.

En materia educativa, si queremos crecer como país, se debe planificar y no actuar improvisadamente. Dirán algunos que la situación actual que estamos viviendo es una situación nunca vista y que era imprevisible, con lo cual discrepo. Tal vez no se pueda prever qué enfermedad o situación fortuita ocasione la paralización de las clases presenciales, pero sí es un hecho real, por el motivo que fuere. Sin el ánimo de polemizar religiosamente, algo se debe aprender de los codificadores del Código de Derecho Canónico, al prever en su artículo 332, numeral 2, la renuncia del Romano Pontífice, tal como ocurrió en el año 2013 en que se dio la renuncia del papa Benedicto XVI, que por cierto no fue la primera vez en la historia del papado, pero eso es materia de otro escrito.

Se debe trabajar en la manera de estrechar la brecha educativa y que no existan colegios que paguen mensualidades exorbitantes y paguen “donaciones”, que de paso varios de estos sí culminarán su calendario escolar debidamente, dado que fueron exceptuados de la suspensión del año escolar, o ¿es que es tan distinto el mundo en el que estudian estos que no corren riesgo alguno de contaminación? y sí tienen derecho a seguir recibiendo conocimiento, lo cual es incuestionable; lo malo es que no todos los estudiantes puedan recibir su aprendizaje de manera igualitaria.

Sobre lo actuado no se puede dar paso atrás, y suponemos que es por el bien de los estudiantes, pero es necesario planificar y prever situaciones a futuro que involucren a todos los sectores de la sociedad.

Con el debido respeto, le recomiendo a la señora ministra de Educación que, en la próxima conferencia, cuando se le formulen las preguntas, trate en lo posible de contestarlas y no a través de su asesor (sin restarle méritos), ya que estoy seguro de que la comunidad espera poder escucharla como la titular del cargo que ostenta.

¡Trabajemos por la reducción de la brecha educativa!

Abogado
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