Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 23/07/2020 00:00
Problemas por resolver
La pandemia de la COVID-19 ha develado aspectos importantes de nuestra realidad. Eran problemas ya conocidos, pero por apatía, desinterés o comodidad de los distintos Gobiernos no habían sido resueltos.
La primera de estas situaciones es la gran desigualdad que existe entre los distintos estratos sociales. Ya lo habían denunciado las Naciones Unidas, Cepal, Banco Mundial, las calificadoras de riesgo, etc. No se trata de un fenómeno que acontece solo en Panamá. También sucede en varios otros países. Como en Chile, donde hubo gran conmoción social y la gente se tiró a la calle. Esto todavía no ha sucedido en Panamá, pero podría suceder, si se presenta un detonante que lo produzca. Medio millón de personas en Panamá obtienen su sustento diario de la economía informal. La informalidad condiciona a ganarse los ingresos diarios con lo que se vende durante el día, o con el trabajo o camarón que se realiza. Como ellos son, generalmente, mano de obra no calificada, lo que se podría hacer es capacitarlos a través del Inadeh; pagándoles una suma para su subsistencia mientras reciban la capacitación. En esta forma se podrían incorporar a la economía formal e ingresar a la clase media.
Al Gobierno le corresponde incentivar la creación de empleo para la mano de obra desocupada, principalmente en los sectores agropecuario y turístico; que pueden generar miles de empleos. A raíz de la pandemia, muchas personas que trabajaban en estos sectores han perdido sus trabajos. Estos dos sectores pueden generar oportunidades en forma rápida, utilizando las infraestructuras y empresas ya existentes. Por supuesto que no se trata de algo sencillo. Porque todo depende de la cantidad de turistas que vengan a Panamá. A diferencia de países grandes, el turismo interno no parece factible en Panamá, aunque podría contribuir parcialmente a solucionar la situación del sector. Al Gobierno le corresponde lograr que las dos terminales de Tocumen funcionen a plena capacidad. Y que también lleguen turistas por vía terrestre y marítima.
En el sector del agro ya el Gobierno ha anunciado programas de préstamos para productores agrícolas a través del BBVA, la Caja de Ahorros y el Banco Nacional. Esta actividad debería reactivarse a corto plazo.
Otra realidad que ha revelado la pandemia son los escasos recursos humanos y técnicos con que contamos en materia de ciencia. Como se espera que en algún momento suframos otra pandemia deberíamos estar desde ahora preparados para enfrentarla. Esto implica dotar al Senacyt, Instituto Conmemorativo Gorgas, Indicasat, Ciudad del Saber, Universidad Tecnológica, etc. de los recursos económicos y humanos necesarios. Provisionalmente se podrían traer del exterior científicos que capaciten a los nacionales. Pero más conveniente sería becar a estudiantes sobresalientes para que estudien en países con desarrollo científico y luego regresen a Panamá. Eso sí, cuando regresen se les debe emplear, independientemente de su filiación política. También se podría profundizar la relación científica con el Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales. Donde acaba de ser nombrada directora interina la científica panameña Lic. Oris Sanjur.
En el plano político el presidente Cortizo anunció el 1ro de julio un acuerdo nacional y un pacto social. Todavía están flotando en un limbo las reformas constitucionales. Estas reformas hay que tomarlas en serio y no verlas desde las mezquinas capillas y nichos en que tradicionalmente se refugian nuestros políticos. Si los políticos no piensan en el bienestar nacional, sino en el suyo propio, nunca se resolverán los problemas nacionales.
Es harto sabido que debemos reformar y mejorar la educación nacional. Sobre todo, la educación pública. Se menciona que los maestros y profesores deben estar mejor capacitados en técnicas tecnológicas y modernas. También se dice que se deben implementar sistemas de evaluación de estos maestros y profesores. Para lograr lo anterior se necesita de la participación y cooperación de los gremios de la enseñanza. Solo así se podrá lograr mejorar la educación nacional. Se debe tratar entonces de trabajar con estos gremios y no enfrascarse en confrontaciones y reclamos que ha sido la actitud prevaleciente en Panamá durante años.
Finalmente está el tema de la corrupción. Se ha dicho acertadamente que la corrupción es un impuesto que paga el pueblo. Lo cierto es que, si los fondos y dineros del erario van a los bolsillos de los gobernantes, se disminuye en buena parte el uso de estos fondos para fines sociales. En el ámbito de la corrupción hay que erradicar las mordidas o sobornos que se dice reciben los magistrados, fiscales y jueces. Si hay que establecer un sistema de seguridad interna para identificar y atrapar a los que dan y reciben sobornos, que se haga. No podemos continuar con paños tibios. Es una vergüenza que nos afecta como país el tener un sistema de justicia corrupto.
Después de la pandemia, procede la reactivación económica. Pero también hay que lograr un cambio profundo en el orden institucional, constitucional, social y político.