• 14/08/2020 00:00

Estado de situación

“[…] está la necesidad de levantar totalmente la cuarentena. Ya dejó de ser útil para impedir el aumento exponencial de casos y defunciones […]. Eso sí, hay que hacerlo con mucha prudencia y responsabilidad ciudadana […]”

Luego de más de cinco meses de estar padeciendo la epidemia por la COVID-19 en nuestro país, los invito a que hagamos un alto en el camino para hacer un balance de la situación y de nuestro quehacer para enfrentar la enfermedad, en términos de lo llevado a cabo por el Gobierno, las empresas privadas y, sobre todo, la población, que es a fin de cuentas la que produce los casos y pone los muertos.

En términos epidemiológicos, lo primero que destacarán los titulares es que estamos llegando a los 80 000 casos y superamos las 1700 defunciones. Pero estas cifras no son estáticas, han ido evolucionando en el tiempo, producto de la agresividad del virus y, lógicamente de las acciones u omisiones de las instituciones y los habitantes. Veamos por separado cada indicador.

Los casos reportados diariamente comenzaron a presentar una clara tendencia al aumento exponencial a partir del 1 de junio, llegando a su pico máximo el 13 de julio cuando reportamos 1540 casos. A partir de ese momento, la tendencia al aumento se fue debilitando y desde hace 14 días mostramos una muy ligera tendencia a la disminución. Como es lógico, el mismo comportamiento lo han seguido las defunciones, mostrando, al igual que los casos, una ligera tendencia a la disminución en las últimas dos semanas. En ese contexto, en lo que va de agosto hemos acumulado más de 14 mil casos y 300 defunciones. Aunque cerca del 70 % de nuestros pacientes se ha recuperado, estas no son cifras para cantar victoria, todo lo contrario, aún estamos muy lejos de controlar la epidemia.

En el terreno del quehacer institucional y ciudadano, han sido cinco meses de arduo y doloroso aprendizaje, acompañado de cambios en las prácticas de cada uno. No hay duda de que ha habido falencias, la mayoría por desconocimiento oportuno. Pero no es la hora de hacernos los sabiondos y señalar “a posteriori” lo que se debió hacer en determinado momento. Lo que no se hizo aquí, tampoco se realizó en la mayoría de los países del orbe. Pero ahora vamos por el camino correcto, lo cual no significa que no debamos mejorar. Démosle un vistazo a nuestro quehacer y reflexionemos sobre cómo mejorar, porque se puede.

Comencemos por el comportamiento ciudadano para seguir las medidas de cuidado individual y colectivo. En mi opinión, el comportamiento de las personas es ahora nuestro verdadero talón de Aquiles y mientras no lo superemos, seguiremos a merced del virus, produciendo casos y fallecidos. Muchos panameños, no importa la clase social, sencillamente han decidido salir a la calle cuando les parece, sin guardar las mínimas medidas de seguridad. Los más humildes, se reúnen en veredas o canchas de futbolito, mientras los que tienen los recursos, se van para la playa los fines de semana. Olvidan estos panameños, que, si se contagian y llevan el virus a sus casas, van a enfermar a sus familias y pueden matar a sus padres o abuelos.

Por otro lado, las actividades de vigilancia epidemiológica se han ido fortaleciendo. Desde hace quince días estamos realizando casi 3000 pruebas de laboratorio diarias, acercándonos a la meta de 4000. Todavía un elevado porcentaje resulta positivo (30 %), lo que significa que tenemos muchos ciudadanos positivos. Este es, pues, un reto para el Sector Salud. Hacer más pruebas, y hacerlas a los asintomáticos, sobre todo en los corregimientos con mayor incidencia de casos reportados. Íntimamente ligado con las pruebas, está el proceso de trazabilidad. Este también presenta un gran reto, pues la mayoría de las personas positivas no quieren aislarse en los hoteles hospitales que les ofrece el Minsa y deciden permanecer en sus casas, donde muchos no tienen las condiciones de permanecer efectivamente aislados, y, no es raro que alguno decida salir a la calle sabiendo que está positivo y puede contagiar a los demás.

Para atender esta situación, el Gobierno ha instalado varios centros de trazabilidad en diferentes regiones del país y se está avanzando con la participación efectiva de la comunidad organizada. Por su parte, la empresa privada lleva a cabo la iniciativa #TODOPANAMÁ en cuatro corregimientos de escasos recursos y elevada incidencia de casos. Busca interrumpir la transmisión comunitaria del virus, mediante el seguimiento de casos, distribución de ayuda social, búsqueda de infectados en casa y mejoramiento de los procesos existentes para el reporte de datos.

Aún tenemos que enfrentar la necesidad de una red de servicios de salud con todos los recursos para atender a las personas que lo necesiten. Recordemos que 20 % de los positivos requiere hospitalización, y muchos pacientes necesitan de tecnologías especializadas y complicadísimos tratamientos, todo lo cual requiere de un equipo de recursos humanos especializados, dedicado las 24 horas del día a la atención de cada caso. En ese sentido el Gobierno ha ido tomando medidas de forma sistemática y progresiva, incrementando la disponibilidad de camas y equipos.

Sigue siendo el gran reto, garantizar los recursos humanos necesarios para atender a los pacientes. El Gobierno está empeñado en lograrlo, ya sea con recursos humanos nacionales, o trayéndolos temporalmente del extranjero. La Facultad de Medicina señala la necesidad de consultar con las Sociedades Médicas Especializadas, antes de tomar tal decisión. Por mi parte subrayo que, los contratados, nacionales o extranjeros, deberán poseer las competencias demostradas y suficientes, en términos de formación y experiencia, para atender de forma exitosa los pacientes.

Finalmente, está la necesidad de levantar totalmente la cuarentena. Ya dejó de ser útil para impedir el aumento exponencial de casos y defunciones que padecemos desde el primer día de junio. Eso sí, hay que hacerlo con mucha prudencia y responsabilidad ciudadana, dispuestos a regresar al confinamiento, tan pronto como aparezcan señales de que no estamos cumpliendo.

Médico, exrepresentante de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
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