• 20/08/2020 00:00

Atención, sectarios, vivimos en el siglo XXI…

Entiendo que sectaria es la persona que defiende y sigue con fanatismo o intransigencia una idea o una doctrina, sin admitir ninguna crítica sobre la misma.

Entiendo que sectaria es la persona que defiende y sigue con fanatismo o intransigencia una idea o una doctrina, sin admitir ninguna crítica sobre la misma.

En distintos momentos he tenido que conversar con sectarios sobre las ideas o doctrinas que profesan. Cada vez que hago ese ejercicio, me encuentro con un muro infranqueable. De nada valen los hechos evidentes o irrefutables. Al sectario no le importan. Todo lo que está en contra de sus ideas es rechazado y cuando se siente acorralado, le echa la culpa a otro.

En un mundo globalizado, como el que vivimos actualmente, es muy difícil aferrarse a una idea o doctrina. Y no admitir críticas o errores.

Esporádicamente he discutido con ortodoxos radicales marxistas-leninistas. Algunos no han recibido enseñanzas del cambio del sistema político en la URSS. Tampoco acaban de asimilar el giro espectacular que ha dado la China en su sistema político y económico. No realizan que los sistemas políticos y las ideologías que los fundamentan son dinámicos y no se puede actuar tomando en cuenta doctrinas planteadas en el siglo XIX.

En los últimos años, surgió el movimiento radical islámico llamado Isis o Daesh, como prefieren llamarlo los musulmanes no radicales. Esta tendencia radical cree en la violencia y en la opresión de otros seres humanos. Interpretan los textos religiosos en forma distinta a los otros musulmanes. Causaron en Siria e Irak horribles conmociones y tragedias. Para colmo, potencias mundiales, como los Estados Unidos y Rusia, se involucraron en el conflicto, haciéndolo más difícil de resolver, pero gran parte de la culpa proviene de actitudes sectarias. Algo similar sucedió con el movimiento radical Al Qaeda, liderizado por el extremista Bin Laden, que causó el horrible atentado contra las torres gemelas que se recuerda como Septiembre 11 (September 11).

En varios círculos se oyen opiniones defendiendo al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Aunque no se puede decir que las ideas de Trump constituyan una ideología, sus seguidores sí son sectarios. Esta actitud de millones de norteamericanos ha planteado una incertidumbre política mundial. La actitud nacionalista y antiglobalista de Trump afecta a muchos países y a la mayor parte de la población mundial.

No pretendo juzgar la personalidad de Donald Trump, aunque estoy muy impresionado por las aseveraciones que hace su sobrina Mary Trump en la obra “Too Much And Never Enough”. Recomiendo leer este libro a los que deseen entender la personalidad de Donald Trump.

Las mayores calamidades que han acontecido en el mundo responden al sectarismo y en esta categoría podemos ubicar del holocausto nazi, la inquisición española y tantas otras ideas y doctrinas que han perjudicado a la humanidad.

Hay que tener mucho cuidado con los sectarios. Porque ellos pretenden implantar sus ideas y supuestamente beneficiar a algunos, sacrificando a muchos.

Ojalá que la evolución que caracteriza a nuestra sociedad contemporánea logre desterrar el sectarismo, independientemente de su base política, económica o religiosa. Lo que necesitamos actualmente es que todos los países se pongan de acuerdo en temas como el cambio climático, la pandemia de la COVID-19, las otras pandemias que vendrán y la posibilidad de que los seres humanos podamos vivir en otro planeta cuando ya no sea posible continuar viviendo en el planeta Tierra. Todas estas metas se pueden lograr unidos y sin sectarismos. Solo así construiremos una mejor civilización.

Abogado
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