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- 27/09/2020 00:00
Mitos sobre la obesidad
La epidemia de obesidad es uno de los problemas de salud más críticos que enfrentan Panamá y el mundo entero. Y, a pesar de que ha generado mucha atención y requiere soluciones puntuales, también sirve para generar una ola de mitos y malentendidos de gran escala.
1. Si eres obeso es por culpa de tus genes. Algunos investigadores se han centrado en la predisposición genética de las personas para subir de peso (https://academic.oup.com/hmg/article/15/suppl_2/R124/626082). Sin embargo, entre 1980 y 2000, el número de panameños obesos se duplicó, demasiado rápido para que los factores genéticos sean responsables. Entonces, ¿por qué comemos más de lo que necesitamos? La respuesta es simple: porque podemos. Nunca en la historia un dólar de comida ha aporta más calorías que ahora. La industria de alimentos ha desarrollado decenas de miles de productos con más calorías por porción, así como nuevas estrategias de “marketing” para alentar su consumo más de lo necesario. Debemos culpar a estas prácticas comerciales, que son modificables, por la obesidad en lugar de a nuestros genes, que no lo son.
2. Si eres obeso es por falta de autocontrol. Está demostrado que la dieta por sí sola no es una estrategia viable (https://dspace.library.uu.nl/handle/1874/20183). Esta visión minimiza cómo nuestro entorno y nuestro estado mental determinan lo que comemos. Las personas, especialmente los niños, que miran anuncios publicitarios de comida chatarra, terminan comiendo más que los que ven anuncios de comida saludable. Nuestro mundo se ha vuelto tan rico en tentaciones que podemos ser inducidos a consumir demasiado en formas que no podemos entender. Incluso los más vigilantes pueden no estar a la altura de controlar sus impulsos.
3. La falta de acceso a frutas y verduras frescas es responsable de la epidemia de obesidad. Se estima que más del 75 % de los panameños vive en lugares donde es fácil comprar o sembrar frutas o vegetales. Sin embargo, más del 65 % de la población adulta tiene sobrepeso o está obesa. Para la mayoría de nosotros, la obesidad no está relacionada con el acceso a alimentos más nutritivos, sino más bien con las elecciones que hacemos en abarroterías y supermercados, donde predomina la comercialización de comida procesada. La obesidad es consecuencia de comer demasiada comida chatarra y consumir porciones que son demasiado grandes. Más del 80 % de las ventas en supermercados es de estanterías de productos ultraprocesados (https://www.amazon.com/Inside-Mind-Shopper-Science-Retailing/dp/0137126859).
4. El problema no es que comemos demasiado, sino que somos demasiado sedentarios. Los grandes fabricantes de alimentos tienen una campaña que sugiere que, si los niños hicieran más ejercicio, las tasas de obesidad infantil disminuirán. Pero de acuerdo con los expertos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades en Estados Unidos y del Ministerio de Salud en Panamá, no hubo una disminución significativa en los niveles de actividad física a medida que las tasas de obesidad aumentaron. Existe evidencia convincente de que el aumento de calorías consumidas explica el aumento de la obesidad. El Censo de Salud 2016 encontró que las personas ingieren, en promedio, más de 500 calorías más por día ahora que a fines de los años 70, antes de que se aceleraran las tasas de obesidad. Eso es como tener una cena de Navidad dos veces a la semana o más. Es casi imposible hacer suficiente ejercicio para quemar el exceso de calorías.
5. Podemos vencer la obesidad a través de una mejor educación sobre la dieta y la nutrición. Según un estudio de salud de los médicos, el 44 % de los médicos varones tiene sobrepeso (https://www.aafp.org/afp/2007/0301/p738.html). Un estudio realizado por la Escuela de Enfermería de la Universidad de Maryland encontró que el 55 % de las enfermeras encuestadas tenía sobrepeso u obesidad (https://abcnews.go.com/Health/study-finds-55-percent-nurses-overweight-obese/story?id=15472375). Si las personas que brindan atención médica no pueden controlar su peso, ¿por qué la educación haría una diferencia para los demás? Incluso con más información acerca de los alimentos, las porciones extragrandes y los mensajes sofisticados de mercadeo socavan nuestra capacidad de limitar la cantidad que consumimos.
En el siglo XIX, cuando no había controles sobre la calidad del agua potable, las enfermedades infecciosas eran una de las principales causas de muerte. Una vez que se establecieron las normas, el número de estas muertes se desplomó. Del mismo modo, si los panameños no vivieran en un mundo lleno de comida procesada, bebidas endulzadas con jarabe de maíz de alta fructosa y alimentos chatarra con exceso de grasa, sal y azúcar, la incidencia de obesidad, enfermedades del corazón, hipertensión y diabetes probablemente se desplomaría La educación puede ayudar, pero lo que realmente se necesita es una regulación para limitar la comercialización de productos que se comen y atentan contra la salud.