• 17/10/2020 00:00

La necesaria desdolarización de la economía panameña

En 1904, Panamá legaliza, por vía del denominado Convenio Taft, la circulación del dólar como divisa de curso legal. En aquel entonces, circulaban en Panamá, desde mediados del siglo XIX, el peso colombiano, la libra esterlina, el franco francés, el dólar de EU y algunas títulos valores bancarios emitidos por bancos locales, utilizados como cuasi monedas.

En 1904, Panamá legaliza, por vía del denominado Convenio Taft, la circulación del dólar como divisa de curso legal. En aquel entonces, circulaban en Panamá, desde mediados del siglo XIX, el peso colombiano, la libra esterlina, el franco francés, el dólar de EU y algunas títulos valores bancarios emitidos por bancos locales, utilizados como cuasi monedas. Después de la Guerra de los Mil Días, gran parte de la infraestructura productiva existente quedó destruida y miles de personas, tanto combatientes como civiles, perdieron la vida. El país cayó en la hiperinflación y se consideró conveniente poner orden en las transacciones monetario-mercantiles, al adoptar el dólar como medio de pago a raíz del enorme impacto económico generado por la construcción del canal.

En Panamá hay muchos defensores a priori del sistema monetario dólar, porque consideran que nos evita las fluctuaciones monetarias que derivan en procesos inflacionarios como producto de un mal manejo de la política monetaria. Sin embargo, no compartimos ese criterio, porque parte de la idea de que los panameños no somos capaces de administrar una moneda propia, lo que alimenta el mito de que, si se va el dólar, nuestra economía se hunde.

A través de nuestra historia, destacados intelectuales y políticos han cuestionado la dolarización de la economía. José Daniel Crespo, educador, político e intelectual, escribió un ensayo sobre el tema, en donde abogaba por la soberanía monetaria; Manuel María Valdés, médico, político e intelectual, también escribió muchas piezas sobre el tema; Galileo Solís, abogado, político e intelectual, ministro de Relaciones Exteriores durante el Gobierno de Roberto F Chiari y José Eulogio Torres, economista y catedrático de la Universidad de Panamá, desde la década de 1970, publicaron detalladas investigaciones con contundentes argumentos en torno al tema. En la década de 1930 la idea de la soberanía monetaria tuvo muchos partidarios, al grado que Arnulfo Arias, durante su primer Gobierno de 1940 a 1941, posibilitó que el Banco Nacional de Panamá emitiera balboas que fueron retirados de circulación después de su derrocamiento.

La soberanía monetaria no es un ideal romántico derivado de un idealismo nacionalista. Todo Estado cuenta con dos medios para ejecutar una política económica: la política monetaria y la política fiscal y en Panamá, al carecer de la primera, solo se cuenta con la segunda. Al carecer de una política monetaria, tenemos que la cantidad de dinero en circulación es fijada por las políticas crediticias de un grupo de bancos privados que se constituye en un oligopolio bancario que fija arbitrariamente, en función de su conveniencia, las tasas de interés sobre los diferentes tipos de préstamos.

En marzo de 1988, el Gobierno de EU en su guerra política contra el Gobierno de la época, congeló los depósitos del Banco Nacional de Panamá, depositados en la Reserva Federal de Nueva York, obligando a la entonces comisión bancaria a ordenar el cierre de los bancos de la plaza. Esto provocó una drástica escasez de circulante, generando un contundente “shock” sobre la economía. El Gobierno, para responder a dicha emergencia, emitió títulos de cuasi dinero y de cuasi monedas en bajas denominaciones, para pagar los salarios de los empleados públicos que fueron aceptados por las empresas y circularon hasta diciembre de 1999. Lo que evitó el bloqueo total del flujo de dólares al país, fue que EU no podía cerrar el canal y los trabajadores panameños siguieron recibiendo sus salarios.

El entonces legislador Rigoberto Paredes, ya desaparecido, propuso la libre circulación de otras divisas como la libra esterlina, el marco alemán, el franco suizo y el yen japonés. Esta idea fue reiterada en agosto de 1995, por el financista José Nessin Abbo, en un artículo que publicara un diario local, ante la aguda fluctuación del dólar a la baja que registraba en los mercados internacionales. La misma idea fue propuesta por Joey Levy, analista financiero estadounidense, quien se radicó varios años en Panamá, en un conocido programa radial, después de la crisis del 2008. Levy expuso estas ideas en varios artículos publicados en la prensa local.

La necesaria desdolarización de la economía parte de realidades generadas por el mundo real. La condición del dólar como moneda mundial está seriamente cuestionada por el abuso que esta potencia hace de este privilegio desorbitado y por las consecuencias del Dilema de Triffin, establecido en la década de 1960 por el economista Robert Triffin, de que ningún Estado puede asumir la responsabilidad de emitir la moneda mundial, porque provoca un déficit irresoluble en su balanza comercial con el resto del mundo, lo que conduce al colapso de dicha divisa. Los hechos están validando el Dilema de Triffin y, según Stephen Roach, ex secretario de Trabajo de Bill Clinton, el dólar registrará una caída del 35 % o más en los próximos meses. Esto se traducirá en un brote inflacionario en Panamá.

Economista
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