• 27/11/2020 00:00

Osvaldo Ayala

En días pasados, en este mismo diario, leí un artículo muy bien escrito de la profesora Nelva Reyes, en el cual hacía un elogio, muy merecido, por cierto, a Osvaldo Ayala y su conjunto “Ritmo Santeño”.

En días pasados, en este mismo diario, leí un artículo muy bien escrito de la profesora Nelva Reyes, en el cual hacía un elogio, muy merecido, por cierto, a Osvaldo Ayala y su conjunto “Ritmo Santeño”. Yo, al igual que muchos panameños, quiero unirme a los reconocimientos que se le han hecho al distinguido autor, arreglista y cantante Osvaldo Ayala.

Cuando fui gerente general de la Cervecería Nacional, tuve oportunidad de conocerlo. Me causó una gratísima impresión. Era un hombre de modales muy finos y muy amable en su trato. Ya tenía constituido su hogar con dos hijas y estaba terminando sus estudios de Economía en la Universidad de Panamá, vivía cerca de la Clínica San Fernando.

Osvaldo Ayala nació en el Hospital Santo Tomás en Panamá y no en Pedasí, como erróneamente muchos piensan. Su madre fue enfermera y fue trasladada a Panamá y el joven Osvaldo fue llevado a Pedasí muy niño, donde creció y aprendió a tocar el acordeón y a cantar. Su promotor fue siempre Dorindo Cárdenas, a quien puede considerarse su padrino musical, pues le enseñó los principios musicales que tiempo después le significó mucho para él. Dorindo lo ayudó también a formar su conjunto “Ritmo Santeño” que lo ha acompañado a través del tiempo.

Nunca entendí el seudónimo con que lo llamaban los santeños. Le decían el “Escorpión de Paritilla”. El escorpión, según entiendo, mata cuando pica, y Osvaldo no ha hecho otra cosa que deleitar a la comunidad con sus canciones; pero así son a veces los pueblos en ponerle a sus ídolos este tipo de sobrenombres. Por ejemplo, a Dorindo Cárdenas, le llaman el “Poste de Macano Negro”.

Osvaldo Ayala ha recorrido muchas ciudades de los EE. UU. y Europa, llevando su música a más de 20 países y siempre dejando muy en alto el nombre de Panamá. Sus canciones y arreglos de “Anhelos” y “Ojos verdes”, al igual que la “Rosa de los vientos”, con Rubén Blades, han sido parte de un repertorio que ha prestigiado en el exterior a los músicos panameños.

En 1971, se le otorgó la Orden de Vasco Núñez de Balboa. Posteriormente en 2007 fue condecorado con la Orden Belisario Porras y se le nombró Embajador de la Cultura Panameña.

Osvaldo Ayala tiene que ser poseedor de un gran talento musical para haberse mantenido en la cúspide por tres generaciones de panameños.

Es bueno señalar que Osvaldo Ayala cantó con la Sinfónica Nacional en la entrega de los EE. UU. del canal a la República de Panamá. Lo recibió a nombre de todos sus conciudadanos doña Mireya Moscoso, quien era presidenta de la República en esa época.

El Gobierno nacional, en distintas épocas, se ha hecho eco del aprecio que la ciudadanía ha sentido siempre por Osvaldo Ayala.

Toda mi familia y yo consideramos a Osvaldo Ayala nuestro amigo. Lo vemos poco, pero siempre lo tenemos presente en nuestro pensamiento.

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