2024: desafíos y oportunidades

El cierre del 2023 fue estrepitoso, como expresión del año transcurrido. Al final, el gobierno logró imponer el presupuesto que elaboró improvisadamente. Digo imponer, porque se dilataron hasta último momento las sesiones extraordinarias y todo el proceso se fraguó para evitar el debate democrático.

La Comisión de Presupuesto ha perdido toda su legitimidad y en colusión perfecta se sumó a la jugarreta del ministerio de Economía y Finanzas, aprobando un presupuesto “ajustado” que termina siendo mayor al ejecutado en 2023.

Sin recortes al escandaloso presupuesto de la Asamblea ni restricciones a los recursos para la descentralización paralela, que es burda fuente de clientelismo y será espada de Damocles sobre los funcionarios actuales. Bien pensado, como herramienta política para los intereses reeleccionistas del vicepresidente de la República y los diputados.

Sin embargo, la ilusión del inicio de un nuevo año siempre abre las puertas para la esperanza.

Durante las protestas por el contrato-Ley minero, muchos mencionaban la necesidad de hacer una apuesta nacional por el sector turismo.

He señalado que buena parte del problema en el tema de la minería es que Panamá pasó a ser un “país minero” sin debate nacional, y pienso desde los 1990’s. Ahora, hemos dejado de serlo, a partir de las protestas y la decisión de la Corte Suprema de Justicia, pero también, sin un debate nacional. No podemos permitir que nos ocurra lo mismo con una de las grandes oportunidades que tenemos por delante. Panamá ha dado pasos muy importantes en el sector turismo a lo largo de los últimos 25 años. Ha llegado el momento de dar un salto cualitativo y significativo, si queremos convertirlo en una gran apuesta para el crecimiento y desarrollo nacional.

Las sinergias en ese sector entre lo público y lo privado son fundamentales. Requerimos estudiar rápidamente los cambios que está teniendo la demanda mundial del turismo. Cada vez más especializada y exigente. En un mundo donde hay cada vez más ofertas, pero, a su vez, también se agotan.

Estamos urgidos de ajustar el tipo de modelo turístico de explotación que hemos ido construyendo.

Al tiempo que se estudia la demanda mundial, se impone el estudio de las experiencias y opiniones de todos los que – a distintos niveles – han invertido recursos y esfuerzos en el sector turístico a lo largo de los años. Igualmente, de las comunidades que son impactadas por la antiguamente llamada “industria sin chimeneas”.

Esa expresión, ya anacrónica, me lleva a otro asunto pendiente de abordar. La sensibilidad ambiental ha quedado más que expresa, después de las protestas del año pasado. Un análisis ponderado del impacto ambiental en el mediano y largo plazo es muy importante.

Ciertamente, es un sector en el que se ha hecho mucho, pero, queda mucho por hacer y, para ello, necesita educación en la población. Es una apuesta – si queremos llamarla así – en la que debemos estar involucrados todos.

Está documentado internacionalmente que el turismo busca un servicio amigable con la naturaleza, con la cultura, con las tradiciones, que sepa atender al turista, al tiempo que, incorpora y respeta a las comunidades del lugar.

Panamá, debe aprovechar sus capacidades y larga historia de país pacífico para entender un mundo cada vez más complejo, confrontado y multipolar.

En el ínterin - como si fuera fácil - debemos enfrentar los grandes desafíos que como sociedad tenemos para con ellos asegurar nuestra paz social, que es activo principal para la apuesta turística.

Y digo, como si fuera fácil, porque con una seria, honesta y comprometida administración lo es. Aunque, son múltiples. Servicios básicos, agua, basura, seguridad pública; el abordaje del tema fiscal, el desmedido crédito público, la reforma a la seguridad social (IVM y calidad del servicio de salud) y educación.

Fortalecer nuestro sistema democrático con las reformas institucionales necesarias, pasando por un proceso electoral que permita expresar y respetar la voluntad popular.

En fin, tenemos grandes oportunidades, es solo salir a construirlas como país grande que sabemos ser.