• 13/05/2021 00:00

Recuperación

“La recuperación depende de todos, y cada uno tiene que asumir su responsabilidad y su rol. Desde el sector privado debemos procurar reactivar nuestras actividades […]”

En la medida que pasan las semanas y se profundiza el proceso de vacunación, las perspectivas de recuperación económica continuarán tomando fuerza. Las proyecciones para 2021 y hacia delante, en un contexto de haber controlado y aprendido todos a vivir con el cuidado que requiere la pandemia, pareciera que pueden ser favorables, por lo que todos debemos trabajar en la misma dirección. Aunque aparentan ser bastante optimistas, tanto el Fondo Monetario Internacional como el Banco Mundial han proyectado que la economía de Panamá registrará una fuerte recuperación en 2021, con un crecimiento real del producto interno bruto (PIB) que podría estar entre un 9 y 12 por ciento; más aún, recientemente el Ministerio de Economía y Finanzas confirmó que propias proyecciones para 2021 están dentro de este mismo rango. Habiendo perdido cerca del 18 % en 2020, esto significaría que habríamos recuperado cerca de la mitad de la producción perdida durante lo peor de la pandemia. Seguramente, con dos años más de un crecimiento promedio de 5 %, pudiésemos recuperar todo lo perdido en producción durante lo peor de la pandemia; sin embargo, el camino para la recuperación en indicadores sociales y de trabajo, es otra historia. Adicionalmente, y en gran medida, la recuperación depende de la confianza de los inversionistas y empresarios en nuestro país: confianza en el imperio de la ley, y esa confianza está muy golpeada por la severa crisis institucional que atraviesa el país.

A favor de una fuerte recuperación está nuestra aún diversificada economía (con la advertencia de que algunas actividades muestran claras señales de desgaste), y con perspectivas positivas de profundizar esa diversificación (EMMA, Agroexportación, Minería y Turismo relanzado); el sistema monetario basado en la utilización del dólar de Estados Unidos y la baja inflación; el sistema financiero integrado al sistema financiero internacional (con el reto inmenso de hacerle frente al blanqueo de capitales, en especial producto del narcotráfico y la corrupción); y la conectividad del país, producto de su posición geográfica. Otro elemento crítico para el desarrollo alcanzado ha sido la Inversión Extranjera Directa en la que, hasta 2019, Panamá se destacó como puerto seguro, y que hoy en día tiene como reto restablecerle la seguridad jurídica a la inversión directa más relevante que ha tenido el país -la actividad minera de Donoso.

El deterioro en materia de empleo es significativo y seguramente tomará mucho más tiempo su recuperación. El desempleo, que ya venía aumentando y que pasó de 5 % en 2015, a 7 % en 2020, justo antes de la pandemia, hoy alcanza cerca del 19 %. Con una población económicamente activa de aproximadamente dos millones de personas, esto se traduce en unas 400 mil personas desocupadas -un aumento de 225 mil, a razón de la pandemia. La informalidad, que sobrepasa el 50 %, afecta a más de 775 mil personas. Además, el país enfrentaba ya una grave crisis de capital humano en cuanto a las destrezas que el mercado laboral requiere y lo que como país estamos generando. Aquí la solución pasa por una decidida revolución en la EDUCACION, rediseñando los procesos educativos, capacitando a nuestros maestros y profesores, atrayendo el mejor talento y brindándole a nuestros jóvenes una educación de clase mundial, de manera que se desarrollen y valgan por sí solos -sin depender del Estado, y participando y exigiendo muchísimo más de nuestra democracia.

La Educación es la mejor vacuna en contra del populismo. La solución a los problemas no es aumentar el paternalismo ni pretender controlar y sobrerregular las actividades económicas -lo único que se logrará es espantar la inversión, y con esto los puestos de trabajo que la población requiere. Desde el control de precios de alimentos, pasando por la pretensión de regular los intereses bancarios, la educación privada, y más recientemente, los precios de las viviendas. Apuesto a que, si tuviéramos un mejor sistema de Educación, estas propuestas de corte populista no tendrían espacio, y fuéramos mucho más exigentes con quienes tienen la gran responsabilidad de legislar.

La recuperación depende de todos, y cada uno tiene que asumir su responsabilidad y su rol. Desde el sector privado debemos procurar reactivar nuestras actividades, trabajando con nuestros clientes, instituciones financieras y el resto de las partes interesadas para una reactivación efectiva. Recientemente, el sector privado ha presentado propuestas específicas a las autoridades que buscan acelerar la reactivación económica; a las autoridades les corresponde evaluar qué tanto estas propuestas se compaginan con su propio plan de reactivación, de manera que todos nos alineemos con un mismo propósito: RECUPERACIÓN.

Ingeniero, analista.
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