• 24/05/2021 00:00

Lotería Nacional: reflejo de la podredumbre de un sistema

“En un país presidencialista como el nuestro, la única solución antes de 2024 -si es que llegamos allá- la tenemos en Laurentino Cortizo Cohen. Para bien o para mal”

En un Gobierno “democrático” cuentan que el hijo del ministro de Salud, también médico, a cambio de agilizar nombramientos de colegas, cobraba el primer salario del beneficiado. Práctica normal de todos los Gobiernos, antes y después de la “democracia”. O un secretario de Comunicación de la Presidencia que cobraba 25 mil palos por conseguir una cita con el presidente. O un embajador en Filipinas que se enriqueció otorgando certificados de capitanes de barco a personas que ni siquiera habían montado en buque en su vida. O un diputado chorrerano, que tenía en su planilla a 12 saloneros de la Casa del Marisco, cobrando sus cheques cada quincena. O un diputado, noticia hoy, que lo agarraron con 10 cheques de sus “empleados legislativos” para cambiar en un Banco Nacional, quedándose con el dinero. Al que castigaron fue al cajero que hacía posible estos cambios sin verificar la identidad del dueño del cheque y permitir el doble endoso. Podríamos hacer interminable la cantidad de fechorías que los gobernantes, sus amigos y parientes han cometido a lo largo de la historia, estafando al fisco y robando a los ciudadanos panameños.

Durante Varela dijeron que pondrían orden con el desmadre de los notarios. Todo quedó allí. El negociado sigue. Las notarías son botines políticos: “Te doy la notaría, aunque no seas abogado, y tú designas quién será el testaferro que la maneje”. Dependiendo de la notaría, el beneficiario puede llevarse hasta 20 mil palos al mes sin mover un dedo. Tremendo negocio. Con eso hasta ministros y “otros” redondean el “exiguo” salario de 7 mil que teóricamente ganan al mes. En tiempos de Martinelli, nombraron en una notaría a alguien muy vinculado a él, que tenía de suplente al director legal del Idaan, que era quien atendía el trabajo notarial. Todo lo que ganaba la notaría se lo llevaba el titular que nunca iba.

Lo de la Lotería Nacional es la punta del “iceberg” de la corrupción gubernamental, que se expresa de mil formas. Es mucho más grave. Lo peor es que los gobernantes de turno han conocido esos desmanes, pero, por intereses políticos, guardaban sepulcral silencio. Ahora se conoce que no solo pueden haber estado cobrando ilícitamente el millonario “Gordito” repetidas veces, sino que, en todos, sí, en todos los sorteos, hacen trampas: en lugar de devolver los billetes no vendidos al mediodía, antes del sorteo, lo hacían hasta las seis de la tarde para así seleccionar los ganadores no vendidos y cobrarlos. Práctica repetida en muchas agencias de la Lotería. Con muchos cómplices en todos los niveles. ¿Castigarán a todos los culpables, desde el artífice de toda esta sofisticada trampa, existente desde antaño, hasta los cabecillas, dirigentes de un partido político? Mi respuesta es un rotundo NO. Vivimos en Panamá. Destituirán al desconocido cajero de Chepo y a la recién llegada secretaria en Arraiján. Punto.

La lotería paralela o clandestina es otro negocio millonario que se lo llevan los dueños de las casas grandes, antes conocida como la “bolita”. Me cuentan que en tiempos de Martín Torrijos hubo un director que pedía una gran suma de dinero para brindarle protección a las casas grandes. “Tú me das tanto a la semana y yo no te mando a la Policía para perseguir a tus vendedores”. Increíble. Eso también lo conocen las autoridades, cómplices por su inacción. Esto me huele a los tratos de protección de la mafia siciliana. Los directores hasta deben recibir “regalos” de su competencia ilegal.

Si el sistema económico está agotado, al ser Panamá de los países más desiguales socialmente de América Latina, en materia política estamos a un tris -si es que no llegamos ya- del escenario que permitió que Chávez llegará al poder en Venezuela. ¿Cuándo las clases dominantes se darán cuenta de los peligros que se ciernen sobre nuestra sociedad por su egoísmo, mezquindad y falta de visión? ¿Tendrán una pizca de inteligencia los que conforman hoy la decadente clase política nuestra para percatarse hacia donde nos llevan?

En un país presidencialista como el nuestro, la única solución antes de 2024 -si es que llegamos allá- la tenemos en Laurentino Cortizo Cohen. Para bien o para mal. ¿Podrá el presidente tomar decisiones drásticas como la plausible en días pasados de destituir al director general de la Policía Nacional por actos de indisciplina? Un paciente -el país- con un estómago muy descompuesto, solo se le cura con un buen purgante.

Analista político.
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