• 01/07/2021 00:00

Un centenario desafiando los tiempos

“Las relaciones de beneficios compartidos entre China y Panamá, […], serán estrechas e importantes en la medida en que fortalezcan esos vínculos en el respeto mutuo, el diálogo, la cooperación y la amistad inspirada en la búsqueda de los intereses conjuntos […]”

Un viejo proverbio chino dice: “El último paso de un viaje marca el punto intermedio”. El 1 de julio de 1921, en la concesión francesa en Shanghái, tuvo lugar la fundación del Partido Comunista, cuando una docena de soñadores, liderados por Chen Duxiu y Li Dazhao, convocaron el Primer Congreso Nacional del Partido Comunista de China (PCCh), iniciando con ello la gran evolución política en los destinos de ese país, que en cien años de recorrido ha dado un salto cualitativo de una sociedad feudal y campesina a una sociedad industrial.

El surgimiento del PCCh y el origen del Estado moderno asiático revelan la importancia del colectivo en el decurso de la historia contemporánea de China. En la tarea de revitalización política, sus líderes se empeñaron arduamente en la reunificación pacífica como objetivo supremo del sentimiento nacional chino. No solo salvaguardaron la independencia y la seguridad del país, sino que hicieron efectiva la transición hacia la construcción socialista, lo que permitió un desarrollo económico y cultural sin precedentes.

Desde 1949, con la fundación de la República Popular, China ha tenido una trayectoria coherente desde la adopción del Manifiesto Comunista al leninismo, el Pensamiento de Mao Zedong, la Teoría de Deng Xiaoping, la Teoría de la Triple Representatividad y la Concepción Científica del Desarrollo hasta el Pensamiento de Xi Jinping sobre el Socialismo con Peculiaridades Chinas de la Nueva Época.

De un convaleciente feudalismo en el siglo XX, el partido sacó al país de su economía estropeada por la guerra, creando la dinámica de la revolución socialista. Entre aciertos y errores, el PCCh transformó a una China decadente, caótica y sin rumbo cierto en el plano internacional, en un país próspero, con expectativa de progreso económico para su población, posicionándole en el concierto de las grandes potencias.

En 72 años de administración, el PCCh ha dotado a la República Popular de un Gobierno central, después de más de un siglo de sufrir rapiñas, corrupción dinástica y humillaciones impuestas por las potencias imperialistas. Hoy, este país está inmerso en un proceso de Reforma y Apertura, que le proyectará como potencia de alcance planetario en la primera mitad del siglo XXI.

La agrupación política se ha ido transformando en uno de los partidos más poderosos del mundo, porque, además de sus 95 millones de militantes, mantiene su liderazgo en la dirección de la segunda potencia económica mundial. Afianzando su soberanía alimentaria con la modernización de su agricultura, industria, comercio y finanzas, impulsando la apertura al exterior para consolidar el liderazgo político, sustentado en la clase obrera y media más grande del mundo.

Sin duda, el PCCh, exhibe en su centenario de existencia logros ostensibles, pues ha tenido una inteligente continuidad en el manejo de la realidad china, en un momento en que el país era relativamente atrasado, se planteó una estrategia de desarrollo que ha sacado de la pobreza a 400 millones de personas en 40 años, un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad.

Mientras que la Nueva Era, enunciada por Xi Jinping en el XIX Congreso Nacional del PCCh en 2017, es una concepción que promueve un cambio profundo, de eliminar las desigualdades, de generar un tejido económico importante para que toda la sociedad sea beneficiada con los resultados.

En el contexto actual, la iniciativa de la Franja y la Ruta promueve la cooperación, la unión de fuerzas y la comunidad de bienes, como herramientas para un crecimiento económico sostenible e inclusivo, con la construcción de infraestructuras básicas vitales de vías férreas, carreteras y puertos.

La nación china, inmersa en una Nueva Era, emprende una transición hacia otro tipo de sociedad rejuvenecida y modestamente acomodada, previendo los problemas, administrando las crisis de su crecimiento social, económico y ambiental, enfrentando los problemas de forma visionaria e inteligente, acompasada con la herencia histórica de una civilización milenaria que se moderniza sin occidentalizarse.

En un desafío de los tiempos, la diplomacia china se afianza en las tecnologías digitales, donde este país está tomando la delantera en las comunicaciones 5G e inteligencia artificial y cuenta con más diplomáticos que ningún otro país del mundo, con el respaldo en ultramar de una diáspora de 40 millones de chinos.

La China de hoy se adapta a los tiempos y afianza su protagonismo en el escenario económico y político internacional, que trata de asumir su ascenso económico como un competidor comprometido con el respeto de las reglas del comercio internacional, por tanto, las grandes potencias, Estados Unidos y China, están condenadas a un entendimiento para lograr la estabilidad económica, política y pacífica en el mundo.

No existe un solo Estado que pueda vivir aislado del medio con el que coexiste, Panamá, que es un vértice importante en el libre comercio internacional, proyecta sus acciones diplomáticas inspiradas en el mutuo respeto e intercambios en múltiples frentes, políticos, económicos y de cooperación.

Las relaciones de beneficios compartidos entre China y Panamá, como lo determinan la historia y la geografía, serán estrechas e importantes en la medida en que fortalezcan esos vínculos en el respeto mutuo, el diálogo, la cooperación y la amistad inspirada en la búsqueda de los intereses conjuntos de ambos países. De allí la importancia de enfatizar la cooperación en áreas tradicionales y emergentes como país beneficiario de la Iniciativa de la Franja y la Ruta.

En la visión de la política exterior, acorde con la dinámica mundial, Panamá asume la oportunidad histórica de atraer inversiones además de las estadounidenses, las europeas y asiáticas para la reactivación de su economía en el periodo pospandemia, revitalizando su liderazgo portuario regional, el Canal, su hub aéreo y sus ventajas estratégicas de conectividad para el progreso social del país.

Abogado y diplomático.
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