• 12/10/2021 00:00

Situación actual de los jóvenes indígenas: a 529 años de un supuesto descubrimiento de Abia Yala

“Apoyar a los jóvenes indígenas y no indígenas de nuestro país, para que, cuando se conviertan en adultos, alumbren a más generaciones de líderes productivos y llenos de energía e iniciativa”

Han pasado 529 años de un supuesto descubrimiento de Abia Yala, o América, sin embargo, aún continua en Panamá y América la colonización histórica, pero de tipo más moderno y tecnológico, porque los pueblos y comunidades originarias seguimos siendo víctimas de constantes violaciones de los derechos humanos y de los derechos colectivos por parte de los Estados y de las corporaciones empresariales nacionales e internacionales, incluyéndose la complicidad de los bancos multinacionales, que financian con recursos económicos megaproyectos sin el debido estudio y análisis, cuando se van a desarrollar en los territorios ancestrales de los pueblos originarios.

Al Estado le interesa dar licencias o concesiones para exploración y explotación de megaproyectos de toda índole en los territorios donde han habitado y habitan desde tiempos milenarios los pueblos y comunidades indígenas; sin el debido proceso del consentimiento, libre, previo e informado, a pesar de haberse ratificado en el seno de la Asamblea Nacional los instrumentos del derecho internacional de los pueblos indígenas, que son vinculantes y de cumplimiento por parte del Estado.

Ahora veamos la actualidad en pleno siglo XXI, la situación que enfrentan los pueblos indígenas y, de manera especial, los jóvenes de las comunidades y pueblos originarios del país.

Los estudios de pobreza en América Latina señalan que es consecuencia de la desigualdad histórica que persiste en nuestro tiempo, sus efectos se profundizan en los pueblos indígenas, especialmente en las mujeres, en las juventudes y en la niñez. El alto nivel de desigualdad tiene un alto costo. Aumenta los niveles de pobreza y disminuye el impacto del desarrollo socioeconómico destinado a reducirla y aumenta las tensiones sociales. Los actuales niveles de desigualdad en oportunidades en los ingresos, en los accesos a la educación, a la salud, a los créditos y a las capacitaciones, particularmente, afectan a las mujeres y hombres jóvenes de los pueblos indígenas.

La juventud de los siete pueblos originarios de Panamá está atravesando por momentos difíciles que llevan a dudar de sus propios valores y muchas veces caen en circunstancias difíciles, como el uso indebido de drogas, alcoholismo, deserción escolar, la gran incidencia del VIH - SIDA, la migración constante hacia los centros urbanos y, en la mayoría de los casos, no disfrutan de los derechos básicos, ya que tienen un acceso limitado a los servicios de salud, viviendas inadecuadas y sufren el desempleo.

El racismo y discriminación contra los jóvenes indígenas urbanos persisten, a pesar del carácter de cada vez más multiculturalidad en que se convierten las ciudades, los migrantes indígenas suelen tener dificultades para conservar su idioma, la identidad y cultura para tramitarlas a las generaciones más jóvenes. Por consiguiente, está en juego la pérdida del patrimonio y los valores indígenas, encontrándose con diversidad de obstáculos, lo cual tienen que enfrentar y vivir, ya que en sus comunidades de origen carecen de fuentes de trabajo y oportunidades.

Los sectores jóvenes de la población indígena representan los grupos más vulnerables de nuestro país y de mayor desventaja socioeconómica, ya que residen en un área de extrema pobreza; así lo comprueban diversos estudios realizados por la Contraloría General de la República, Banco Mundial y otros organismos nacionales e internacionales.

La población joven indígena de nuestro país ha carecido de una política gubernamental coherente, consistente, sistemática, de buena fe y de desarrollo integral dirigida a incorporar a la juventud para participar activamente en la identificación y búsqueda de alternativas en los programas que presentan a la población. Por lo tanto, esta carencia ha limitado a los jóvenes en la búsqueda de un desarrollo humano que les permita mejorar su calidad de vida, por lo que resulta una necesidad urgente para captar y capacitar a la población juvenil en educación formal y no formal, con el fin de prevenir a los jóvenes de caer en estos males.

El sistema educativo actual no responde a las demandas de los pueblos originarios, porque aleja a los escolares de su identidad cultural lingüística.

Urge la creación de una institución gubernamental que vele por los intereses de la juventud indígena panameña para que sea partícipe del devenir histórico del país.

Honrando a la juventud indígena en un día especial, haremos un reconocimiento implícito a los hombres y mujeres indígenas del país, estaremos incentivando, de manera permanente, a la juventud a tomar su papel protagónico en los actuales momentos y del futuro.

La Constitución Política panameña pone al Estado como guardián y primer promotor de los derechos y valores de la familia, de los ciudadanos, de la educación y de la juventud, así como impulsor de iniciativas para la erradicación de las enfermedades contagiosas y otros vicios sociales. Instamos al Estado, sector privado, sociedad civil y las entidades académicas a que abran las puertas a los jóvenes indígenas para que fortalezcan sus asociaciones y organizaciones que ellos propiamente dirijan. Apoyar a los jóvenes indígenas y no indígenas de nuestro país, para que, cuando se conviertan en adultos, alumbren a más generaciones de líderes productivos y llenos de energía e iniciativa.

Ex legislador de la República.
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