• 13/10/2021 00:00

¿Panamá debe sumarse a la lucha contra el cambio climático?

“[…] es importante que las políticas medioambientales y los acuerdos internacionales sean por un consenso de técnicos, más allá de los burócratas o activistas que buscan proyección internacional por encima de resultados tangibles”

Discutido desde las reuniones de los líderes mundiales, como la Asamblea General de la ONU que se efectuó del 21 al 27 de septiembre, hasta en las universidades de nuestro pequeño país, el cambio climático es, sin duda, el tema más conversado y debatido de nuestra generación en materia medioambiental. Ni siquiera el deterioro de la capa de ozono en los años 80 logró tal relevancia y repercusión.

De forma muy resumida, el cambio climático se refiere a las variaciones de la temperatura en la Tierra y sus posibles efectos, que van desde la elevación del nivel del mar por el derretimiento de los casquetes polares, hasta la alteración del comportamiento natural de los ecosistemas. Esto ocurre debido de las concentraciones de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera y la capacidad molecular de estos elementos en retener calor, siendo el más común y utilizado como parámetro de medición, el dióxido de carbono (CO2). Anteriormente este fenómeno era llamado calentamiento global, pero, por inconsistencias en sus datos y resultados, fue gradualmente cambiando de nombre, hasta llegar a lo que conocemos como cambio climático.

En la comunidad científica el debate hoy día no es la veracidad o no del cambio climático y sí el grado de culpa/responsabilidad que tiene el ser humano frente a este fenómeno, que inicialmente podría parecer una discusión filosófica, pero es muy importante su formulación para entender y dimensionar la acción del hombre frente a este problema, para así evaluar hasta qué punto son efectivas las medidas de mitigación de sus efectos.

Bajo este contexto, la pregunta que debemos hacernos es ¿realmente un país como Panamá debe invertir recursos, tiempo y energía en un problema que claramente es provocado por países industrializados al nivel de China, India o Estados Unidos?

Veamos el panorama mundial: en el top 10 de los países que más generan Gases de Efecto Invernadero figura, en 1° lugar, China, luego Estados Unidos, India, Rusia, Japón, Alemania, Irán, Corea del Sur, Indonesia y Arabia Saudita. Desde el punto de vista de las ciudades, la cosa cambia un poco y de las 25 que más producen estos contaminantes, 23 hacen parte de China, responsables del 52 % de las concentraciones de CO2 en la atmosfera, según la Frontiers in Sustainable Cities, y apenas dos (Moscú y Tokio) se encuentran fuera del país asiático.

En Panamá, con un área de 75 517 km2, durante el año 2019 se emitieron 11 634 kilotoneladas de CO2 a la atmósfera, con una generación por habitante de 2.75 toneladas. Países de menor tamaño, como Suiza (41 285 km2), emitió el mismo año 39 371 kilotoneladas de CO2, a 4.57 ton/hab; Países Bajos (41 543 km2) emitió 276 785 kilotoneladas a 11.65 toneladas por habitante e Israel (22 145 km2) generó 68 329 kilotoneladas, a razón de 7,96 toneladas por habitante. Hasta la isla de Taiwán (35 980 km2), teniendo la mitad de nuestro territorio, generó 276 785 kilotoneladas de CO2, más de 20 veces lo que se emite en nuestro país.

Analizando los datos, nos queda claro que las emisiones generadas en Panamá no representan absolutamente nada a la atmosfera, y es muy probable que lo generado en el país se diluya antes de incorporarse a la concentración mundial de CO2 (macroclima).

Viendo este panorama, ¿hace sentido seguir llevando una comitiva de representantes a las cumbres en Europa para “mitigar el cambio climático”, comprometerse a ser “carbono neutral” y crear políticas nacionales en base a esta pauta?

Con esto no quiero decir que no debamos tratar el problema del cambio climático, pero sería más estratégico dejar de poner ese norte en nuestros objetivos ambientales y enforcarnos en problemas más reales a nuestro contexto, como lo es la problemática de la basura, la protección de los mares, el manejo sostenible de los bosques y hasta la preservación de especies en peligro de extinción. Además, cuando hablamos de medio ambiente todo está ligado y tratar estos temas sería también una forma indirecta de “luchar” contra el cambio climático.

Entendamos algo, la forma como abordamos un problema es también importante para poder estudiar los resultados. Por ejemplo, el hecho de que reduzcamos en 5 % nuestras generaciones de CO2, no necesariamente quiere decir que mejoramos nuestra protección a los arrecifes de la vertiente del Caribe o que se mejoró la gestión en la recolección de desechos de la ciudad.

Por esta razón, es importante que las políticas medioambientales y los acuerdos internacionales sean por un consenso de técnicos, más allá de los burócratas o activistas que buscan proyección internacional por encima de resultados tangibles.

(*) Ingeniero, auditor/consultor ambiental y gerente de Medio Ambiente. Secretario general del Colegio de Ingenieros Ambientales de Panamá (Ciapan).

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