• 03/11/2021 00:00

Recreación musical de Chucho Valdés

“Celebrará, […], su vida artística y llena de creatividad con un concierto denominado The Creation, que tendrá lugar en la ciudad de Miami, el 5 de noviembre”

Dionisio Jesús Valdés Rodríguez, mejor conocido como Chucho, celebró sus 80 años a inicios de octubre. Celebrará, por tanto, su vida artística y llena de creatividad con un concierto denominado The Creation, que tendrá lugar en la ciudad de Miami, el 5 de noviembre. Se trata de un gran espectáculo que se basa en la música ritual, la santería, las tradiciones africanas y el “blues”.

Es un nuevo ejercicio propuesto por Chucho para sí mismo y su capacidad sinfónica, que, en el pasado, ha experimentado diversas experiencias con grupos a través de un amplio espectro de combinaciones, mezclas y fusiones rítmicas; siempre apegadas a los aportes afrocubanos y a sus variantes expresivas que tocan lo místico y juegan con un sincretismo cultural propio de su tierra caribeña.

Chucho ha impulsado un mundo de estímulos y sensaciones sonoras con sus largos dedos y unas manos enérgicas, cuando la interpretación lo ha demandado o tan meticulosa como para reproducir a Mozart o Chopin con todas sus complejidades sobre las teclas.

Al igual que su padre Bebo, hizo del piano un instrumento para reflejar la pasión mental que le sugirieran las notas. Vio a su maestro paterno dirigir las grandes orquestas habaneras y él desbordó los formatos clásicos para inspirar un nivel de ejecución en pequeños (trío de jazz a los quince años) y medianos colectivos como los Irakeres, hasta las grandes formaciones, precisamente del tipo de “Big Band” con el que trabajará en su próxima aventura.

Si alguien conoce las posibilidades armónicas de las grandes bandas: ese es él. Cuando aún no llegaba a los diez años, ya interpretaba el piano para entrar con un entusiasmo furtivo en Sabor de Cuba y luego, a inicios de los años 60, en el teatro Martí. Ya había tenido alguna iniciativa con su trío y desde allí extendió su carrera por escenarios, momentos de inspiración y siempre con innovaciones.

Así evoluciona desde la Orquesta Cubana de Música Moderna, Irakeres, los Afro Cubans Messengers, y luego el quinteto. Todo ello le permitió una producción en grupos y presentaciones personales que alcanzó unos 25 discos e innumerables grabaciones alrededor del mundo.

Algunas de sus mayores tareas han sido los encuentros de piano con figuras como Egberto Gismonti, Danilo Pérez, Gonzalo Ruvalcaba y también con su progenitor Bebo, con quien grabó Juntos para siempre.

Precisamente, cuando vino a Panamá, le entrevisté y al preguntarle sobre la influencia de su padre, en cuanto a la disciplina, explicó: “… Es una de las cosas más importantes que me dijo. 'El ser humano en lo que vaya a hacer, tiene necesidad de disciplina, constancia y estudio'. Además, todas las enseñanzas que me dio sobre música popular cubana, clásica, la composición y los conciertos musicales me sirven y servirán siempre”.

Esa constancia y sentido de búsqueda han sido recompensadas con múltiples premiaciones y reconocimientos. Sus discos han logrado siete “Grammy” y tres universidades en Canadá, Estados Unidos y Cuba le han conferido el doctorado “honoris causa”. Además, cuenta con una larga lista de distinciones. Ha sido merecedor de varios documentales que recogen su labor y su intensa capacidad de renovación.

Ha comentado que seguirá en esa profesión por mucho tiempo. En una reciente conversación con el diario español El País, cuando se le mencionó sobre el duende que invade a los entusiastas como él, contestó: “El duende se contagia, se transmite. Cuando hay emoción, los músicos sienten como que te están empujando y entramos en trance. Es como una corriente individual que se hace colectiva”.

Eso habla claramente sobre la percepción del oficio y sus capacidades. Por ello, recogió mentalmente todo el legado de su productiva juventud para dar este paso con The Creation, que nos alienta porque somos testigos de esta rica y madura etapa de su vida.

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