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- 18/11/2021 00:00
¿Azuero o Canajagua?
¿Se ha preguntado, qué significa Azuero?
El vocablo Azuero, no tiene asidero ni en la tradición ni en el folclor de ninguna de las dos provincias panameñas ubicadas en la península del suroeste del istmo centroamericano, situada entre el golfo de Montijo y el golfo de Panamá, llamada Azuero y de unos 9000 kilómetros cuadrados de extensión, aproximadamente.
Se sabe que se trata de un apellido, cuyo origen se remonta a la hermana República de Colombia, país que, después de Ecuador, mantiene el segundo lugar con el mayor número de personas con este apellido.
El caso de la denominación geográfica de “península de Azuero”, recae en un grupo de copartidarios del doctor colombiano Vicente Azuero y Plata, considerado por algunos como ilustre, por otros como traidor, a quien rindieron homenaje una vez fallecido.
Basado en los escritos de nuestro muy apreciado profesor Milcíades Pinzón Rodríguez, en 1944, se conmemoró el primer centenario de la muerte de este controversial colombiano. Debemos tener presente que, con ese mismo apellido, en el siglo XIX, se le llamó a la antigua provincia de Azuero, que comprendía las actuales provincias de Herrera y Los Santos. Dicha provincia existió del 8 de abril de 1850 al 9 de marzo de 1855, cuando la suprimió, mediante decreto firmado, el presidente encargado don José de Obaldía; es decir, su vigencia fue solo de cinco años.
Como hemos anotado, algunos colombianos del siglo XIX, estando en el poder, quisieron rendirle tributo a Vicente Azuero y Plata, porque entre sus actuaciones importantes están, que en 1821 ostentó el cargo de fiscal la de la fundación de la Gaceta de Colombia, que fue redactor del Código Criminal, actuó como ministro juez de la Alta Corte de Justicia de la República de Colombia y catedrático de Derecho Público en el colegio de San Bartolomé.
Para otros se mantendrá en duda la honorabilidad de Azuero, pues atribuyen su participación en el intento de asesinato de Simón Bolívar, la noche del 25 de septiembre de 1828, cuando “un grupo de colombianos quiso resolver con puñales el dilema entre leyes y dictadura”. Sin embargo, por otra parte, le reconocen el apego a las leyes y su desconfianza de aceptar los extremos poderes que se atribuía el Libertador para evitar la desintegración de la Gran Colombia. A la edad de 57 años, el 28 de septiembre de 1844, entregó su vida al Creador.
Los aciertos y desaciertos que pudo tener este ciudadano colombiano, nada tenían que ver ni tienen relación alguna con la República de Panamá, ni antes ni ahora y mucho menos con la región peninsular; para que luego de su fallecimiento se le asignara geográficamente el nombre Azuero a esta región tan llena de tradición y folclor auténticamente panameños. ¿Tan solo para homenajear e inmortalizar el apellido de un colombiano, quien nada tuvo que ver con ella ni con su gente y de quien se entiende jamás pisó el suelo de dicha región? No parece justo ni correcto.
Bien vale la pena y es hora de que nuestras comunidades de las provincias de Herrera, Los Santos y la parte sur de Veraguas, que forman parte de la península, como si fuera otra “independencia”, consideremos unirnos en una sola masa humana y dejemos en desuso la denominación de “azuerenses”, gentilicio o especie de “mote” que no forma parte de nuestras raíces, máxime cuando en ninguna parte de nuestras leyes o documentos históricos post separación de Colombia, está oficializada.
Sería interesante difundir esta inquietud y conocer el sentir de la ciudadanía en cuanto a si es lógico o necesario el cambio en la denominación geográfica de la península; para lo cual sería muy importante contar con los comunicadores sociales, emisoras de radio y televisión de todo el país, quienes se encarguen de difundir esta inquietud y unidos logremos un cambio lógico y necesario.
Además, motivar a las autoridades municipales, a los diputados herreranos, santeños y veragüenses para que, con una bien respaldada iniciativa legislativa, se designe geográficamente nuestra península con el nombre que sea elegido por la gente que allí vive o que se siente parte de ella, mediante un ejercicio democrático.
Propongo, porque siento y creo que, tanto a los herreranos como santeños, les sería muy agradable aceptar y llamar a esta hermosa península: PENÍNSULA DEL CANAJAGUA, en honor al macizo más popular y lleno de historias de la región; y al cual nuestros poetas, como el herrerano Bolívar Rodríguez y el santeño Sergio González Ruiz, le han cantado sus mejores versos. Es, sin duda, un nombre muy bien identificado con nuestros pueblos y sobre todo auténtico.