• 20/12/2021 00:00

Por los muertos y desaparecidos

“Tengamos mucho cuidado. A 32 años de la Invasión, nos toca hacer lo necesario por adecentar el país y librarnos de los males de la corrupción”

Mientras tenga este espacio o cualquier otro en donde pueda dar a conocer mi opinión, hoy, 20 de Diciembre, honraremos a los muertos y desaparecidos de la Invasión de los Estados Unidos a nuestro país hace 32 años. Ya habíamos señalado que: “1- no hemos madurado lo suficiente como para dejar de evaluar el violento acto de invasión sencillamente como el derrocamiento de la dictadura militar de Manuel Antonio Noriega (…). 2- por la fecha en que se dieron, van en contraposición con la usura y las especulaciones económicas y comerciales de la época”. Es de esa manera en que pretenden dejar en olvido a cientos de inocentes panameños.

Para los que suelen contextualizar los eventos en un marco muy restrictivo, la invasión del 20 de Diciembre de 1989 acabó con los años de dictadura y se reinstauró la llamada “democracia”. Eso ha sido suficiente para muchos y eso lo han repetido y repetido como papagayos programados durante estos 32 años. Pero en realidad acabó con mucho más. Acabó con un sentido de pertenencia y de compromiso con la nación, para fortalecer una conducta de individualidad destructiva que se refleja hoy en todos los círculos sociales.

Hoy, nos debatimos en un triste y desalentador ambiente político. El debate y la retórica no están al nivel intelectual de una nación que se jacta de estar encaminada a un sitial más elevado de desarrollo. El compadrazgo, amiguismo y el clientelismo son la norma establecida y no hay indicios de cambio alguno y eso ha conducido a la nación por la espiral de corrupción que hoy nos agobia.

El narcotráfico está fuera de control, ligado a la lucha entre carteles internacionales y pandillas locales que se pelean los mercados, los canales de distribución y el territorio. Se adelantan investigaciones sobre el blanqueo de capitales y la infiltración de la actividad en las estructuras económicas del país, de gobierno y peor aún, aparentemente en la administración de justicia.

En educación, desarrollo cultural y cuidado del ambiente tenemos graves problemas. Las restricciones por la pandemia se sumaron a un sistema educativo desfasado que ya amenazaba con mantenernos rezagados en cuanto al desarrollo intelectual de esta generación de panameños. El ambiente en que debemos vivir y en el cual nuestros vástagos deben crecer, está tristemente amenazado por un concepto y visión de desarrollo enmarcado en la construcción de edificaciones de cemento, acero y vidrio, en perjuicio de las necesidades de convivir en ambientes que conjuguen la comodidad con las necesidades naturales de supervivencia armónica con el planeta.

Muy pocos países han tenido la oportunidad de casi partir de cero como la tuvo Panamá. Oportunidad para reestructurar cada pieza que tiene que ver con las circunstancias de desarrollo de la nación. ¿Por qué no se aprovechó la destrucción de la institucionalidad para integralmente resolver los problemas en el sistema judicial? ¿Por qué persisten los problemas del sistema educativo? ¿Por qué los problemas en el sistema de salud? ¿Por qué los problemas de seguridad nacional?

En julio pasado, en un reportaje en La Estrella de Panamá, realizado por Adelita Coriat, señalo que: “Juan Planells, empresario, está decidido a revelar, a hurgar entre decenas de bolsas llenas de restos, con el único propósito de dar a conocer la verdad y que sirva también para que las próximas generaciones puedan conocer la historia completa, sin zozobra o números inflados a causa de la falta de información que solo ha generado rumores”. Todo esfuerzo es válido para aclarar lo sucedido y honrar a los muertos.

En grandes titulares se informó el viernes pasado que la Junta Directiva del Canal de Panamá entregó al tesoro nacional $2080.6 millones de los aportes directos del 2021. Esos dineros pasan a la caja común del Estado, como todos los años desde que el Canal pasó a manos panameñas, y en todos los Gobiernos se ha dado en algún grado, malos manejos de los dineros de todos. Tengamos mucho cuidado. A 32 años de la Invasión, nos toca hacer lo necesario por adecentar el país y librarnos de los males de la corrupción. Y en ese proceso, acordar la manera de conmemorar el sacrificio de todos los que se sacrificaron consciente o inconscientemente. Colocarlos en su justa dimensión, incluyendo a los desaparecidos y los muertos que hoy recordamos.

Comunicador social.
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