• 25/12/2021 00:00

Panamá reclama un nuevo liderazgo carismático

“¿Poseemos ejemplos de líderes carismáticos o puede usted identificar algunos en ciernes para formarse como tales y seguirlos ejemplarmente; ayudando a construir un Nuevo Panamá?”

“Diógenes, ¿qué buscas?”. “Estoy buscando a un hombre”. Pasaje callejero en la vida de este sabio griego, que, con una lámpara, alumbraba en las calles.

“Este tipo de lucha nos da la oportunidad de convertirnos en revolucionarios, el escalón más alto de la especie humana, pero también nos permite graduarnos de hombres”, Ernesto “Che” Guevara.

Las frases antes anotadas, expresadas por seres históricamente protagónicos, nos invitan a señalar el propósito de destacar el uso de la palabra hombre como un resumen de valores que caracterizaron circunstancial y conceptualmente el pensamiento dominante. Seguramente, para ellos, no significaba el resaltar una característica sexual anatómica; sino cualidades incomunes para situarse como líder por el accionar dentro de un contexto social; palabra originaria de los idiomas latín e inglés, que demanda un estudio etimológico. Demostrado está que, desde tiempos inmemorables, el ser humano, sin importar denominación e identificación característica de lo que hoy señalamos como liderazgo carismático.

Si aceptamos que liderazgo es el poder de guiar, dar o quitar, entonces esa manifestación ambicionada ha sido históricamente el primer motivo de las grandes luchas por el poder; cualquiera que sea. Sobre él se ha escrito con abundancia, con adición de estudios para aprendizaje; pues, está implícito en las relaciones humanas. Por ser tan abundante su contenido, lo cual demanda un espacio extenso para una consecuente caracterización de este, no considero consecuente redactar sobre su universo informativo en este artículo. Existen muchas clases de líderes; dentro de los cuales se destacan tres: carismático, democrático y autocrático; que no sería consecuente definirlos en este artículo, cuyo objetivo es estimular la presencia del liderazgo carismático en Panamá.

Para lo que demanda actualmente Panamá, proponemos la presencia de un colectivo con liderazgo carismático; poseedor de virtud en la comunicación, propositivo, saber escuchar, visionario, solidario, empatía, resiliente, reflexión crítica y seducción con valores visibles -especiales- que convencen y enseñan con su ejemplo. Es el que siempre dice “Vamos” y no “Vayan”. Es un ser incorruptible, con alta moral a prueba contra provocadoras debilidades.

Desde antes y después de Cristo, la historia humana está saturada con la presencia de grandes líderes carismáticos; y para muestra un botón: Mahoma, Buda, Pericles, Carlo Magno, César, Espartaco, Napoleón, Robespierre, Juana De Arco, Lenin, Gandhi, Churchill, Mandela, Bolívar, Martí, Hidalgo, Morazán, Mariátegui, Perón, Fidel Castro, Velasco Ibarra, Chávez; y faltan otros para que usted los ubique.

Seres que por su trayectoria-ejecutoria, pese a muchos aciertos y pocos errores, alcanzaron la jerarquía de arquetipos o paradigmas.

En nuestro amado Panamá, hemos poseído no muchos de ellos; y solo puedo destacar a Belisario Porras, Arnulfo Arias y Omar Torrijos, quienes superaron el llamado liderazgo circunstancial.

Empero, invito para que usted quite o agregue a quienes evalúe como dignos de ese calificativo; y con el valor de seguir viviendo después de muertos.

Demostrado está que el líder carismático se hace, no nace; en cuyo alcance influyen factores, con valor significativo, del habitual entorno; sentidas presencias que laceran la conciencia social y que son encarnadas en reducido núcleo-vanguardia para guía en la acción de recomponer lo anormal y guiar hacia la conquista de lo deseado colectivamente. Estos seres que, con un reflexionar sobre el deber voluntario para cumplir su misión como líderes en la lucha por la conquista de lo dignamente soñado, son capaces de soportar todo rechazo-dolor con aceptación natural de la muerte mediante sacrificio violento.

Desde los inicios de nuestra vida republicana, por influencias externas y realidades injustas que afectaban la dignidad, se sembraron manifestaciones como instrumento para crear una conciencia libertaria. Detengámonos en los primeros centros educativos y la calidad de sus docentes; cuya presencia influía en producir una juventud ilustrada, con dominio de lo universal en el conocimiento humano. Hubo un liderazgo que se centró en las aulas institutoras y normalistas; tan rebelde y contestataria que, sorprendida la clase oligárquica, la hizo víctima de violentas represiones. Recordemos la lucha inquilinaria, el rechazo del Convenio Filos-Hines, que proponía ceder 123 bases militares a EUA, la exigencia -propuesta para transformación de la cúpula militar-castrense de la Guardia Nacional, la Operación Soberanía y la exigencia, el 9 de Enero-1964, para izar nuestra bandera en los sitios públicos de la zona canalera.

Lo anterior debe enseñarnos que el liderazgo no reside en un cargo-rango-autoridad, sino en una jerarquía que se gana con un ejemplo inspirador-carismático.

Entonces cabe la interrogante ¿cómo formar nuestros líderes carismáticos, guiadores para un nuevo orden socioeconómico? La respuesta es sencilla para ese proceso:

1.- Extraigamos el ejemplo del modelo educativo sembrado a inicios de la República; que se ha relegado para producir tecnócratas -con mentalidad de frustrados asalariados y resentidos, por no ser protagonistas de su propia vida.

2.- Estimular los valores morales, mucho más que los materiales; desde la niñez-adolescencia. Reinstaurar, en las escuelas, la asignatura Ética y Moral. Debemos destacar los valores trascendentes -personales- y no las debilidades madres del delito.

¿Poseemos ejemplos de líderes carismáticos o puede usted identificar algunos en ciernes para formarse como tales y seguirlos ejemplarmente; ayudando a construir un Nuevo Panamá?

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