• 02/02/2022 00:00

Educación básica obligatoria hasta duodécimo año

“Hay mucho por hacer, es la educación un pilar fundamental de cambio, para esta juventud, aún rescatable y para el progreso de nuestro país”

Por lo general, leemos, continuamente, que la participación de los jóvenes en sucesos lamentables de violencia, como el robo, hurto, sicariato, pandillerismo, narcotráfico, asesinatos, va en aumento; jóvenes de 15-18 años que desertan de la educación, en premedia y media 60 mil estudiantes de 2020, inician una peligrosa vida delictiva, que termina con muchos años en prisión o asesinados por contrarios.

Este fenómeno social de delincuencia juvenil responde a razones culturales, sociales, económicas y políticas. Entre los factores sociales asociados a la deserción está: el consumo de drogas, flagelo que incide grandemente en la decisión del estudiante en abandonar sus estudios, el embarazo a temprana edad limita las posibilidades de estudio, ya que la mayoría de las estudiantes embarazadas se ven obligadas a desertar del sistema educativo, el pertenecer a una pandilla, así como el “bullying”, son factores desencadenantes para la deserción, la pobreza extrema como factor social influye grandemente en la decisión de los estudiantes en desertar debido a las limitaciones de pobreza que los jóvenes afrontan. En relación con el factor cultural, la separación de los padres, al igual que el tipo de familia al que pertenecen los estudiantes, es un motivo de deserción escolar. Este accionar se centra en los barrios marginados, donde imperan las bandas y todas sus contradicciones internas.

Parte de estos jóvenes, con edades promedio entre 15-18 años, permanecen reunidos en los parques, callejones, veredas, construyendo los móviles necesarios para su acción delictiva que les exige la pandilla; allí son confrontados por la policía, que luego de discutir, deben dejarlos libres, ya que no están cometiendo ningún delito.

Una de las propuestas preventivas para que nuestra juventud no caiga en los terrenos del delito de las bandas, es hacer obligatorio los estudios de décimo, undécimo y duodécimo año, esto no le permitirá seguir reuniéndose en los parques ni callejones, dado que su deber es estudiar, por lo tanto, es de su responsabilidad culminar su período final de bachillerato.

Hoy, la educación básica obligatoria alcanza hasta noveno grado (14 años), por lo tanto, presentaré un anteproyecto de ley que haga la educación básica obligatoria hasta duodécimo año. A los jóvenes de 15, 16 y 17 años hay que sacarlos de los parques, callejones y veredas e introducirlos a sus estudios, es mejor aprender de los libros que aprender a usar armas y cometer delitos. Obviamente es responsabilidad de los padres de familia mantener inmersos a los hijos en el sistema educativo y así evitar dolor y penas que trae la delincuencia. Solo así la policía podrá destrozar las reuniones delictivas en los callejones y parques y obligar a estos jóvenes a asistir, por obligatoriedad, a sus estudios.

Entiendo que anexo a este proyecto hay que desarrollar políticas gubernamentales para combatir la adicción a las drogas, al alcoholismo y la irresponsabilidad con sus prematuras familias. Hay que romper el nexo con su pandilla y reforzar los criterios culturales y morales familiares tradicionales. Hay que hacerle entender que el mundo es más que las calles del barrio, que solo hay el mercado de las drogas y que los problemas entre bandas se arreglan con sangre y bala. Hay que enseñarle que se puede vivir más de 35 años, que no siempre debe tener en la cintura la 45, que no todo circula alrededor de la “pichi”, que hay juventud profesional, deportistas y artistas que vive mejor y sin el miedo a la bala y a la banda enemiga.

Siempre habrá el camino del estudio, solo así podrá crear nuevas perspectivas de desarrollo profesional y de negocios. Hay mucho por hacer, es la educación un pilar fundamental de cambio, para esta juventud, aún rescatable y para el progreso de nuestro país. Hay que buscar la felicidad, no puede esta juventud seguir en el oscurantismo y el miedo, hay familiares, amigos y un país que la necesita, hay que desarrollarle ese potencial económico que tiene para sí y para las demás generaciones que vienen.

Diputado de la República, PhD, Recursos Humanos.
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