• 24/02/2022 00:00

Refundación

“Según el TE, al 10/12/21, el refundador, Otro Camino Panamá, llevaba 46 615 inscritos. El PRD, […], el primer día de su inscripción alcanzó más de 50 mil firmas de nuestros conciudadanos”

Si EE. UU. decidiese usar su poderío militar contra la corrupción, después de “invadir” necesariamente su propio país, tendría que hacer lo mismo con cada uno de los países que conforman América Latina y, acto seguido, con el planeta entero. Panamá no sería la excepción, pero tampoco el primero. Esto no consuela, por cierto, pero también es verdad que aún no se crea la vacuna 100 % efectiva contra ese “virus pandémico”. Mala y triste noticia, pero de obligada ponderación, cuando aparecen mesías autoproclamados que se venden como la cura de dicha enfermedad. La historia nos enseña que el mejor antídoto contra este azote es el combate diario contra sus tentáculos y eso no puede lograrse estando ausente.

Los aires refundacionales no son nada nuevo en política. Muchos países lo viven o lo han experimentado. La realidad es que ya se ha recorrido bastante camino y las tesis de revoluciones como única solución contra ese lastre de la libertad, han quedado en el sendero de la derrota y más bien, han frenado el crecimiento de la cultura democrática. La lucha contra el “statu quo” no es la lucha contra los conceptos básicos de la vida republicana y en democracia, sino contra los excesos, desvíos y abusos que se cometen bajo su amparo. Lo demás es demagogia y fomentar utopías en las masas.

Sacar la nariz de las entrañas del tiburón para olfatear el ánimo de la población frente a esta lacra social, puede producir el entrampado de la capacidad popular para minimizar y controlar la corrupción. El pueblo panameño, muy contagiado de este virus, cierto, ha demostrado en varias ocasiones épicas que sabe empinarse sobre aquel. Las náuseas que genera la existencia de un andamiaje legal utilizado para disimular la corrupción e impedir el castigo ejemplar de sus adláteres, provoca que el desaliento subyugue la voluntad y así se despeje la vía para los corruptos. Se necesita también que la medicina descienda de los dirigentes, por lo que se impone escogerlos muy bien, en un ejercicio electoral sensato e institucional. Es aquí donde el clientelismo nubla las visiones; donde el trabajo es más duro; donde nacen los verdaderos héroes que pueden hacer sangrar a este monstruo de mil cabezas.

El combate contra la corrupción aquí empezó hace rato. Algo han hecho diferentes administraciones para someterla. Unas más que otras. Por fuera queda la noche larga bajo el imperio ejecutivo empresarial del Capo, por supuesto. Que, además, no volverá. ¿Que los resultados aún no satisfacen a toda la población?, no es óbice para sostener con objetividad que desde arriba se permite o se estimule. Toca ser cuidadoso con lo que se propone para combatir este extravío. La efectividad demanda responsabilidad y esta requiere ecuanimidad y voluntad de negociar con “tirios y troyanos”.

Creer que las intervenciones pasionales, histriónicas y puritanas constituyen la antesala de las soluciones, es un grave error en política. Solo conduce a que las medidas que se adopten para combatir esa lacra no pasen de ahí y al final no solo sigue igual el tema, sino que empeora. Según el TE, al 10/12/21, el refundador, Otro Camino Panamá, llevaba 46 615 inscritos. El PRD, con visión evolutiva y ejemplar de la historia, el primer día de su inscripción alcanzó más de 50 mil firmas de nuestros conciudadanos.

Abogado, embajador de Panamá en Chile.
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