• 10/03/2022 00:00

El negocio de la política

“Para lograr (la) unión, debemos preparar, [...], un plan de ideas básicas para gobernar y que, tras ese plan, podamos sumarnos todos”

Los últimos tres Gobiernos, supuestamente de signos contrarios, han salido más efectivos en cuanto a la corrupción pública que ningún otro. Ello no exonera a los anteriores, antes y después de 1989, de la parte que hicieron por acción u omisión para alentar ese costoso flagelo social.

Desde el Gobierno de Ricardo Martinelli las compuertas de la indecencia y el descaro se abrieron de par en par. Aquello de que “robó, pero hizo”, caló mucho más hondo de lo que pensamos. Lo vemos en las encuestas. Hasta a los diputados les puso precio para que se cambiarán de tolda. Muchos de los que con él laboraron, han estado presos y en todo tipo de problemas judiciales. El asunto es tan grave que hasta los hijos del exmandatario están encarcelados en Estados Unidos por iguales causas y se espera que pronto se conozca en esos tribunales foráneos, más efectivos que los nuestros, el nombre de los amigos de esos muchachos que también recibieron millonarios beneficios de sus trastadas alrededor de ese corrupto Gobierno.

Allí golosearon el poder también las mismas cúpulas de los supuestos opositores. Los panameñistas y el PRD con Martinelli; los vimos con todos los dineros que el PAN les distribuyó sin que rindieran cuenta. Los de Cambio Democrático y el PRD con Varela, que hasta financió la elección de su “opositor” Pedro Miguel González como secretario general de su partido. Ahora todos siguen lucrando del Gobierno PRD. La reciente aprobación de opositores a la reelección indefinida de la corrupta administración de la Unachi, así lo demuestra. En la Asamblea solo hay tres independientes que hacen permanente oposición. Como si fuera un submarino, se estaciona el Molirena, otro silente beneficiado del negocio de la política.

Esos partidos han demostrado ser todos iguales y, aunque con diferentes cuotas, dependiendo de quién presida el país, se reparten los negocios públicos, porque la política ha terminado de ser eso: un gran negocio. No es verdad que Benicio Robinson haya acumulado todo su poder desde que Cortizo está gobernando. Ha sido un “trabajo arduo” y permitido en varias administraciones. Ahora vemos que la exdiputada Dana Castañeda, hoy subsecretaria general de la Asamblea Nacional, tiene muchas rutas del transporte en Coclé, obtenidas hace más de 10 años cuando Martinelli gobernaba, que nadie ha hecho nada para quitárselas. Pancho Alemán, así calladito como se ve, tiene desde muchos años atrás todo lo relacionado con la Lotería, entidad que, aunque plagada de escándalos desde los tiempos que su anterior presidente, Sergio González Ruiz la regentaba, nadie se atreve a tocarla. Es como un pacto entre diferentes sectores de la mafia en que han convertido la política: “Tú no me tocas y yo jamás te tocaré”. Hay otros actores menores, como el Partido Popular, que también recibe, aunque mucho menos por su casi insignificante valor. Me aseguran que hasta se ha hecho “amigo” del vicepresidente Carrizo.

Como van las cosas y si dejamos todo igual, 2024 no será el año en que se revertirá el concepto de que “la política es un negocio” que tendríamos que acabar para hacer viable el futuro del país. No creo que los panameños quieran que este tipo de agonía persista por mucho tiempo más, porque al paso que vamos, pareciera que la codicia de algunos quiere acabar con lo que queda del país. Y ello no lo podemos permitir.

Afortunadamente, hoy se escuchan en el país muchas voces que claman por la promoción de un Gobierno en 2024 alejado de las cúpulas políticas que tanto daño han hecho al país en los últimos 30 años. Que promueva un cambio profundo para dar acceso al manejo de la cosa pública a los mejores y más capacitados, sin responder al capricho de algún dirigente corrupto.

Eso lo lograríamos si todos los que queremos un cambio de esa índole nos unimos, aunque en el pasado hayamos militado en toldas diferentes. Hay gente honesta en todas partes, hartas de aquellos que han convertido la política en un vil negocio. Para lograr esa unión, debemos preparar, cuanto antes, un plan de ideas básicas para gobernar y que, tras ese plan, podamos sumarnos todos. Ese trabajo le compete a los que se consideren con más liderazgo para aglutinar a todos los que queremos un Panamá menos corrupto y más justo y solidario.

¡Cuenten conmigo!

Abogado, político.
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