Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 18/04/2022 00:00
Dineros para la guerra... ¿Y para la paz?
Ok. Vamos a masticar bien lo siguiente para que no nos afecte mucho el estómago. Los medios internacionales, y en particular el Washington Post, de donde obtuve el siguiente extracto, dieron cuenta el jueves pasado de que, a 50 días de iniciada la guerra entre Rusia y Ucrania, “El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto de los Estados Unidos, dijo al Congreso que Occidente ha entregado 60.000 armas antitanques y 25.000 armas antiaéreas a Kiev. El Pentágono ahora está haciendo planes para llevar artillería adicional, drones de defensa costera y otro material a Ucrania. La Casa Blanca anunció el miércoles un nuevo paquete de $ 800 millones que incluye helicópteros y vehículos blindados de transporte de personal”.
La nota del Washington Post deja otras anotaciones muy interesantes, cuando señala que: “El presidente Joe Biden nunca planificó para una guerra como esta. La suposición era que Rusia conquistaría rápidamente gran parte del país, por lo que Estados Unidos estaría apoyando una insurgencia ucraniana de baja intensidad y latente. En cambio, la resistencia exitosa de Ucrania ha llevado a una lucha convencional continua de alta intensidad, con un consumo prodigioso de municiones y un intenso desgaste de activos militares claves”.
Qué buena noticia para los que viven de la industria de la guerra. No es ironía, porque cuando se vende un producto se quiere saber que le dan uso. Así el cliente regresa y más aún tomando en cuenta la noticia publicada el pasado 18 de marzo de 2022, o sea, hace apenas un mes, en la cual William Hartung, que se identifica como un “analista de defensa” que cubre la economía de los gastos del Pentágono, escribió en la revista Forbes el trabajo titulado “We're #1: The U.S. Government is the World's Largest Arms Dealer” (Somos el número 1: el Gobierno de EE. UU. es el traficante de armas más grande del mundo). El “honroso” lugar es el resultado de un análisis realizado por el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, que publicó su análisis anual del comercio mundial de armas. Estados Unidos ocupa la posición número uno por un amplio margen, seguido por Rusia, Francia, China y Alemania, que, sumados, representan el 77 por ciento de la exportación de armamentos entre los años 2017 y 2021.
Hay muchas voces alrededor del mundo que han marcado, con molestia, el hecho de que existen varios otros conflictos ocurriendo en el mundo que amenazan la vida de miles de personas y que los medios masivos de comunicación han decidido obviar a cambio de mantener en el radar de la opinión mundial el tema de Ucrania. Igual, la semana pasada, Naciones Unidas anunció que destinará 100 millones de dólares de su fondo de emergencia humanitaria “con el fin de ayudar a seis países de África y Yemen, que se enfrentan a un aumento del hambre como resultado de la guerra en Ucrania (…). El dinero se repartirá entre Somalia, Etiopía, Kenia, Yemen, Sudán, Sudán del Sur y Nigeria”.
Los informes para el año 2021, señalan que los Estados Unidos, irónicamente, es el país que mayor aportes da para apoyo humanitario alrededor del mundo, con un aproximado de 8.3 mil millones de dólares. (Su presupuesto de defensa para el 2022 fue de 753 mil millones de dólares).
Cuando uno se sienta a ver, por ejemplo, una de esas sesiones del Congreso de los Estados Unidos, en donde los altos rangos militares justifican lo que hacen alrededor del mundo, es precisamente el momento en donde el estómago puede que se nos enferme, como advertí al inicio de esta columna. Hay una perversidad casi indescriptible en el comportamiento del liderazgo mundial en el uso de los recursos que al final, bajo una perspectiva global, deben ser de todos y para todos. Trillones de millones de dólares al servicio de la destrucción y el control forzado de los recursos de unos para beneficio de unos cuantos. Y las migajas para el hambre y el sufrimiento de los menos aventajados.
Las vidas afectadas en Ucrania no son más o menos importantes que las del esfuerzo que realiza la ONU con los 100 millones, o más o menos importante que el sufrimiento de otros alrededor del mundo. Pregúntense a dónde o en qué sería mejor destinar esos dineros para la guerra.