• 17/10/2022 00:00

Pensando en los tiempos del futuro

“En la contienda politiquera que se avecina, tampoco hay candidato que demuestre una condición de estadista; alguien que vaya a gobernar para todos y los del futuro”

Vamos de nuevo: aproximadamente 4.5 millones de habitantes. Tercera década del siglo XXI. El territorio nacional unificado bajo una sola bandera. Sistema educativo desfasado y el sistema judicial en mora con la sociedad. Sistema de Salud inadecuado (por decir lo menos) para atender a la ciudadanía eficientemente. Gastos innecesarios del erario por parte de funcionarios electos o designados y un larguísimo etcétera. Señalamientos de muchos sectores para definir los pasos e iniciar las correcciones con urgencia.

Todas las semanas, en todos los medios disponibles (tradicionales o redes sociales) se desgastan las voces y los dedos de los que hacen señalamientos generales o puntuales, cuestionamientos válidos o para figurar. También están los que ofrecen alternativas para la rectificación. Hay optimistas irremediables y los que aún tenemos dudas razonables sobre el futuro. En términos generales así estamos y nuevamente vale la pena revisar puntos anteriormente señalados.

Lo que vivimos se subraya con un sentido egoísta de convivencia. El mal uso o abuso de los bienes de todos por parte de los que ejercer el poder, tienen que ver con el Yo de ahora, el yo inmediato de minúsculos grupos y gobernantes que solo piensan en ellos. Poco o nada tiene que ver con una visión de futuro para todos.

En la contienda politiquera que se avecina, tampoco hay candidato que demuestre una condición de estadista; alguien que vaya a gobernar para todos y los del futuro. Limpiar los desmanes de hoy para que los de mañana puedan concentrarse en construir y afianzar una sociedad en donde los menos afortunados, tienen igual o más que los afortunados de hoy.

Con eso no me refiero a bienes materiales, me refiero a una visión de comunidad y de mundo que tiene como centro de rotación una mejor condición de vida, repito: para todos. Una educación visionaria y superior a tono con el nuevo milenio. Una visión cultural y de inclusión, fundamentada en las ciencias y las posibilidades reales de la humanidad de seguir trabajando para resolver los problemas que nos aquejan y amenazan y no dejarlo a las invocaciones y plegarias a entes desconocidas y sublimes. Seguir quejándonos todos los días, mientras nada serio ocurra, no nos abrirá el espacio necesario para pensar y trabajar para que los tiempos del futuro sean mejores, aunque no nos toque a nosotros.

Existen lecciones de visión compartida en el libro de Yuval Noah Harari: “21 lessons for the 21st Century” (“21 lecciones para el siglo 21”) publicada en el 2018. Lecciones que deben llevar a la reflexión profunda de los que piensan tomar el liderazgo de la Nación. Lecciones que ciudadanos intelectuales y visionarios, como Harari, tienen sobre lo que es necesario para avanzar a la comunidad mundial por los retos desconocidos que aún nos aguardan en este nuevo siglo. Una comunidad mundial de la cual nosotros, los habitantes de este país corrupto, formamos parte.

Harari teoriza (armado de una increíble cantidad de información en todos los campos del saber), sobre varios temas que ya son retos u oportunidades que los países están confrontando: terrorismo, libertad, equidad, justicia, educación, la posverdad, nacionalismo, guerra, religión, laicismo, ignorancia, etc., todos explorados a profundidad.

En sus planteamientos, por ejemplo, sobre los retos tecnológicos, fundamentado en las exploraciones científicas que se realizan en los avanzados centros de investigación del primer mundo, Harari señala que: “La revolución en biotecnología y tecnología de la información nos permitirá controlar el mundo dentro de nosotros y nos permitirá diseñar y fabricar vida. Aprenderemos cómo diseñar cerebros, extender vidas y matar [suprimir] pensamientos a nuestra discreción. Nadie sabe cuáles serán las consecuencias”. (Qué bueno sería “suprimir” ese impulso por ser corruptos que muchos llevan de manera innata).

Lo expuesto en esta obra deja un mal sabor porque para nosotros las consecuencias son perceptibles. Los centros de poder ven las posibilidades a futuro de ese párrafo citado, a su parecer los humanos que sirven y los que no, y lo peligroso es que, además, lo enmarquen bajo la lupa del racismo y el sectarismo social que no hemos superado.

El análisis es discutible, pero el camino está trazado. Al final, quedaremos fuera de cualquier condición de supervivencia planetaria, porque aquí las desventajas son más que las ventajas. No nos lideran visionario y por esa conducta, muy poco quedará de nosotros como sociedad.

Comunicador social.
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