• 09/12/2022 12:18

"Ayacucho, la última gran batalla"

En una España convulsa, liderizada por el Rey Fernando VII miembro de la dinastía de los Borbón, las disputas entre absolutistas y liberales, agregaba mucha división a la corona

En la medida que iba creciendo el año de 1824, las piezas del ajedrez tomaban posición a ambos lados del Atlántico.

En una España convulsa, liderizada por el Rey Fernando VII miembro de la dinastía de los Borbón, las disputas entre absolutistas y liberales, agregaba mucha división a la corona.

Entre tanto en América, Simón Bolívar consolidaba su liderazgo, con acertadas designaciones como las de Antonio José de Sucre y la valentía en combate de José María Córdova.

Mientras, en el Perú, en Lima la ciudad de los Virreyes, un alzamiento de la alta oficialidad destituye al 39° Virrey Joaquín González De La Pezuela Griñán y Sánchez de Aragón Muñoz de Velasco, tirando por tierra sus planes de defender a la ciudad de Lima como un punto de fuerza en el territorio y es sucedido en el cargo por José de la Serna y Martínez de Hinojosa,

La llanura de Ayacucho, cercana a la cordillera de Condorcanqui, con un nombre muy particular en lengua Quechua que significa “El Rincón de los Muertos” fue el escenario de la última de las grandes batallas de liberación de América.

Por el Ejército Unido Libertador del Perú, acuden 5,300 hombres, dirigidos por el futuro Mariscal Antonio José de Sucre, los enfrentan 9,300 soldados del Ejército Real del Perú, bajo el mando del Virrey José de La Serna, y poco después reemplazado por General César José de Canterac Orlic y Donesan.

La derrota del ejercito Realista en Junín el 6 de agosto de 1824, acelera el proceso de liberación, las constantes deserciones, la falta de alimentos y las enfermedades provocan la movilización desde Cuzco al encuentro con el destino final del dominio español en América en las llanuras de Ayacucho.

Desde el día 24 de noviembre de 1824, los observadores de ambos ejércitos se divisaban, mientras los estrategas de ambos bandos hacían planes para la batalla que ya se tornaba inminente. Así se iban ubicando, tomando posición en el terreno.

El 9 de diciembre de 1824, a las 09:00 am con ventaja tanto numérica como de posición el Ejercito Real del Perú inicia la batalla. Malas decisiones, falta de previsión, pero sobre todo mucha más voluntad y heroísmo por parte de los aguerridos patriotas no solo llevan al triunfo y libertad del continente, también toman prisionero al Virrey de la Serna y consiguen la rendición del General Canterac, quien se ve obligado a firmar la Capitulación de Ayacucho, cediendo todos los derechos y así poder regresar a España.

Toma dos años mas desarticular completamente el dominio español en tierras americanas, con la última rendición en la fortaleza de el Callao, sitiada y hostigada al punto de hambruna.

A la distancia de 198 años de este evento, rendimos tributo a quienes dieron ese paso en firme por la libertad de América. 

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