• 12/12/2022 00:00

DDHH y la carrera diplomática en Panamá

“Hoy, en Panamá, no existe el respeto a las normas nacionales y menos a las internacionales, pues no se respeta la Convención de Viena 1963 sobre Relaciones Consulares y en la cual todos los funcionarios deben ser de carrera [...]”

Cada 10 de diciembre, se concurre al escenario de celebración de un aniversario más, desde que las generaciones que nos precedieron impulsaron la Carta Universal de los Derechos Humanos, la segunda generación de Derechos Humanos, válgame la redundancia, en un momento en que la humanidad se debatía entre continuar gestando hostilidades o simplemente garantizar la supervivencia de la especie; otorgándoles derechos para que nunca más se volvieran a repetir o siquiera pensar en violentar derechos inalienables, propios e intrínsecos al ser humano.

Uno de esos grandes de la historia, de la tierra istmeña fue precisamente quien impulsara este cuerpo de normas universales, nuestro insigne Ricardo Joaquín Alfaro Jované, estadista, escritor y diplomático panameño, a quien rendimos honores los 15 de agosto, por ser el Padre de la Diplomacia Panameña y de quien poco replicamos sus ideas de una Carrera Diplomática que debe estar al servicio del Estado y no de un Gobierno en particular, menos de intereses foráneos.

Supo dar el paso en favor del pueblo, la soberanía y su posición estoica le valió el respeto de las masas, al renunciar como ministro de Relaciones Exteriores y luego denunciar las negociaciones a espaldas del pueblo del acuerdo de bases de 1947, que devino en la toma de la Asamblea Nacional y en el rechazo de los Filós-Hines o acuerdo que le permitía a los Estados Unidos continuar con los más de 100 sitios de defensa y bases militares en nuestro territorio.

Es importante acudir al archivo histórico de nuestra propia Cancillería y leerse la evolución de nuestro ministerio, para sentirse que las acciones que a veces hacemos tienen efectos y pueden servir o, por el contrario, dañar a terceros.

Hoy, acudimos a un escenario que se observa de como políticos, en este periodo de administración de Gobierno, “llámese Embajadores”, han hecho de las suyas al violentar los Derechos Humanos de colegas, que algunos habrán tenido la confianza de buscar asesoría u otros es sabido por comentario de corrillo, cual fariseos esperando la crucifixión; y en la cual se encuentran en total indefensión, no se les brindan garantías a sus procesos y pareciera que hay una muy mala intensión al aplicarle alguna de las noventa y nueve sanciones o como dice nuestro reglamento diplomáticamente “faltas”.

No se trata de bochinches de patios, cual poema de Demetrio Korsi, pero resaltando una frase que me quedó siempre de mi profesora Saldarriaga, “el peor de los peores de nuestros Diplomáticos de Carrera, será siempre mejor que el mejor de los políticos”, deberíamos rendir un homenaje a esta insigne docente, por tan sabias palabras.

Hoy, en Panamá, no existe el respeto a las normas nacionales y menos a las internacionales, pues no se respeta la Convención de Viena 1963 sobre Relaciones Consulares y en la cual todos los funcionarios deben ser de carrera; en Panamá eso no sucede, pues cada lustro político se acude a un festín por ver quién logra el mejor consulado, mientras se ignora a los profesionales, otra vez la élite del mandato.

Lo que queda por analizar es que se están cometiendo abusos en nuestra carrera y pareciera que se intenta destruir o desprestigiar la misma, que no le conviene a la clase política que gobierna y que al ser parte de la misma élite no le convendrá a futuro como tener un servicio exterior que se deba al Estado y no al Gobierno de turno. Contrario a lo anterior, sucede en Brasil, pues todo su servicio exterior es de Carrera Diplomática, ejemplos de sobra existen del buen funcionamiento de este cuerpo profesional de Brasil, para el próximo mandato del presidente electo, Luis Ignacio Lula Da Silva, su ministro de Relaciones Exteriores, aparte de ser embajador de carrera, como lo son todos, es el actual embajador de Brasil ante el Estado de Croacia.

De lo anterior solo queda ser solidarios con todos los compañeros víctimas de injusticias, como el escribano este lo ha sido en el pasado lejano y, aunque se nos pueda señalar de que “defenderte es no tener el nivel diplomático”, sepan que siempre sabremos seguir adelante y que nuestro conocimiento legal, estará al servicio de todo aquel que sienta que sus derechos son vulnerados.

Recordemos que nuestros derechos no solo son demandables antes las instancias judiciales internas, sino que, lamentablemente, para nuestra querida Panamá, existen mecanismos internacionales que garantizan nuestros Derechos Humanos.

Recuerden que “los Gobiernos pasan y el hambre queda” y, como decía mi abuela, “hay que guardar pan para mayo”.

(*) Tercer secretario de la Carrera Diplomática y Consular, abogado de la Universidad de Panamá, especialista en Derecho Administrativo y Derechos Humanos.
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