• 21/03/2023 00:00

Martín Torrijos y la democratización del PRD

“Hoy por hoy, en el momento que nos ocupa, el colectivo de Omar ha retrocedido a épocas que creíamos ya superadas”

En la década de los noventa del siglo pasado, el Partido Revolucionario Democrático (PRD) pasó por una metamorfosis en su esencia. Luego de ser señalado por sus detractores como una “máquina nutrida por la burocracia estatal, cuyas decisiones se tomaban en los cuarteles”, por su realidad histórica de haber sido creado desde el Gobierno y como un “brazo político” de los militares, el colectivo de Torrijos se convirtió en el primero en poner a disposición de su membresía la totalidad de su oferta electoral.

Esas elecciones internas de 1998, luego de que se llevara al colectivo a una estrepitosa derrota unos meses antes en el referéndum constitucional sobre la reelección presidencial, constituyeron un ejemplo de civismo y de ética política para la sociedad y para el resto de las agrupaciones políticas del espectro nacional. Aquel aparato nacido desde el oficialismo como instrumento electoral, manejado por la comandancia militar, abandonaba la “dedocracia” para que fuese el pueblo matriculado en su registro el que tomase las vitales decisiones sobre su oferta electoral. En aquel momento se eligió al joven Martín Torrijos como candidato a presidente para el torneo electoral de 1999.

Bajo su conducción del PRD, Martín asumió la tarea de profundizar las prácticas democráticas. Inclusive se manejaron propuestas de que las autoridades del Gobierno de partido fuesen electas directamente por la membresía y se abandonase el sistema de delegados. Esta se rechazó por inconveniente, pero lo que se mantuvo fue someter a elecciones primarias todos los cargos sujetos a elección popular. Se incluyó la totalidad de los miembros que ocupasen en aquel momento cargos como electos. Se entendía que si habían hecho bien sus tareas, la membresía votaría por ellos nuevamente. Nunca se habló de temores al castigo de los afiliados.

Hoy por hoy, en el momento que nos ocupa, el colectivo de Omar ha retrocedido a épocas que creíamos ya superadas. La utilización de la planilla gubernamental como recompensa por los votos conseguidos, el exacerbado clientelismo y los tentáculos de la narcopolítica han penetrado sus estructuras. Con esta realidad, toda idea de una renovación democrática dentro del partido se desvanece como simple ilusión. La sugerencia de que Martín participe en unas internas bajo estas condiciones es malsana, ya que lo único que lograría es legitimar este “melodrama” a costa de su liderazgo y de su integridad. Sencillamente, las condiciones en el PRD de hoy no existen para una contienda interna justa.

Continuemos, entonces, por la senda que señaló Omar y que dista mucho de la praxis de esta administración. Llevar la permanente consulta con todos los actores de la realidad nacional, desde productores, obreros, empresarios, profesionales hasta políticos de otros colectivos, incluyendo cada sector de la sociedad, para superar esta grave crisis y brindar respuestas al país entero.

Abogado y analista político.
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