• 25/05/2018 02:00

El alto costo de la vida y su impacto en los panameños

‘[...] se requiere de una efectiva organización de todos los sectores afectados por estas alzas, con el propóscoito de hacer un frente común en contra de estos aumentos sin control [...]'

Hace poco escuchaba un programa de radio en donde los oyentes participaban con llamadas telefónicas. Distintos ciudadanos se refirieron a la mala práctica de algunas compañías de cable, telefonía e Internet que aumentan cada año el costo de la mensualidad, sin discreción de ningún tipo, afectando a los usuarios. Estas denuncias caen siempre en el vacío, porque no existe en este país un ente o autoridad que detenga este abuso por parte de empresarios, que les importa poco, o casi nada, la situación económica de los nacionales.

En el caso de la televisión por cable, muchos ciudadanos han decidido contratar este servicio, no por lujo, sino, porque presentan canales infantiles, culturales y familiares, cuyo contenido no se difunde en las televisoras locales, salvo algunas excepciones. Todo parece indicar que es más rentable la emisión de programas carentes de sentido educativo en horario familiar que los destinados a promover en la niñez y juventud valores significativos. Las generaciones de los setenta y ochenta recuerdan la proyección en espacio matutino y vespertino de cómicas en ‘la hora de los pelaos', series familiares y programas en ‘vivo', como: ‘El dos busca uno', ‘Sábado con Martínez Blanco' y ‘Éntrese a ganar', entre otros, que reunían a la familia por medio de un sano entretenimiento.

Los panameños debemos enfrentar, similarmente, el elevado costo de los alimentos en carnes, leche, aceite, legumbres, frijoles, cereales, etc., con precios distantes del salario mínimo y medio de los trabajadores. En relación a lo expuesto, se percibe desde hace años en nuestro país una política de ganancias excesivas por parte de dueños de cadenas de supermercados, que se hacen cada vez más millonarios con la necesidad de alimentación del pueblo.

A los alimentos, se suma la educación, hace poco los padres de familia tuvieron que volver a encarar los gastos escolares que cada año son exorbitantes. Ciertas editoriales aumentan anualmente el precio de los textos, sin que ninguna autoridad educativa las supervise. Detrás de este perjudicial proceder se ha planteado la existencia de todo un negociado de distintos planteles que les exigen a los acudientes comprar nuevas ediciones de libros, sin mayor diferencia del año anterior, imposibilitando que hermanos y parientes puedan utilizarlos en distintos años.

No podemos dejar de indicar en este tema los aumentos excesivos e inconsultos de la matrícula en la educación particular, de las mochilas, colegiales, uniformes y útiles, que encarecen la educación. A estos aumentos citados, que no son todos, incorporamos los de la gasolina, electricidad, telefonía, transporte, recreación y sano esparcimiento familiar (cines, restaurantes, etc.), medicamentos, servicios de salud y vivienda, esta última con precios casi inalcanzables para los sectores populares.

En la medida en que tengamos gobernantes y políticos con intereses en la industria, banca y comercio, que reciban patrocinios en campañas electorales de estos grandes consorcios privados, que son señalados como responsables de la asfixia económica del pueblo, jamás podremos solucionar el problema de los elevados precios.

Los candidatos presidenciales del 2019, deberían presentar en sus plataformas de trabajo el plan que indique cómo pretenden resolver el alto costo de la vida, por medio de propuestas concretas y en tiempo estipulado. Se hace prioritario en este orden patentar un compromiso público destinado a ponerle un alto al ‘juegavivo' de determinados empresarios, quienes cada vez que, por mandato de la Ley, se aumenta el salario mínimo, tienden a traspasar a la población este incremento que deben darle a sus trabajadores. Esta situación, que es vista por algunos ‘connotados' como algo ‘normal y justo', ubica al ciudadano común en un estado de total indefensión con respecto a los dueños de los medios de producción, que no están dispuestos a perder el más mínimo centavo de sus abultadas ganancias.

En el término inmediato, se requiere de una efectiva organización de todos los sectores afectados por estas alzas, con el propósito de hacer un frente común en contra de estos aumentos sin control que impactan la calidad de vida de miles de panameños, quienes hacen lo imposible cada quincena para que su presupuesto alcance en los gastos del cotidiano vivir.

ABOGADO – HISTORIADOR.

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