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- 02/11/2022 00:00
Avanzar hacia una economía verde y digital
Estamos en una era caracterizada por la aceleración de la transformación digital, donde el ritmo de una economía verde es mucho más lento que el de una economía digital y esta ha generado un impacto en el medioambiente.
El concepto de economía verde (EV) se introdujo en 1989, en cambio, la economía digital (ED) se inició a mediados de 1990, producto de la masificación de internet; y ED llegó para quedarse, dado que representa una cuarta revolución y continuará siendo el motor expansivo de la economía mundial.
Corea del Sur se fortalece con la implementación de más empleos, mayor uso de inteligencia artificial, y se propone ser un país con cero emisiones para el 2050. Colombia, Chile, también han empleado una hoja de ruta, para mejorar el bienestar después de la pandemia. Perú cuenta con una implementación de políticas públicas de crecimiento verde, a raíz de la Alianza para la acción hacia una EV “PAGE”.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) define la EV como “aquella que da lugar al mejoramiento del bienestar humano e igualdad social, mientras que se reducen significativamente los riesgos medioambientales y a la escasez ecológica”. Esta conecta la intersección entre lo social, lo económico y lo ambiental, aludiendo a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
La recuperación tiene que ser, para el caso de América Latina, verde, digital y enfocada en la gente, dice Sergio Díaz-Granados, presidente ejecutivo de la CAF. “La base de la reactivación debe tener lo digital... y debe tener a los jóvenes y a las mujeres también en el centro de la acción, los dos mercados laborales más difíciles de romper la inercia del desempleo”.
El ministro de Ambiente de Panamá destaca la necesidad de tomar acciones para superar la emergencia y recuperación pos-COVID, con un enfoque basado en la economía verde, para lo cual el país construirá un sistema nacional de monitoreo y evaluación de la adaptación a este modelo, que permitirá verificar avances en las medidas de adaptación al cambio climático en comunidades, ecosistemas y sistemas productivos.
La recuperación económica de Panamá debe atender a los tres aspectos centrales de la economía verde, pero no es evidente en el marco de sus políticas actuales la convergencia de los aspectos que promuevan el crecimiento económico, los beneficios sociales y el impacto ambiental. Panamá está compuesta por un 65.4 % de cobertura boscosa, un 32.5 % de otras tierras y 2.1 % de cuerpos de aguas continentales; sin embargo, en los últimos siete (7) años, se perdieron 56 369.49 hectáreas (ha) de bosque, lo que nos indica que el impacto ambiental de las actividades económicas está teniendo un alto costo para el país.
En conclusión, una economía verde con implementación digital es una estrategia global para enfrentar esta crisis y su posteridad; además, busca mantener el equilibrio, con una recuperación sostenible y resiliente; con ayuda de innovación de tecnología para lograr hacer más con menos.